Hace muchísimos años, en el 392 a C., Aristófanes escribió una obra de teatro llamada La asamblea de las mujeres. La obra es una comedia que juega con la idea de la participación de las mujeres en la política. Ellas se disfrazan de hombres y se mezclan en ese ámbito masculino para convencerlos de que voten una ley que permita que el gobierno lo tomen las mujeres, con un argumento irrebatible: les va tan mal así como están, ¡y es lo único que aún no han probado! Pero tratemos de ubicarnos en Grecia en aquella época, lo de Aristófanes no pretendía ser un halago ni una esperanza sino que lo que quiso hacer es plantear una situación descabellada que le permitiera criticar al gobierno ateniense de ese entonces. Tan descabellada que lo primero que establecen las mujeres es que los bienes se repartan entre todos, que nadie sea más rico que otro, lo que algunos llamaron un protocomunismo.
Dejando de lado capitalismo y comunismo que ambos han fracasado a su manera en solucionar los problemas públicos, casi 2.500 años después, la asamblea de mujeres es una realidad en las calles del mundo entero. Se demostró el pasado 8 de marzo, día en el que llegaban imágenes de una misma marea feminista a lo largo del planeta. Y allí donde no dejaron manifestarse a las mujeres por sus derechos, los gobiernos de turno fueron repudiados por su escandalosa prohibición. Podría decirse que hoy las mujeres estamos en una suerte de asamblea permanente autoconvocada. Si bien aún hay Aristófanes/Raúles que no nos toman en serio para opinar y decidir sobre los asuntos de la polis, y que tenemos menos representación en la política institucional, nuestro poder político real es incomparable con ningún otro movimiento del siglo XXI.
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Es por eso, para honrar este lugar que vamos ganando día a día, paso a paso y del que no pensamos retroceder, que el Teatro Cervantes decidió “poner en escena” una asamblea de mujeres, donde opinemos, debatamos, recomendemos lecturas, asistamos a talleres, veamos cine. De alguna manera lo que acontezca este 23 de marzo durante todo el día, tanto en el mismo Teatro Cervantes como en la Alianza Francesa o en el Café Las Meninas, será una réplica simbólica de aquella pieza teatral griega. Con distintas modalidades, estarán en nuestra asamblea los tópicos y las problemáticas que más nos desvelan: la violencia machista, el aborto, lo “femenino”, el discurso de género en lo familiar y la educación, la educación sentimental de las mujeres, el recorrido histórico del movimiento feminista, las relaciones de clase en América Latina, los cuerpos, las identidades, la representación de la mujer en la cultura y el arte pop, etc.
Estarán allí desde la antropóloga y feminista Rita Segato que será entrevistada por María O’Donnell, a la cantante Charo Bogarín que en su taller hará un recorrido por la cosmovisión toba. Dolores Fonzi, Julieta Venegas, María Moreno, Cecilia Szperling, Mariana Dimopulos, entre otras, subrayarán textos de grandes autoras como Virginie Despentes, Alice Schwarzer, Rosario Castellanos, o Adelaida Gigli. Matilde Sánchez subrayará el diario dirigido por mujeres anarquistas La voz de la mujer. Eugenia Zicavo, Julia Korbick (Alemania) y Layla Metssitane (Francia) discutirán sobre por qué seguir leyendo hoy a Simone de Beauvoir. Difícil nombrar todas las actividades y las mujeres que pasarán por la asamblea en esta columna, pero allí donde uno mire en el programa la actividad valdrá la pena. Ya tengo marcadas aquellas a las que quiero asistir. Como participante, a mí me tocará hablar con Soledad Vallejos, Tina Gerhäusser (Alemania), y Cecilia González
(México/Argentina) de la agenda global. Habrá mucho para decir de las diferentes batallas en los distintos puntos del planeta. No todas partimos de las mismas carencias, pero nos apoyamos en la lucha porque a diferencia de Aristófanes creemos de verdad que un mundo con más participación de las mujeres en los asuntos públicos puede ser un mundo mejor.
*Es escritora, guionista de televisión y cine y dramaturga. Desde el 6 de marzo es Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
