No dejé de cocinar, pero me animé a hacer otras cosas. Fue como entregar la cocina”, cuenta Narda Lepes a propósito del rol como conductora que ahora tiene en Tu vida más simple, el ciclo que comanda junto a Mariano Peluffo, diariamente a las 18, por Utilísima. La pareja lleva las riendas del envío que abarca todos los posibles escenarios de una casa y sus respectivas actividades. Los “amos” de este hogar tienen, además, un pivot ágil: Fabio Alberti es parte del staff con su personaje Coti.
—¿Por qué no hacerlo en vivo y con temas de actualidad?
—Porque creo que la actualidad te obliga a incorporar temas sobre los cuales yo no tengo por qué opinar. Podés hablar de cualquier boludez, si querés, pero prefiero que la señora que escucha lo que digo y lo toma como cierto tome como ciertas cosas sobre las que yo sé. Y yo hablo de comidas. Tengo credibilidad hablando de eso. Me parece que hay una responsabilidad, que no puede hablar cualquiera sobre cualquier cosa.
—Hablando de comidas, ¿podés pensar un plato para elaborar con los 12 o 13 pesos de la canasta del Indec?
—No lo podés pensar así, tenés que pensar en la sumatoria. La gente piensa en comprar por kilo pero no sabe cuánto cuesta una manzana, sabe cuánto sale el kilo. Eso es un error, y así se tira mucha comida. Es verdad que la comida está más cara, en todos lados. Yo, por mi trabajo, viajo mucho y lo que tiene que ver con la comida lo investigo adonde voy. Qué come alguien que maneja un camión, qué come la gente muy popular, qué come la clase media. La verdad es que yo no sé lo que es caminarme la calle por los precios. No sé si comés por seis, ocho o diez pesos, pero se puede tratar de comprar mejor para gastar menos. Si tratás de cocinar como tu abuela, vas a ver que economizás.
—¿Para quién no cocinarías?
—Para ciertos políticos. Hay un par a los que les dije que no.
—¿A quiénes?
—No importa. Pero a varios empresarios les dije que no también. Le cociné a Yabrán, por ejemplo, pero no sabía quién era. Cuando lo vi, dije: “Yo al canoso éste lo conozco”, pero ahí no sabía quién era.
A diferencia de otros cocineros de su generación, Lepes nunca tuvo un ciclo propio en la televisión abierta. “Me ofrecieron un ciclo, pero trabajar en vivo y en la tele de aire te consume mucho tiempo, y a mí me gusta hacer otras cosas... No podría vender productos que yo no compraría”, aclara.
—Te referís a los PNT.
—Claro. Si yo no lo compraría, no podría vendérselo a nadie. Y si aceptás hacer tele de aire, donde los códigos son otros, en esa vorágine de cómo está la tele ahora, no podría. En el cable es súper limpio todo eso.
—¿La televisión es una puerta que abre otros negocios?
—Pasa que la gente nos ve y elige entre nosotros al que más le gusta cómo cocina o al que mejor le parece que le da la receta, o al más simpático... Los cocineros se van haciendo cada vez más conocidos. Yo conocí a la Narda de Marruecos, por ejemplo, ¡y es muy parecida a mí! (risas).
Alberti, sin lugar en la TV abierta
Largos años atrás, cuando Alberti, Capusotto y Casero eran amigos y a través de Cha Cha Cha creaban una estética del humor absurdo que aquí, en Argentina, estaba bastante virgen, Fabio ponía en pantalla a Coti Nosiglia, una parodia de las conductoras de programas femeninos con contenidos livianos y domésticos que tenían a Utilísima como plataforma casi exclusiva. Ahora Coti, la legendaria conductora de Boluda total, aterrizó sin más en la mismísima pantalla de Utilísima.
“Que Coti haya llegado a Utilísima está buenísimo, quiere decir que no tiene techo. Es una homeless”, dice Alberti, y agrega que “hoy, gracias al país que tenemos, todos podemos tener cable, así que no hay mucha diferencia con la tele de aire”. El humorista está convencido de que no tiene espacio en la televisión abierta. ¿Los motivos? “No sé, preguntales a los directivos de los canales”. Mientras tanto, está haciendo Peperino Superestar en el Chacarerean Theatre, donde exhibe una obra de León Ferrari sobre el papa argentino. “Es una foto de Bergoglio con un gorilita abajo. La gente venía, miraba la foto y decía: ‘¿Quién es?’”.