ESPECTACULOS
‘¿Quién dijo que la H es muda?’

Fútbol, barrio, pasión y adoquines

Perfil
. | CEDOC

Seguro  en algún momento cruzaste de una u otra forma Parque Patricios o Pompeya. Recorriste sus puertas y viejos malvones.  Y allí, donde las calles ya derramaban el tango, nació alguna vez Huracán.

Diría que donde nació “el globo” había nacido el tango. Casi como hermanos siameses a la espera de una resolución nunca encontrada. La magia hizo que hasta el propio Homero Manzi, que antes fuera parido en Santiago del Estero, viviera en Pompeya. Lugar donde también estudió. Y lo haría en la misma escuela donde ya algunos alumnos habían fundado Huracán, el Colegio Luppi. Y sería el gran Homero, “el quemero” de  la poesía tanguera de aquellos tiempos.

En el mismo colegio en que se funda Huracán hacen sus letras Julián Centeya y Homero Manzi. Allí comienza tu grandeza, Huracán. Tú estirpe tan particular, que es hija del humo de la quema que tiñó tú nombre y tú propia historia.

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Todo se entrecruza mucho porque los límites son borrosos e indefinidos, como los que existen entre Huracán y San Lorenzo y también entre Parque Patricios y Boedo. Como los existentes entre el radicalismo y el peronismo dentro del propio corazón y en la cabeza de Manzi.

Y si…

Huracán es fútbol, barrio, pasión y adoquines con suela y tango. Y como de verdad sos todo eso, vale la pena contar tu historia. Porque a través de ella puedes recorrer la tuya. Como lo he comprobado en mi memoria, con mis acciones y mis dolores.

Así lo hicimos Fernando y yo. Entusiasmados en la reconstrucción de nuestros recuerdos fuimos escribiendo y rearmando nuestras fragmentadas fotos llenas de alegrías y emociones. Poco a poco fue apareciendo la luz en una familia construida para la ficción. Una familia que vive en la historia de un barrio y de un club. Una vida propia que es además parte de la historia de nuestro país.

En definitiva la vida misma de tu equipo de fútbol, con sus aciertos y errores. Con sus triunfos y frustraciones. Con todo aquello que se hace carne en ese instante único e irrepetible. A ello se sumarán nacimientos, pérdidas o la incorporación de nuevos miembros a una familia que construirán con sus nuevos nombres. El gran museo de una memoria familiar. Todo ello junto a los dolores de la historia propia del país construirán una identidad, una forma, un espacio no reseteado sobre el cual nunca se claudica...

Esa familia goza de un personaje central el “Loco Álvarez”  quién narra para no olvidar. Lo hará día a día. Comenzará con una pregunta que dispara desesperadamente ¿Quién dijo que la H es muda? Necesita dejar testimonio a nuevos profetas de una mirada local, bien quemera. Así lo hará con Miguelito, su sobrino. Nacido en la maternidad Sardá como reafirmación de una localía no entregable. Miguelito, mantiene la llama encendida de los Álvarez. El discurso de los Álvarez es historia pero también presente. Es navegación en el recuerdo pero también cuestionamiento a la globalización en el deporte. A las formas neoliberales de entender el mismo, al soportar las “marcas” en tu camiseta o para el loco Álvarez el lograr entender que vale más un jugador por la cantidad de camisetas vendidas que por los goles realizados.

Es un gol, un robo, un campeonato “afanado” pero también  un amor, un nacimiento, un sufrimiento. Es la alegría acompañada del llanto y la dedicatoria siempre para quienes ya no están.

¿Quién dijo que la H es muda?  es un homenaje al Globo pero también a toda la patria futbolera.

* Co-autor y director de ¿Quién dijo que la H es muda? La obra se presenta en el teatro Azul de Av. Corrientes 5965. Cuando juega Huracán no hay función.