ESPECTACULOS
‘Punto de no retorno’

La conciencia ecológica da su última batalla

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Alerta. El documental busca dar cuenta de un problema que ha pasado a ser todavía más importante en los últimos años: el costo ecológico del modelo económico actual. El director, Sergio Federovisky, transmite cierta esperanza pero también establece que nuestro momento de actuar es ahora y es urgente. | GZA. PRENSA DANIEL FRANCO

Este texto va a contener algunas autorreferencias, algo que en general no es recomendado. Pero resulta imposible hablar del estreno del documental Punto de no retorno sin señalar que hace ya casi treinta años –en 1992, para ser exactos– participé de la Cumbre de Río, una instancia en la que el medioambiente entraba a la agenda grande de la política mundial y quienes hasta ese momento (pocos) denunciábamos el costo ecológico del modelo económico imperante veíamos que nuestra marcha por el desierto tenía destino.

Pero no.

Escribí y desarrollé este documental con la increíble empatía conseguida con Nicolás Capelli, el director, el acompañamiento inestimable de Alberto Brufman y el aporte de todos los integrantes de la Fundación Ambiente y Medio, y muchos otros. Y lo hice sobre la base de esa frustración: mientras en los últimos treinta años se sucedieron cientos de conferencias y acuerdos, se avanzó en la institucionalización del tema ambiental y se alcanzó un umbral de conciencia ecológica nunca antes visto ni previsto, todos los indicadores ambientales se encuentran empeorados y tanta marcha nos llevó hasta el filo mismo del abismo.

Punto de no retorno alude a varios conceptos al mismo tiempo. El primero es el que deriva de la dinámica de los ecosistemas y que se ha transformado en el elemento de clivaje para el calentamiento global. Es el estado tras el cual nada, por más que se lo intente de todos los modos esperables y posibles, vuelve a su situación anterior. El cambio climático, ese proceso que estamos transitando y cuyas consecuencias ya estamos padeciendo, pasará un punto de no retorno si se supera un umbral de 1,5 grados centígrados en la temperatura promedio del planeta. Nadie sabe cómo será el clima cuando eso haya ocurrido, presumiblemente en los próximos quince o veinte años, es decir mañana.

Punto de no retorno remite también a las imágenes que nos deja la pandemia, una calamidad directamente relacionada con el desastre ambiental provocado por el vigente modelo económico, de consumo, de explotación de los recursos. No volveremos a ser los mismos, tampoco en términos ambientales, que éramos en marzo de 2020: el coronavirus nos empujó violentamente al siglo XXI, una época en la que –según nos informa el gen que portan los jóvenes– el progreso no se alcanza desollando viva a la naturaleza.

Punto de no retorno finalmente supone un punto de partida. Como se dice en el documental, el punto de no retorno no es el fin del mundo, sino el fin del mundo tal como lo conocemos. El escenario ambiental actual implica que arranca otro mundo, más vulnerable, más inestable, más impredecible. Y la humanidad deberá adaptarse a ese nuevo escenario.

La Argentina, asimismo, es y será otra, productiva y socialmente hablando, ante las nuevas coordenadas que determina el calentamiento global. ¿Qué tipo de adaptación deberemos desarrollar y quién la financiará? 

Científicos de la NASA y del Conicet, aun separados por miles de kilómetros, coinciden en describir la ausencia de políticas públicas que atiendan las advertencias de la ciencia como el eje de la falla que nos trajo hasta este marasmo ambiental. Pensadores, activistas, simples productores o vecinos señalan que son los Estados los que no han dado en la tecla para desarrollar políticas sustentables.

Se sigue padeciendo, como señala el Papa en su encíclica Laudato Si’, la imposición de una noción de progreso asociada a la destrucción de la naturaleza y no a la convivencia con ella. 

Soy de una generación que fracasó. En términos ambientales, todo está peor que cuando comenzamos a luchar. Y si bien no soy optimista de la voluntad, allí también hay –o debe haber– un punto de no retorno. No se puede seguir haciendo las cosas como hasta ahora porque el único resultado posible será profundizar el deterioro. Los jóvenes, que señalan con el dedo a quienes nos trajeron hasta esta realidad de contaminación, destrucción ambiental, pérdida de especies, aumento inusual de desastres, saben –afortunadamente– que no hay vuelta atrás. 

*Biólogo, periodista ambiental y actual viceministro de Ambiente de la Nación. Su documental Punto de no retorno se estrena de forma gratuita por streaming en pdnr.fundacionambienteymedio.org el sábado 5 de junio a las 20.