Celeste Cid es clara: “Trabajo hace 23 años, uno aprende y crece todo el tiempo. Pero estoy un poco con esa necesidad de cambiar”. Cid, que fue parte del éxito Las Estrellas, habla de nuevos roles, y ahora es Susana Giménez. No cualquier Su: la de La Mary, la de Tinayre, la que se filmó en La Boca y que marcó a fuego al cine argentino allá en 1974, con Carlos Monzón campeón del mundo y Susana ya siendo Susana. El nuevo desafío de Cid es ser Susana Giménez en Monzón, la serie original de Space, producida por Disney Pampa Films, que llegará a las pantallas en 2019 y donde Celeste comparte la pantalla junto a Mauricio Paniagua, y el cartel junto a Jorge Román, Carla Quevedo, Soledad Silveyra y Gustavo Garzón. Cid será la Susana de La Mary, con desnudo incluido, pero ella entiende que, más allá del visto bueno que le dio Susana después de que Cid la llamó. “No es una ficción sobre ella, sobre Susana. Si así fuera, no me hubiera atrevido. Es muy difícil no ver al actor que lo está haciendo. Si no es una persona tan reconocida, terminás viendo al actor haciendo. La mirada de Jesús Braceras, al menos en mis escenas, tenía que ver con cómo Monzón vivía la atmósfera del cine, de ese rodaje de La Mary, y tener la cámara muy puesta en el personaje”. Ese momento particular que le toca a Cid no implica torpeza con el destino del campeón que terminó preso por femicida: “No se ignora la historia de Monzón, no hablamos solo de la historia del campeón”.
—¿Cómo te sentís realmente con el boxeo, por tomar uno de los temas que van a estar presentes, uno creería, en una serie sobre Carlos Monzón?
—La verdad es que no tengo ninguna relación. No. No miro nada de boxeo y tampoco tengo tanta información. No es algo que me llame particularmente la atención y, al contrario, me parece algo que me da bastante impresión, te diría.
—Considerando los fenómenos de las películas como “Bohemian Rapshody”, sobre la vida de Freddie Mercury, o mismo “El Angel”, sobre Robledo Puch, o hasta el éxito de “Luis Miguel. La serie”, ¿qué es lo que creés que llama la atención de las biopics en esta edad dorada de las series, y en este momento donde hay que pelear frente a una película o serie que gastan miles de millones en los efectos y el marketing? ¿Qué hay hoy al contar una vida de una estrella del pasado que es tan atractiva para el público?
—Posiblemente tenga que ver, creo yo, con lo externo y con lo social, en cómo todo se muestra de una manera más bella, más diseñada, en la era de Instagram y las redes sociales, tanto que quizás haya necesidad de ver puertas adentro y generar una mirada del mundo. Claro que no va a reflejar en un ciento por ciento la realidad, pero seguramente sea una forma también de revisarnos, ¿no? Como esta cosa de estar tan para afuera en esta era que estamos viviendo y la necesidad que genera de volver a las fuentes, posiblemente. ¿Se entiende lo que digo?
—¿Al relato como fuente…?
—No, no, no. Una cosa más relacionada con el individuo, como darse cuenta de que todo es para afuera en un aspecto que seguramente, lleva a revisar quiénes somos las personas, qué nos pasa realmente y en qué contexto, en qué sociedad, en qué parte de la historia nos pasa. Digamos, por ejemplo, en este caso me sucedió hace poquito de subir una foto con Mauricio, el actor que hace de Monzón de joven, en las redes, y algún sitio la replicó, la levantó en su portal y hubo muchos comentarios diciendo algo así como qué raro que una actriz que se define como feminista participando de una serie donde el protagonista termina siendo un femicida. Entonces, ya había un juicio antes de verla y no me parece ingenuo que esta serie suceda en este momento, en el que tantos temas que toca esta ficción están muy en auge hoy. Me parece que es bienvenido aportar esa mirada también de cosas que hace unos años, no tantos igual, estaban naturalizadas, como el machismo. Poder aportar desde la mirada que tenemos hoy sirve y seguramente dentro de 20 años esa mirada será mucho más avanzada.
—¿Esperabas esa reacción que me contás? ¿Te sorprendió o era esperable en un punto?
—No, la verdad que en ese sentido yo no soy de especular. Ante todo soy actriz, pero si hay algo que va en contra de mi filosofía no me seduce de movida. No lo esperaba. Me paso más de observarlo, porque somos así las personas, y me incluyo. Pero está bien. Seguramente haya gente a la que no le guste y no esté de acuerdo. Nos dijeron que hagamos la biografía de una mujer. Me parece que está bueno que esa opinión aparezca, que suceda. Que estén esas ideas. No solo es la figura del gran campeón del boxeo sino que están también las aristas de una persona y todo su abanico de colores.
—Puede leerse ese reclamo como un reclamo a la ficción, a la ausencia de diversidad o de representación. En ese sentido, ¿vos tenés también tus reclamos a la ficción?
—Como espectadora puedo elegir qué ver y qué no. No desde un lugar de reclamo, simplemente algo me llama la atención o no. Y como actriz me pasa un poco eso. Ni siquiera te digo algo político. Hay veces que un personaje te llama y no entendés mucho por qué, pero entendés que lo tenés que hacer y no soy muy consciente en ese sentido de decir: “Bueno, esto va a aportar…”. Me parece que también hay cosas más sensibles o un montón de cosas que uno puede transmitir y te llaman la atención, ¿viste? Me pasó hace poquito, que me pasaron el guión de una película y dije: “Esta película la tengo que hacer”. No tengo dudas. Tenía un mensaje de esperanza, de unión, un montón de cosas. Ya me imagino haciendo eso. Aportando de ese lugar.
—¿Qué te llamaba entonces de Susana como personaje?
—Ante todo, me pasó que cuando me llamaron para hacer el personaje, primero pensé que era muy difícil, que lo es. Por eso de las miradas y de la opinión: era jugado. Tuve una sensación de que era un poco atrevido quizás. Es obvio que te pueden saltar con mil críticas, pero tampoco es que me afecta tanto. Pero como uno labura para la mirada del otro, en algún punto querés sentirte un poco protegido.
Después me pasó que cuando empecé a leer las escenas, el personaje está contextualizado en la etapa que filmaron la película La Mary, y a mí me gusta mucho esa película, desde que soy muy chica. Hay hasta réplicas de escenas exactas, y desde ese lugar me atrapó. Es una Susana actriz y que va a contar un vínculo con él por fuera de las cámaras. Eso me pareció interesante.
“Una biopic mía no interesa”
—¿Te imaginás el día de mañana una biopic sobre Celeste Cid?
—Me lo propusieron hace poco (se ríe). Un amigo productor me dijo que había que hacer una biopic mía. No le puede interesar ni a mis padres. Me pareció muy gracioso. Pero me dio a pensar esto: agarrás a cualquier persona del Universo y hacés una biopic, y va a ser interesante seguro.
—Si el director o la directora son buenos…
—Eso sí. Armemos un buen equipo ante todo.
—¿En qué punto sentías vos que podías relacionarte con esta Susana considerando tu experiencia de vida?
—A mí lo que más curiosidad me daba, de donde más me agarré, considerando que en ese momento Susana ya era muy conocida, es que me gustaba imaginármela como una mujer a solas con su vida. ¿Qué pasa cuando la cámara se apaga y tenés otra persona, que aunque sea muy reconocida en lo suyo, la trata como una igual y la desafía y le hace chistes y bromas? En los cortes se iban a jugar a las cartas, y ella contaba en un libro que la gente de La Boca le abría la puerta de su casa. En lugar de la figura conocida, sino, qué pasa cuando eso se apaga y aparecen las inseguridades y las humanidades de las personas.
—¿Cómo vivís vos hoy como actriz?
—Justo te contaba de esta película: seguramente la haga dentro de muy poquito y me llamaron para hacer un personaje distinto, lejos del tal o cual que me toca. Estoy con una necesidad de empezar a correrme de lugares que, por determinadas razones, uno ya los fue transitando durante varios años. Hacer personajes de otro estilo, con otros colores. Me interesa la comedia, que no es que haya hecho tanta comedia. Obvio, necesitás un buen guión que te dé un poco ese piso, ¿no? Estoy con esa curiosidad de transitar lugares nuevos.