De las megasedes corporativas, con grandes logos de empresas que nuclean a cientos de empleados, a los espacios en torres no menos imponentes, pero que comparten profesionales independientes o también compañías con otra mirada. Así están cambiando los lugares de trabajo en el mundo de la mano del llamado coworking, una tendencia donde se comparten los lugares para además de abaratar costos y mejorar los servicios, potenciar un clima de intercambio e innovación.
En la Argentina, donde ya hay más de ochenta lugares en esta tendencia, está abriendo sus puertas uno de los gigantes mundiales, WeWork, en una de las torres recién inauguradas en el microcentro porteño. “Es una comunidad”, enfatiza Patricio Fuks, CEO de la empresa para Latinoamérica.
—¿Estamos ante la “de-saparición” del lugar tradicional de trabajo?
—Estamos viendo un cambio cultural, redireccionado hacia la búsqueda de sentido y encontrar lo que amás hacer en la vida. Creemos que la gente debe perseguir sus pasiones, y que eso los llevará a encontrar más sentido y felicidad. Cuando uno ama lo que está haciendo, no debe sentirse como trabajo. Al crear espacios dinámicos y comunitarios donde las personas pueden conectarse e inspirarse, estamos rompiendo las barreras tradicionales del trabajo y la vida.
—¿Por qué una compañía elegiría alquilar y compartir un espacio de trabajo y no invertir en metros cuadrados donde tener su oficina?
—Este tipo de soluciones le dan a las personas la comunidad, el espacio y los servicios para que en vez de tener que preocuparse por encontrar un espacio, alquilarlo, diseñarlo y administrarlo, la gente simplemente pueda trabajar y concentrarse en su misión. Los espacios de trabajo tradicionales pueden ser un reto para las empresas.
—¿Cuáles son las ventajas de estos espacios?
—Es un modelo muy flexible. Eso significa que uno no está encerrado en un alquiler a largo plazo. Uno puede tomar el espacio para un mes, o dos o tres, mientras que los alquileres tradicionales requieren firmar un contrato de cinco años. Cadenas como la nuestra crean una comunidad global. Cuando te convertís en miembro de WeWork, podés utilizar fácilmente nuestros espacios en todo el mundo. Pero sobre todo es una comunidad. Nuestros miembros están trabajando duro, juntos, lo que significa que uno puede construir relaciones significativas con personas semejantes.
—¿Si se me rompe la impresora o si falla internet, quién se ocupa?
—Hay personal dedicado de encargados de la comunidad cuyo trabajo es ocuparse de toda esta logística para nuestros miembros. Ellos están acá para ayudar a hacer experiencias memorables y significativas para nuestros miembros. Nuestros miembros no necesitan preocuparse por estos detalles porque nuestros encargados de comunidad están ahí para ayudar.
—Si tengo que recibir a un cliente importante, ¿no me tira para abajo estar en una oficina compartida?
—La mayoría de nuestros espacios son oficinas privadas. Y animamos a los miembros a tener su nombre de la empresa y el logotipo en la puerta. Todas las locaciones tienen salas de reuniones privadas de diferentes tamaños donde los miembros pueden tomar reuniones con los clientes en privado.