En el año 1969 se suceden distintos acontecimientos culturales y políticos que suscitan el interés y la atención pública. Recordemos el Cordobazo, la llegada del hombre a la luna, o los bombardeos estadounidenses en Vietnam, entre otros. Pero hay un hecho en apariencia menor, pero que tuvo su relevancia continental y una respuesta local sin precedentes. Me refiero a la visita diplomática de Nelson Rockefeller a nuestro país y la quema de 14 supermercados de la cadena Minimax. Estos supermercados, propiedad de la familia Rockefeller, fueron prendidos fuego la madrugada del 26 de junio de 1969, en repudio a la dictadura militar de Onganía y a las políticas norteamericanas para América latina y Vietnam.
Desde hace muchos años que con mi grupo Los internacionales teatro ensamble nos dirigimos a la búsqueda de una épica nacional y latinoamericana: abordar temas y formas que conectan con elementos históricos y políticos, y rastrear indicios, presentes, continuidades, rupturas o saltos que generen interés y conecten con un público hoy, aquí y ahora. Eso es a groso modo el camino que identifica a mi grupo teatral, diría jugando con aquella frase marxista, vamos a la búsqueda de un teatro Nacional en su forma, internacional en su contenido.
Los Minimax y el Cazador de talentos es una comedia para actores, actrices y elementos de combustión. Es una comedia con mucho humor y situaciones absurdas, que toma elementos históricos para estructurar su relato. Su sinopsis sería así: “Un grupo de revolucionarios prepara el sabotaje a los supermercados de Rockefeller, y toman por asalto una radio para leer un comunicado. Allí se encontrarán con un grupo de artistas y a su representante grabando un radioteatro homenaje a Orson Welles y La guerra de los mundos. Es en ese preciso momento que los artistas y los revolucionarios serán sorprendidos por un cambio climático abrupto, una suerte de nevada mortal, como nos propone Germán Oesterheld en El Eternauta”.
La idea del héroe colectivo, casi como una tesis desde dónde se planta El Eternauta creo que calza perfecto para pensar en aquellos hombres y mujeres que llevaron adelante el sabotaje a la cadena de supermercados Minimax. Y digo esto ya que se realizaro ese sabotaje bajo una terrible dictadura militar, en dictadura se llevó a cabo un hecho tan extraordinario como inédito hasta ese momento en el país. Creo también que hay que pensar en otro factor y quizás el más importante y distintivo de estos hechos y es el silencio. “En silencio ha tenido que ser” dice José Martí.
Y este hecho conspirativo y no firmado en su momento por ninguna organización política, fue llevado adelante en silencio por una organización política, cosa que todo el campo popular y la militancia sabe. Pero dejando de lado discusiones menores y domésticas (y a los macartistas de siempre), un hilo delgado invisible y rojo ciertamente ata esta historia, ¿Será el hilo que encienda la mecha? Pues, ¡los esperamos en el Teatro!
*Actor, director, dramaturgo. Director de los internacionales teatro ensamble. Director adjunto del Departamento de Arte del Centro Cultural de la Cooperación.
