La periodista María Laura Santillán arrancó esta semana un nuevo proyecto: la conducción de dos programas en CNN Radio Argentina (AM 950). El primer ciclo se llama El tema del día, de lunes a viernes de 12 a 13. En él trata una de las cuestiones de mayor trascendencia de la jornada. La comunicadora está acompañada por dos columnistas de prestigio para ello: el jefe de redacción de Clarín, Fernando González, y el ensayista Alejandro Katz.
Su segundo programa en CNN Radio se da los domingos de 13 a 14: María Laura Santillán Presenta, en el que realizará entrevistas con personalidades destacadas. “No me cuesta este trabajo, lo disfruto y no lo sufro”, admite, al referirse a este nuevo desafío. “Es mi pasión y la paso muy bien haciendo radio y televisión”, afirma.
Su participación en CNN la va a combinar con la que para ella es “la columna vertebral” de su vida: Telenoche. Después de 17 años al frente del noticiero remarca: “Esto no es un ciclo, nunca es igual. Todos los días es un desafío”.
—Llevás muchos años dentro del periodismo, ¿qué es lo que te atrae de este nuevo proyecto radial?
—CNN es una radio sumamente informativa. En general, lo que intento es estar a la altura de las cosas. Siempre lo encaro con mucho compromiso y pensando qué es lo que se está buscando de mí. Creo que eso es lo que vengo haciendo: ocuparme seriamente de la actualidad.
—¿Es un reto elegir un solo tema para tratar?
—Nunca hay un solo tema, eso es cierto, y es un desafío elegirlo. En algunos casos se cae de maduro cuál es, pero en otros hay varios, y concentrar la atención en uno cuesta. Estoy acostumbrada a que la actualidad mande cuando hago Telenoche, por lo tanto no es diferente en ese sentido. El programa del domingo se centrará en un personaje relevante para todos. Es más relajado…
“El periodismo es mi pasión. La paso muy bien haciendo radio y televisión.”
—¿Qué sensaciones te genera esta etapa en CNN?
—A esta altura es difícil que tenga nervios, pero todo tiene un montón de trabajo atrás. En cualquiera de los programas de radio hay una gran preproducción, que hago yo personalmente. Nada es improvisado, ni el tema que elijo, ni el personaje, ni el tono, ni el equipo, ni los dos columnistas, que son dos grosos. Todo está pensado, discutido internamente y hay mucha lectura. Después, hay tanto en la cabeza que finalmente fluye (risas).
—Si no tuvieras Telenoche, ¿qué harías?
—Vivo mucho el presente. No sé pensar ni para atrás ni para adelante, sé pensar en el ahora. Por algo me dedico a la actualidad. No sé conjeturar sobre cosas que no conozco. Toda mi vida se acomoda a Telenoche: tengo una conciencia absoluta de lo importante que es, la disfruto muchísimo y estoy muy entregada a esta tarea. Todo el tiempo tengo preguntas y supongo que por eso sigo trabajando con entusiasmo y me sigo divirtiendo. Tengo mucha curiosidad y ése es el motor principal. Lo que menos me gusta a mí es opinar.
La era de Alberto
—¿Cómo afrontás desde el periodismo esta nueva gestión presidencial?
—Los vaivenes entre el Gobierno y la prensa en Argentina lo sufren quienes escriben o hablan de política. Yo me ocupo de toda la actualidad. En esta etapa entiendo que el Poder Ejecutivo es accesible. Es la impronta de Alberto Fernández.
—¿Qué análisis hacés del discurso de Alberto en la Asamblea Legislativa?
—Lo más importante que dijo en relación a lo que va a ser su gobierno son los cambios en la Justicia y la legalización del aborto. Esto último creo que es necesario e imprescindible por una cuestión de salud pública, así que como periodista y como mujer festejo que el Poder Ejecutivo apoye la iniciativa. Sobre los cambios en la Justicia, hay que ver la letra chica. No habló sobre el rumbo económico. Entiendo que lo hará cuando se resuelva la negociación sobre la deuda externa. Tampoco sobre corrupción y lo lamento mucho porque es un tema importante en la Argentina. Algunas de las críticas que hizo del gobierno anterior eran pertinentes y otras no, hay cifras que no coinciden con las estadísticas. Eso no me gustó, porque en ese sentido él habla mucho de darle importancia a la palabra y que no deben decirse mentiras. En eso me hubiera gustado que fuera más riguroso.