Basta con preguntarle la hora a un millennial para provocar el gesto casi automático: sacará el celular y mirará la pantalla para contestar. Y sus muñecas lucirán desnudas, tal vez con pulseras pero –seguro– sin reloj.
Y, sin embargo, pese a que el “wristwatch” parecería estar siendo relegado por el avance arrollador del smartphone y el smartwatch, lo cierto es que sobrevive y no le va nada mal.
“En los últimos cinco años no hemos registrado caída de ventas ni tampoco de importaciones”, le contó a F5 Karina Micciché Saavedra, Brand Manager de Wach-Land, el distribuidor autorizado para Argentina de relojes Casio. “Año tras año, desde nuestra compañía se siguen vendiendo alrededor de 200 mil relojes pulsera cada año, pese a la creciente penetración de smartphones”. Y no solo eso. “Con el paso del tiempo lo que vemos es que hay más marcas ofreciendo productos en el mismo nicho, incluyendo brands de ropa que sacan modelos asociados”.
Micciché Saavedra asegura que la explicación para este fenómeno es simple: “El reloj pulsera convive con el celular. No son excluyentes con el smartphone”, aseguró. Y es un artículo que sigue –y seguirá en los próximos años– siendo consumido por un amplísimo rango etario, que va desde los chicos que aprenden la hora con las agujas hasta los adultos mayores pre-Internet.
De todos modos, para que esta convivencia sea armoniosa, el reloj pasó por una doble transformación: por un lado ofrece prestaciones únicas: “El usuario puede ir a la playa y nadar con un reloj pulsera, pero no con un celular. Aparte, su batería se agota en horas, la del reloj dura años”.
Look. Por otra parte, “el wristwatch se convirtió en un accesorio de moda. Que complementa el look. Muchos tienen, por ejemplo, varios G-Shock para poder combinarlos con el outfit del día. Por eso las marcas sacan nuevas colecciones cada pocos meses, variando las gamas de colores y materiales”. De hecho, según Micciché Saavedra, Casio está participando como expositor en exposiciones especializadas en ¡zapatillas!
Otro argumento que hace a la supervivencia de los relojes son las líneas que ofrecen prestaciones únicas, que aún no están disponibles en un smartphone. “Hay diseños para deportes extremos, con altímetros, brújula, termómetro o barómetro. Y también para buceo, navegantes o surf. Todos con una alta resistencia a golpes y caídas”.
Apareados. Finalmente, otra explicación es que son complementarios: hay modelos que se “parean”, vía Bluetooth, con un smartphone y el reloj se convierte en control remoto para manejar el volumen y moverse por las playlists de canciones. Además, la tendencia a futuro implica que los próximos modelos también ayudarán a medir y estimular la cantidad de actividad física que el usuario realiza en forma cotidiana. El “wellness” como valor agregado especial.
De esta manera, el reloj encuentra una vía para estirar su vigencia en tiempos de celulares y relojes inteligentes, y aun cuando cualquier joven escucha “qué hora es” y saca de su bolsillo un smartphone, se pone a chatear, a ver aplicaciones y se olvida de contestar. n