ESPECTACULOS
WINNING TIME

El nacimiento y redención del show de la NBA

Con el sello de Adam McKay, responsable de Don’t Look Up y cerebro parte de Succession, llega la serie que narra la historia de Los Angeles Lakers que cambió para siempre el entretenimiento durante de los años 80 en Hollywood.

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Recreación. El relato juega con la textura del VHS y otros formatos a la hora de mostrar aquellos sucesos. Sus personajes rompen mucho la cuarta pared. | gza. hbo max

Son un gran fan de los Lakers, he ido a muchos juegos y me gustaría seguir yendo” dice Adrien Brody, el actor ganador de un Oscar por El pianista, y agrega “cuando era joven, y pateaba las calles de Los Angeles sin un peso todo era a su manera muy divertido”.No está solo en esa idea que genera, en sus actores y sus responsables, la serie Winning Time: The Rise of the Lakers Dynasty, la recreación del momento en que el magnate Jerry Buss toma las riendas del famoso equipo de básquet y al mismo tiempo viven su momento de gloria o su surgimiento nombres como Kareem Abdul-Jabbar o Magic Johnson. Básicamente, el momento que muchos consideran el nacimiento de una forma de entretener desde el deporte. El mismo Brody, que interpreta al entrenador Pat Riley, sigue: “Sentí siempre que esta época que contamos, los Lakers ganando o jugando finales casi durante toda una década, fue muy impresionante. Estamos hablando del nacimiento del deporte como espectáculo, donde los deportistas se rozan con las estrellas de Hollywood. Pero también esta ese elemento demente que tiene el deporte cuando es épico. Lo humano detrás de la celebridad, del ícono, es algo que siento me impresiona. Cuando uno crea determinada estatura como ídolo, no debe ser fácil vivir ahí adentro. Y eso aplica seas el dueño, el entrenador o el mejor jugador, o el segundo mejor jugador de la historia del basquet”.  

El gran Jerry. Uno de los milagros de la serie de HBO Max es John C. Reilly, una bendición que aquí aparece aprovechada como nunca antes. Reilly habla sobre su rol: “Jerry, mi personaje, basado en Jerry Buss, logró que los Lakers fueran una marca más reconocible en Los Angeles que el propio gobierno de la ciudad. Todos sus años, toda su dedicación: era un hombre pobre en Wyoming que pasó a tener un doctorado en fisicoquímica, y de ahí a enseñar en la universidad para después convertirse en un magnate de los bienes raíces, y cambiar el edificio Chrysler por Los Angeles Lakers. Eso sí que es una vida. Y una historia que solo puede darse en los Estados Unidos. Esa es una cosa que solo puede suceder en Estados Unidos: esa idea de nacer en el barro y ser el rey de algo. Yo también soy de una familia muy humilde, y que ahora me vean como celebridad, nunca lo entendí…siempre me sentí un impostor. Puedo entender a Jerry, siento que a mí siempre me subvaloraron. El camino detrás mío está lleno de gente que me subvaloró. A Jerry le paso eso. Entonces me fue muy fácil relacionarme con ese personaje, al menos con esa cruzada. Soy un producto de Chicago, de su parte humilde, y amo poder contar historias como esta”.

El actor Michael Chilkis, famoso por la serie The Shield, interpreta a la leyenda del equipo Boston Celtics en la serie refuerza y retoma esa idea Reilly: “Algo así solo podría haber sucedido en los Estados Unidos en los 80. Un millonario, feliz, fuera de sí, excéntrico, llamado Jerry Buss decide alterar el deporte para siempre. Entendía que Hollywood era también una cuna para modificar el deporte y cómo se lo vive para siempre. Tenía los cojones. Tenía los millones. Y confiaba en un deporte que nadie veía con los ojos que él los veía. Lo que Buss hizo en el básquet tuvo una influencia crucial en el deporte moderno”. Se explica: “De ahí nace la NBA actual, pero también la idea del show más grande del mundo dentro de una arena, de una cancha, de un estadio. Las rivalidades de aquel momento se hicieron todavía más grandes: eso sumó un ingrediente crucial, los Boston versus los Lakers se odiaban en la cancha, se daban con todo. Fue un momento extraño en el tiempo más extraño. Hoy todo es más tranquilo, pero ahí se mezclaba marketing con sexo, drogas y rock n’roll. Un cruce de circunstancias que sólo puede darse en Los Angeles en ese momento. Y por eso es una serie: es una saga que es imposible de creer para quienes no conocen la historia”. 

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La huella de Mckay. Adam McKay se ha convertido en uno de los directores más celebrados de Hollywood. Es uno de los responsables de esta adaptación del libro homónimo en que se basa la serie. McKay, realizador de Don’t Look Up, copiloto de Will Ferrell en sus mejores comedias y uno de los padres fundadores de la serie Succession, ya ha generado un estilo por su forma de mostrar la realidad jugando desde el cine. Reilly, viejo colaborador de la troupe del director, sabe que no había forma que dijera que no al proyecto: “Este relato encastra de forma natural en el universo de McKay, tanto que no había chance alguna que no aceptara hacerlo. Él es la razón por la que yo la hice. Adam no estaba buscando esto, eso lo sé. No quería dirigir un episodio como finalmente sucedió. Llega este guión y lo lee, y quiere hacerlo. No puede con él, con su genio, con sus pasiones. Se habla a cámara, que es casi una marca de Adam”. 

No termina ahí: “Hay un mundo de energía masculina donde las mujeres son en realidad las que mueven las cosas. Si ves otros trabajos anteriores de Adam, como El reportero, Ron Burgundy se trata de un universo masculino excepcional, fuera de la norma. El guión original era algo que iba a tentar a McKay. Y el hecho que Adam, con quién ya trabajamos mucho, estuviera involucrado hizo que yo me sintiera más libre para aceptar el papel. Me hizo perder todas las dudas al respecto. Sabía que podía hacerlo. Amé el personaje cuando lo leí, pero que Adam estuviera de capitán me hizo dar cuenta de lo gigante que era lo que teníamos. Me ofrecieron el rol siete días antes del rodaje, y la única razón por la que acepté fue saber todo lo que Adam puede hacer. Es una suerte que el mundo lo está descubriendo”.  

Para cerrar, Reilly admite: “Nos metemos en aspectos muy privados de nuestros personajes. Como actor siempre pensas en que es un personaje… pero saber que este tipo tiene una familia, que puede ver esto, por alguna razón esta vez se sintió distinto. Es una responsabilidad extraña. De repente pensé cosas que antes no pensaba: ¿qué pasa si alguien cuenta la historia de mi vida? Siempre es algo que me impresiona, y esto dicho, ellos eran dos figuras públicas”.

 

Los jugadores estrella 

QUINCY ISAIAH: “ La producción me ayudó mucho a entender como interpretar a Magic Johnson era impresionante entrar a esos mundos que armaba el equipo. El pelo, las camisetas, todo, cada rincón hablaba. Era hermoso en ese sentido. Se estaba en ese lejano lugar. Pero, ante todo, Magic Johnson es un ícono. Es conocido en todo el planeta. De repente me veía hablando de estas historias, con gente que lo conocía. De gente que tenía una historia de Magic, una idea de Magic. Él es alguien nació del deporte y se convirtió en un empresario y leyenda del deporte ¿cuán enorme se puede ser? Tenía cines, tenía Starbucks…creó un imperio siendo inteligente. Yo lo conocía así, por lo que el hecho de interpretarlo joven, más torpe, lejos de ese modelo, fue muy extraño”. 

SALLY FIELD (Jessi Buss en la serie): “Hay tanto dentro de esta serie. Habla de la cultura en Los Angeles, sea la cultura negra, la cultura de los negocios, ser una mujer en ese momento. Cuando leía el guión, terminaba llamando a mi hijo y preguntandole: ¿sabías que esto había pasado? Yo estuve ahí, y no me entere de nada. Me encanta descubrir pequeñas cosas de aquella era, o confirmar algunas que ya sabía pero se decían puertas adentro. Hay mucha verdad en la serie. Yo tuve que navegar ese mundo, y sé que era difícil. Ya había peleado mucho en ese momento. No fue fácil. El salto de la TV al cine fue tremendamente cuesta arriba. Los 80, después, llegó un momento más tranquila, de navegar, y eso no implica que no tenía que trabajar tres veces más que otro para conseguir un rol (no solo por ser mejor, si no porque Hollywood es así de feroz).