Increíble” dice Dolores Fonzi. La pregunta era simple, pero quizás inevitable: el estado del cine argentino, justo en las últimas semanas de diciembre. La entrevista se realizó el mismo día que Argentina 1985 quedaba en la lista corta del Oscar 2023 (aunque todavía no se sabía la buena noticia al momento de este diálogo). Apenas unos días después del triunfo de la selección argentina en el Mundial. Es decir, hay felicidad en el aire. Pero principalmente, Fonzi y Cecilia Roth la tienen ahora Las fiestas, la película de Ignacio Rogers que las reúne, que las vuelve a juntar, y que también las pone en escena junto a con Daniel Hendler y Ezequiel Díaz (Roth siendo la madre, ellas y él los hijos que a regañadientes acceden a pasar navidad y año nuevo juntos). El estreno nacional del verano que viene siendo Las fiestas es una película sensible, de actores y actrices en el mejor sentido. Una gema que pasó por varios festivales, y finalmente llega a las salas. una película que justifica lo que Fonzi afirma y celebra. Y es la misma actriz, que este año estrena su primer film como directora, Blondie, la que hace un analisis de ese instante tan particular de Argentina y de nuestro cine: “En 2022 tuvimos el ejemplo de Argentina 1985 que está rompiendo todos los parámetros a la hora de las nominaciones…los Golden Globe, Critic’s Choice Awards, Goya y no para. Está pasando algo con la Argentina, la copa, el cine. De hecho el domingo de la copa del mundo, algunos decían ‘ahora vamos por el Oscar’”. Y se suma Roth, que viene de ser parte de un documental sobre Tequila, banda de su hermano Ariel, y otro sobre Iron Mountain: “Eso sucede porque no hay hecho políticos que unan, no hay más. Las situaciones que nos unen, con el país, todos juntos, generan eso”. Fonzi: “Hay una necesidad de unir la grieta, que viene con los materiales, con la situación del deporte, como se maneja la selección y se manejó todo el Mundial. Argentina 1985 y su manera de relatar ese hecho histórico, que no se fue de un lado ni del otro. Se empieza a habitar el gris en el que antes quedaba una grieta muy marcada, una sensación: estamos hartos de la grieta, de que nos separen y desunan. Hay algo que es claramente mejor cuando estamos todos juntos, entonces empieza como debería haber pasado, o debe pasar, tirar todos para el mismo lado”. Suma Roth: “La selección es un ejemplo en todo, el equipo, en unión, en amor, en trabajo, en tirar todos para el mismo lado, en no tener competencia. Es el único ejemplo que veo desde donde agarrarse”.
—¿Qué es lo que las conmueve de la propuesta que hace la película Las fiestas?
CECILIA ROTH: Todo me conmueve a mí de la película. Me conmueve el hecho de ser madre, es muy conmovedor y en esta película particularmente, la necesidad de volver a reencontrarse con los hijos, sobre todo cuando se quieren mucho más de lo que creen. Es una manera muy emocionante de ver lo que es la familia, como las cosas más intensas, las más profundas, que te atraviesan, tienen que ver con la familia, con lo más primario.
DOLORES FONZI: Hay un algo de fondo, una intensidad, un transfondo con la madre, de hijos que no pueden dejar de ser hijos, con una cosa de comedia…
R: Para mí también…
F: Me causa gracia estos cuatro, y como cada uno armó su personaje, son adultos pero son adolescentes. Hay algo en la familia atípica que me parece fascinante.
—¿Cómo trabajaron juntos para generar esa dinámica considerando tanto del film depende de su dinámica intím?
R: Trabajamos mucho antes, ensayamos un montón, llegamos con la escena ya montada prácticamente.
F: Llegamos muy trabajados. Contábamos con la confianza que no teníamos, con Ceci, con Dani, con Ecchi. Todo ese vínculo de confianza nos sirvió, pero hubo que marcar un tono, y ahí Ignacio fue crucial. Hubo que trabajar el tono.
R: Hubo que encontrar la cadencia general, cuál era el colchón.
F: Cómo romperle a la madre el diálogo para meterle vida entre los diálogos.
—Hablan de la familia, ¿qué sienten que define a la familia en este momento del mundo?
R: Es complicado, es medio nazi decir la familia es la sangre. Es al revés. Tu hermana de la vida, a quien elegis, y tu madre y padre, de una relación que depende de vos y de ellos. Si yo tengo que decir quien es mi familia, sumó mucha más gente de la que es. Hay mucha suma de mucha gente que es mi familia
F: Es el entorno que te contiene para poder despegar a otros lugares. Mi padre, mi madre, mis hermanos, mis hermanas, mis amigos, mis amigas, mis hijos: hay algo que te contiene y que es importante tener para no mandarte cagadas. Hay algo de la familia y la red, donde siento que lo importante es tu grupo de pertenencia, no importa si tenes padre, madre o nada, que te sostenga y que quieras sostener. Estar en todas, ser una red. Si no, es la orfandad de vínculos, que siento es algo que hace la vida más difícil, más dura y más complicada.
—Dolores, vos estás por estrenar tu primer largo como realizadora, Blondie, y Cecilia, tenes planes de estrenos que vienen. Les pregunto entonces ¿qué tipo de historias sienten que les gusta contar en este momento?
F: No tengo una pretensión con que decir, porque no creo que en los mensajes en las películas. La película sí te inspira, si te ubica en algo, si te puede hacer flashear. Pero no creo en la funcionalidad del cine como arma cuasi educativa. Me gusta la fantasía, las aventuras, podría contar una de superhéroes, porque a mi hijo le gustan, o un drama madre e hija super bergmaniano. No tengo un estilo de película o cuento que siento que tendría que representar. Primero, porque no tomo tan en serio. Segundo, lo que me gusta es pasar el tiempo bien. Yo dirigí mi película, una madre e hijo, pequeña, habla de todo sin bajar línea, es una comedia. No sentí que era importante eso. El trabajo es infinito, hay tantas instancias hasta que la película es lo que es que no tiene que ver con lo romántico. Hacer es lo importante, hacer es el ejemplo de todo. El cine es la mezcla de alquimia de lo que quisiste hacer, lo que pudiste hacer y lo que la gente hace con eso. Hay que vivir las cosas, no solo las películas. Pero no sé bien.
R: No siento ninguna obligación de hacer nada en particular. Me siento, cuando leo un guión, me siento ahí o no. Tan simple como eso. Esa es la sensación y mandato. Me siento parte de una historia que me gusta.O no. Me gustan los personajes importantes que no cuentan la historia. A mi me gustan las historias, las películas sean dramas, comedias, policiales, lo que fuere. Me siento dentro o fuera, y eso lo percibo siempre en la primera lectura del guión.
Contar para siempre
—¿Qué es lo que disfrutan entonces del contar en este momento de sus vidas?
DOLORES FONZI: Hay algo que va en contra de todo, digamos, de la muerte y del tiempo, del paso del tiempo, que son estas obras, como esta película. Esta obra queda acá, ya esta. Algo a lo que uno en un determinado momento le puso el cuerpo, que en algún instante, por algunos días nos reunió y eso fue hace un año…y ahora eso que reunió, que existe para siempre. Haya algo de ser artista, actriz, director, de trascender en el mundo que es bastante infantil y muy primario que tiene que ver con eso. Es una ofrenda al mundo: vos estuviste trabajando y pusiste el cuerpo a una situación, que es está película, y ahora vive sola y le puede dar a alguien algo. Eso es un poco de ego. Lo que me deprimía están en la secundaria era no hacer cosas que no quedaban plasmadas…el cine documenta el tiempo, de una manera bella -incluso cuando es fea-. Moriré, pero está película queda viva.
CECILIA ROTH: Es un poco lo mismo. Hace poco se vió en el San Martín Arrebato, que es una película que hice en el 79. Y verla de nuevo, ahora restaurada, era verme a mí en esa edad, ver lo que me pasaba.
F: Las escenas te vuelven al momento… Es increíble.
R: Exacto. Al momento.
F: Si estás llorando en la escena, a veces me caen lágrimas. No es intelectual…
R: Es muy sensorial. Totalmente. Lo sensorial que es el cine. Lo que produce y sigue produciendo en cada uno de nosotros. Pero estar dentro de una película. Mi hijo una vez me dijo una cosa maravillosa. Estabamos viendo una película de Chaplin: “Mamá, cuando la vida era en blanco y negro…”. Claro, él entendía que el cine y la vida era la misma cosa, y me parece genial eso.