Estar en la mansión de la calle Dardo Rocha, con 27 grados de calor este 7 de diciembre, da una sensación de vivir a salvo. No sólo por la comodidad del living en que figuran las fotos más queridas de Susana que muestran ráfagas de su vida, ya hecha leyenda. La rubia más famosa del país, la Giménez, baja las escaleras con anteojos negros y una remera blanca con letras doradas, el color que adora. Dolores Mayol, prudente, se aleja para que la estrella de la televisión argentina hable sin más testigos que el grabador. Mari, su mucama de confianza, le trae una Sprite light y ofrece otra.
— Cuando empezaste tu carrera dijiste que lo hacías para pagar el alquiler y mantener a tu hija Mercedes. ¿Sentiste en aquel momento que tu vida se iba a convertir en el cuerno de la abundancia?
—No, nunca lo pensé...que de este cuerpito pudieran salir tantas cosas (risas). Sí puedo decirte que siempre fui muy profesional. Nunca me quejé, nunca rompí las bolas, hice las cosas lo mejor posible…Por supuesto que cuando empecé hice rascadas, pero cuando tuve un nombre, no me atreví nunca más a hacer porquerías.
— Y además debés ser buena administradora.
—Sí, totalmente. Las pérdidas que sufro son por otras causas, pero no por mala administración.
—¿Cuál fue la primera caja de ahorro que tuviste?
—Creo que fue una cuenta que me abrió Colgate Palmolive en Estados Unidos, en el 71, y hasta el día de hoy la tengo. Y el departamento de Rodríguez Peña me lo compré en cuotas, un dúplex que con la inflación lo pagué todo junto. Siempre fui muy gallega con eso del techo. Ahora no, me estoy desprendiendo de cosas materiales, vendí Tortugas y me quedé con las tres casas (Capital, Miami y Punta del Este) y un departamento que le había comprado a mamá y ahora tiene Patricio (su hermano) y ya sé que nunca lo voy a poder sacar. Es un “ocupa”.
—Me llamó la atención el otro día ver en Internet que venden una tapa tuya de 1970 a 15 pesos…
—(Risas) ¿En serio?. Ay no me digas, no sabía, me la voy a comprar yo, ¿cómo hay que hacer para entrar?. Es buenísimo, no puedo creer.
—Y tu primer Martín Fierro a la revelación fue en ese mismo año. ¿Te acordás?
—Perfectamente, me lo entregó Néstor Romano.
—Pasaron 36 años desde entonces, ¿cuántos premios sumaste después de eso?
—Muchísimos. Tengo un cuarto entero con premios, vitrinas con todos los que recibí de todos lados de América, no es que le dé mucha bola a los premios, pero te gusta, ¿viste?, decís, bueno, me reconocen, es lindo.
—¿Pensás que ya llegaste a tu techo?
—Siempre una carrera puede hacer un boom con una película de locos, con algo que suceda, pero a esta altura de mi vida, creo que conseguí todo lo que quería, se me pasó tan rápido la verdad, tan divertido que…
—¿Te planteás el retiro?
—No es que piense, pero qué sé yo, algún día lo voy a hacer porque, ¿para qué laburé?, para poder disfrutar… laburás como una bestia y después podés …disfrutar.
"La felicidad es estar entretenido", le dijo hace años Woody Allen a Susana y nunca se lo olvidó. Y si hay algo que sabe hacer es entretener y vivir entretenida. Sabe encontrarle gracia hasta a las historias de sus gatos adoptados y quedarse hablando preocupada por el collar que le robaron a su siamesa en Barrio Parque, sorprendida; u ofenderse porque Beba, la callejera, no le lleva el apunte. “Yo no me aburro nunca” , dice y hay que creerle cuando cuenta que en el año sabático leyó “todo” y le encantó Travesuras de una niña mala, de Vargas Llosa; Inés del alma mía, de Isabel Allende, El abanico de seda; y recuerda los tiempos en que juntaba las obras de Corin Tellado y su padre le tiraba las novelitas rosa por el incinerador. En cuanto a la música, mantiene sus gustos clásicos y escucha a Rod Stewart, Billie Holiday, Frank Sinatra, los Rolling Stones y su amigo Ricky Martin (“lo amo con toda el alma”, jura), le encanta en las fiestas, para bailar.
— Se te acabó la paz, volvés a la televisión.
—Sí, vuelvo. Es que la gente me dice cosas que me emocionan, tipo “nosotros comíamos con vos, ahora no tenemos nada que ver”, o “con mamá nos llevábamos la bandeja al cuarto para verte”, cosas así en todos lados, acá, en Estados Unidos… entonces dije: “Bueno, hay que festejar los 20 años en el aire, que es una cifra grande y no todo el mundo puede cumplir”.
— Creo que sos la única, ¿no?
—Ininterrumpidos sí, creo que sí… porque la “Chiqui” interrumpió diez años, yo sólo dos, el siguiente al corral que me agarró tal odio que me quería ir del país y el año pasado porque me agoté y dije chau.
—¿Lo pasaste horrible?
—Horrible. Que te hagan que estires el programa, yo decía, pero ¿qué hago?, si no hay más gente, no hay más invitados…fue feo, me aburrió. Era un quilombo, ese minuto a minuto es una cosa descomunal. Lo tienen que sacar, si en otros países ya lo sacaron. Lo puede tener el capo del canal en su oficina, pero no en tu propio control. Estás hablando con Clinton y bajó y lo tenés que echar. Es ridículo, enloquecen a los conductores.
— ¿Pediste que no te molesten con eso?
—A mí que no me digan nada, no quiero saber. No quiero bastardear para mantener el rating. Vamos a terminar matándonos en cámara o haciendo cualquier cosa por el rating.
—¿ Irás a las 20 bajo contrato?...
–Sí,sí, bajo guillotina. Saben que si violan ese acuerdo me voy para siempre. Qué me importa.
—Vas contra Telenoche que le ganaste siempre.
—Espero que me vaya bien. Estoy preparando un equipo de guerra. Gustavo a la cabeza y casi todo el equipo de Telefe y gente que trae Gustavo. Habrá distintos formatos cada día y supongo que iremos probando qué funciona y qué no. ¿El correcto?. No, este año no va a estar y me da lástima.
—De la gestión Gustavo Yankelevich en Telefe, le quedaron a Claudio Villarruel tres figuras pilares: vos, Marcelo Tinelli y Nicolás Repetto. Tinelli y Repetto se fueron, ¿por qué te quedaste?
—Porque estoy muy cómoda, me dan todo lo que quiero, tengo una simpatía por la gente…Y además mudarse es también estresante, es como un divorcio. Y porque todo lo que me ofrecían en todos lados Telefe me lo duplicaba. Así que no.
— ¿Qué te tendría que ofrecer Canal 13?
—No, pero no es una cuestión de plata. No sé… que me lo ofrezcan, después te digo (risas).
—¿Cómo lo ves a Tinelli en el 13?
—No lo he visto mucho porque no estuve este año, pero todo el mundo me contaba que iba muy bien. Que al principio le iba mal y en la mitad cambió todo y empezó con este formato. Tiene un poder de recuperación admirable y no le gusta perder ni a la bolita. Eso es una gran cosa para la gente del espectáculo, logra lo que se propone; es fabuloso.
— ¿Irías a Bailando.., aunque sea como jurado? Maradona lo hizo.
—No, ni en pedo. Que vaya Maradona me parece bárbaro, yo no iría. Sinceramente no. No me gusta ponerles números a mis pares, no me veo en eso.
—Pero vos has hecho esto del jurado en tu programa…
—No era una cosa tan mundial. Hoy el mundo entero está haciendo ese formato: España, Estados Unidos, Italia, Inglaterra…
—¿Tienen el éxito de acá?
—Creo que sí. Pero sólo en este país se habla de rating. Yo no sé cuánto hacen los demás, afuera nadie habla y las revistas no dicen nada. Acá el portero te dice a la mañana: “Ayer hizo 24 puntos no sé quién”. Saben todo.
— Antes de arrancar en abril, ¿vas a ir a comer con Mirtha?
—Por ahí sí, pero Gustavo (Yankelevich, su nuevo productor) no quiere que haga nada hasta que aparezca en el programa, así que veremos. Sé que tuvo un año muy bueno, de rating mucho mejor que otros años. Y aparte está divertida, yo la quiero.
—¿Sabés que cuando murió Nelson, el hombre rata, todos se acordaron de vos?
—¡¡Ay, pobre!! Nelson Da Rosa. Me dijeron qué todos se cagaron de risa, ¡que hijos de… que es la gente acá! ¡¿eh?! En todos los programas se rieron del tipo. Se rieron de un monstruo que pesaba 12 kilos y medía 39 centímetros. Y porque se muere a los 39 años se ríen todos…
—El punto es que siempre lo llevabas a tu programa.
—Se hizo estrella en mi programa. Pobrecito.
—Bueno, un poco te acusaban de amarilla…
— ¡Más amarillo que este país no hay nada! Más amarillo de lo que es la tele ahora que se despedazan en cámara, si te pueden arrancar la bombacha, agarrar a la gente haciendo pis... ¡qué me van a decir que soy amarilla porque traje a un enano! Aparte, lo llevaron todos.
—¿No es mediocre llevarlo?
—Para mí no es mediocre llevar al tipo más chiquito del mundo. El tipo figura en el Guinness y no es mediocre. Mediocre es la pelea.
—¿Y lo de Pelusa Monzón cómo lo calificás?
—¿Amarillo eso? ¿El conventillo? Lo de Pelusa no lo considero un conventillo. Era un encuentro al que me negué toda la vida y me lo pedían todos los productores; Luis Cella todos los días. Yo decía no, no, no y llegó un momento que pensé ¿por qué no? Me dijeron que estaba muy religiosa, evangelista, y me pareció que era bueno. No me arrepiento para nada.
—¿Moria y Vadalá?
—Eran 40 puntos de rating. No es amarillo. A la gente le interesa.
—¿Volverías a hacerlo?
—Si pasa, por supuesto.
—Lo llevaste a Huberto (Roviralta).
—Yo no lo llevé. Fue Celia (Sofovich), porque él le dijo que quería apoyarme, que teníamos que ganar… y bueno, ganamos. Ese día ganamos. Los tres primeros meses gané seguido.
—¿Te acordaste de que el 5 de diciembre hubieras cumplido 18 años de casada con Huber?
—¡¡¿Qué?!! ¿Fue un 5 de diciembre? ¡Qué me voy a acordar! ¡18 años! No, no me acordé. Ni quiero acordarme.
— Todavía sigue doliéndote la plata, digo, los casi once millones de dólares.
—Bueno, la plata duele. Pero aparte la injusticia, esas leyes de mierda que hay acá todavía, ¿viste?
—¿Nunca quiso devolverte algo de eso?
—(Se ríe) ¡¡¡Pero!!! Habría que operarlo para sacarle un “sope”. Además, nunca más hablé con él, así que no.
—¿Lo ves ahora con Nazarena Vélez?
—Lo vi en la foto, pero nunca lo vi ni lo quiero ver (sic).
—¿Pensás que puede ser feliz con ella?
—Yo no digo nada. No sé, es muy difícil ser feliz pero cada cual está con lo que en ese momento le hace bien. Yo no opino porque a mí no me gustaría que él opinara sobre mis parejas.
—¿Al menos te dejó buenos recuerdos?
—No. La verdad: no fui feliz. No te puedo mentir. Por eso me compré a Jazmín. Porque estaba sola y me agarré a Jazmín y me dediqué a trabajar como una bestia y a hacerme rica. Fue lo único que me dejó. No fui nunca feliz, él es un tipo muy egoísta. Le importa nomás lo de él. Es una planta.
—¿Jorge (Rama) es distinto?
—Por supuesto. Los dos fueron distintos: Jorge Rodríguez y Jorge Rama. Con Rodríguez de vez en cuando hablamos por teléfono. ¿Si le molesta a Rama?.No, porque siempre es por cosas específicas. Además, supongo que él también hablará de vez en cuando con su ex mujer (Eunice Castro). Ya se divorció.
—¿Te casarías con él ahora que se divorció?
— No me casaría con nadie nunca más. Porque el amor no necesita todo ese circo de mierda de los casamientos que ahora hacen todo un quilombo y están cuatro meses casados. Acá y en todos lados. ¡¿Para qué?! Mirá, tengo una experiencia de vida que las chicas ahora no tienen… yo les diría que no a la convivencia. Convivir sí, los fines de semana, o cuando se viaja como hacemos nosotros…se mantiene todo mucho más romántico y más libre.
—De todas las personalidades que conociste, ¿quién fue por la calidad del encuentro la persona que más te impactó?
—Soy muy fisiquera. La belleza es una cosa que me conmueve… Supongo que Delon es el tipo más lindo que conocí en mi vida. Creo que ni va a haber otro igual, para nada. Cuando lo conocí en Montecarlo una vez con la pelea de Carlos (Monzón), te juro que me quedé helada. Todas las argentinas me pedían por favor que se lo presentara, pero él estaba harto de las minas, no era tan simpático.
—Siempre circuló la leyenda de que habría pasado algo con Monzón…
—No. El empezó con Luchino Visconti. Pero gay no era… era un vicioso. Al principio tuvo que hacer algunas concesiones, pero no.
—Hay que reconocerte que no sos hipócrita con tu vida, eso tiene un mérito.
—No, no me sale ser hipócrita. No puedo. Se me notaría enseguida. Yo le miento a alguien y se me nota en la cara. Y me alegro de ser así porque he tenido una vida fabulosa y sana. Y no he dejado nada por hacer.
* Agradecimiento: Dolores Mayol