54 películas, 18 nominaciones al Oscar, 4 al Globo de Oro y uno más al Goya no lograron que Viggo Mortensen renunciara al mate y a la devoción por San Lorenzo de Almagro. Y hoy, 20 de octubre, cumple 62 impecables años.
Nació en Nueva York y todo lo que le vino de escandinavo por vía paterna, lo heredó en idénticas dosis de sus antepasados estadounidenses, vía materna.
Sus padres se conocieron en Noruega, se casaron en los Países Bajos y se separaron en Buenos Aires. Aquí, en Argentina, se crió hasta los once años, cuando su madre regresó con él y sus dos hermanos a reiniciar su vida en Brooklyn. Y no le fue nada mal.
Hablante nativo de tres idiomas (danés, inglés y español), siempre osciló entre el trabajo ganadero de su padre –fortalecido por las vacaciones en Dinamarca- y el peso de sus ancestros británicos.
En 1980, se licenció en Política Política y Español, en la Universidad de Saint Lawrence, pero regresó a Dinamarca, en busca de su destino. Rumbo equivocado.
Cinco años más tarde, el mundo lo vio hacer de granjero amish en Testigo en peligro (Peter Weir) y lo que siguió fue imparable. Sean Penn, David Cronenberg, Peter Jackson, Tony Scott, Brian de Palma, Gus Van Sant, Jane Campion, Jonathan Demme fueron algunos de los directores con quienes trabajó.
¿Sus papeles? Desde mafioso ruso hasta bohemio Beat, hizo de todo, incluso de Sigmund Freud.
Prototipo del anti-starsystem y del anticapitalismo (acentuado por uno de sus últimos roles consagrados en Capitán Fantástico), ni siquiera lo cambió la fama con que lo salpicaron los 11 premios Oscar que ganó con la tremenda trilogía de Tolkien: La Comunidad del Anillo (2001), Las dos torres (2002) y El retorno del Rey (2003). Al principio, no le interesó el papel de Aragorn, pero su hijo Henry (fruto de su matrimonio de 10 años con la cantante punk Exene Cervenka) lo convenció luego de haber devorado las novelas del británico. Y se identificó tanto con su rol, que terminó comprando el caballo que montaba y se tatuó un icono élfico -además de haberse puesto casi siempre la camiseta del Beto Acosta, ex jugador de San Lorenzo, debajo del vestuario-.
Además Viggo es músico de jazz y musicaliza y canta sus propios poemas. De hecho, en los créditos de El señor de los anillos: el retorno del Rey figura como uno de los creadores de la banda original, ya que compuso la música de «Aragorn's Coronation» y cantó algunos de los versos escritos por el inglés John Ronald Reuel Tolkien entre 1937 y 1949.
Inquieto como pocos, cuando tenía seis años, Mortensen comenzó a escribir cuentos y con los años, fundaría su propio sello editorial, Perceval Press, para publicar sus poesías.
Una de las más conocidas es Coincidence of memory (2002, US$ 20), en el que despliega sus virtudes como pintor, fotógrafo y escritor.
Los 62 le calzaron muy bien y Mortensen cerrará este año habiendo recibido el Premio Donostia a su trayectoria. Este además es el año de su debut como director cinematográfico. Presentó Falling en el Festival Sundance, en donde la crítica lo comparó con la madurez fílmica de Clint Eastwood, su propio cielo.
Desde 2009, Viggo Mortensen vive en Madrid, junto a la actriz española Ariadna Gil, con quien compartió el intenso rodaje ambulante de Alatriste (2006) y luego Appaloosa (2008). Donde quiera que se encuentre, cada año celebra con su hijo Henry el día de Acción de Gracias, y este es su único requisito contractual.
