Empezó siendo el hijo de Santiago Bal y Carmen Barbieri. En el año 2012 participó de uno de los programas de mayor rating de la televisión: “Bailando por un sueño”. Desde esa fecha su nombre consiguió su propio espacio. Bal: “La gente empezó a conocerme porque me puse delante de cámaras. Antes había trabajado siempre detrás, en producción y dirección de proyectos de cine. El público empezó a mirarme como a alguien que podía divertirlos o entretenerlos. Siento que se abrió algo muy lindo en ese ‘Bailando’”.
Productor, director, actor, bailarín, ahora es el creador de su propio unipersonal y hasta el cocinero. De todo habla, de su reciente enfermedad y la muerte de su padre, Fede Bal, quien el viernes 25 a las 20 estrenará Late Night Yo vía streaming desde www.plateanet.com ($550).
—Este “Late Night” fue idea fue tuya. ¿Pero el guión es de Félix Buenaventura?
—Sí. La cuarentena me agarró en el encierro: la muerte de mi viejo y mi tratamiento contra el cáncer. Todo muy duro. Por eso busqué la imagen de alguien que le falta trabajar, como no puede hacer televisión se crea su propio estudio y arma este programa nocturno. Cuando le conté la idea a Félix le encantó y empezamos a armar varios monólogos, irreverentes, con humor negro por momentos. El vivir con cáncer me hizo sentir también el humor, no solo los instantes malos de la vida. Es el mensaje que quiero dar: siento que tengo hoy esta puerta abierta. Poder hablar desde un lugar.
—¿Por qué razón la propuesta es para mayores de dieciséis años?
—El show tiene algunas malas palabras, instantes crudos donde hablaré del miedo a la muerte y de mi enfermedad. Lo que contaré me parece más indicado para jóvenes que tengan cierta edad. Creo que puede ser un poco fuerte para un niño menor. Quise que se entendiera que es un show para adultos.
—¿Cuándo y por qué creaste la página “Team Solidario”?
—Nació cerca del día del niño. Vi un video de Dieguito, que se viralizó por su cumpleaños, con una familia muy humilde que no sabía qué regalarle. Me acerqué, le di unos muñecos míos y vi cuán importante había sido para él. Entonces pensé que me ofrecen muchos canjes y que podía usarlos para darlos a otras personas. No necesito más y prefiero ser un puente para quienes sí lo necesitan. Hicimos una acción por el día de la niñez, las empresas se pusieron con todo y llevamos obsequios para seis o siete comedores. Somos varios amigos trabajando juntos: Pepe Ochoa, Martín “Rulo” Roisman, Nico Rejlis y Martina Valía.
—¿Cómo cambiaste en estos últimos ocho años de mucha popularidad?
—Creo que no cambié mucho. Soy el mismo de siempre. Hoy me dan muchas ganas de cuidar mi apellido, un legado. Mi vieja y mi viejo hicieron mucho en esta profesión. Me siento un poco responsable para que mis trabajos tengan el cuidado y la superación, que cada proyecto sea más interesante que el anterior, que pueda contar algo y dar un mensaje. Me parece que con esta obra se resume un poco esta idea: trasmitir algo. Hoy tengo algo para contar y aconsejar, desde mi humilde lugar.
—¿Te definirías como actor, productor o director?
—Creo que soy un caradura que le gusta actuar, bailar, producir y dirigir. Gracias a Dios se me abren las puertas muy a menudo en esta profesión para encarar nuevos proyectos. Esto hace que me divierta mucho. Soy muy feliz con la profesión que elegí.
—Ya firmaste para participar en “MasterChef Celebrity”. ¿Cómo te ves en ese formato?
—Es un formato divino. Arrancaremos dentro de poco por Telefe. Estoy muy feliz, siempre cociné de pibe, pero no soy un profesional. Solo me divierto en la cocina. Soy un buen asador, pero ahora estoy cambiando para dejar un poco las carnes y hacerme más vegetariano.
PUERTAS ADENTRO Y NUEVA VIDA
Son tiempos de aislamiento y Fede Bal relata su experiencia: “Hubo momentos buenos y otros malos. El encierro me agarró con el inicio del tratamiento contra el cáncer y con las defensas un poco bajas. Tuve días con mucho dolor, otros con mucha angustia, pero siempre pensando que se puede salir. Visualizándome sano y sin bajar los brazos. Aunque sabiendo que nuestra profesión será una de las últimas, porque el teatro por ahora no puede abrir. Siempre me refugié en la escritura, que me dio ganas de salir adelante y contar todo lo que estoy viviendo. Cómo veo la vida desde mis treinta años y con lo que me pasó últimamente. Armé una miniserie, de ocho capítulos, junto a mi socio Nicolás Rejlis sobre la historia del teatro nacional, con las guionistas Micaela Libson y Cecilia Guerty”.
Suma: “Aprendí a valorar la vida desde otro lugar. La alegría y la felicidad están en las pequeñas cosas. Alejarme de la locura que tiene a veces la profesión. Hoy elijo cuidar mi huerta, leer un libro, jugar con mi perro… antes veía mucha TV, programas de chimentos… y eso termina haciendo mal. Me di cuenta que estaba más preocupado por salir en las tapas de las revistas que en ser feliz. Ahora tengo la oportunidad de vivir la vida como se debe”, concluye.