INTERNACIONAL
ESCENARIO FICTICIO

¿Triunfaría la OTAN sobre Rusia en una hipotética Tercera Guerra Mundial?

Hipotético choque OTAN-Rusia en 2025: la Alianza gana batallas aéreas y marítimas, pero el conflicto deriva en desgaste o escalada nuclear, sin vencedor claro. Paz fría más inestable y costos globales devastadores, según expertos.

¿Triunfaría la OTAN sobre Rusia en una hipotética Tercera Guerra Mundial?
¿Triunfaría la OTAN sobre Rusia en una hipotética Tercera Guerra Mundial? | AFP

En un mundo donde las tensiones entre Occidente y Rusia escalaron desde la invasión de Ucrania en 2022, el espectro de una Tercera Guerra Mundial ya no parece mera ficción. Incidentes como la intrusión de drones rusos en el espacio aéreo polaco el 10 de septiembre de 2025, justo antes de los ejercicios Zapad-2025, avivaron temores de un conflicto directo.

En este contexto, el análisis del Dr. Andrew Latham, profesor de relaciones internacionales en Macalester College y fellow senior en el Institute for Peace and Diplomacy, publicó una simulación detallada de una guerra hipotética entre la OTAN y Rusia en 2025. Su informe, publicado en el National Security Journal, concluye que, aunque la OTAN podría dominar batallas iniciales, nadie saldría victorioso de un enfrentamiento total, terminando en una "paz fría" más frágil que la actual.

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Latham, experto en política de conflictos internacionales, estructura su escenario alrededor del triángulo de Tucídides —miedo, honor e interés— y la trinidad de Clausewitz —pasión, azar y política—. El detonante sería un incidente en los Bálticos: drones rusos cruzando el espacio aéreo polaco, seguidos de intercepciones de cazas y respuestas con misiles.

Este patrón, ya visto en provocaciones recientes como las violaciones aéreas rusas en Estonia, podría escalar rápidamente. Rusia, percibiendo amenazas a su enclave de Kaliningrado, respondería con misiles de ataque terrestre y ciberataques, mientras la OTAN invoca el Artículo 5 para defender a sus aliados bálticos.

En la fase inicial, la balanza se inclina hacia la OTAN. La Alianza cuenta con superioridad en inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), guerra electrónica (EW) y fuego a distancia, permitiendo neutralizar defensas fijas rusas y activos navales en el Báltico.

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Comparaciones militares recientes subrayan esta ventaja: la OTAN despliega 3,4 millones de soldados activos frente a los 1,3 millones de Rusia, con 22.377 aeronaves contra 4.292 y 1.143 buques contra 419. Sin embargo, Latham advierte que Rusia contrarrestaría con salvas de misiles, defensas aéreas densas, interferencias GNSS y ciberoperaciones contra infraestructuras críticas, buscando fracturar la cohesión de la OTAN mediante guerra política.

El conflicto entraría entonces en una fase de desgaste, un "grind no nuclear" donde ni lado logra avances decisivos. La OTAN, con Finlandia y Suecia como nuevos miembros fortaleciendo su flanco noreste, constreñiría las líneas logísticas rusas alrededor de Kaliningrado y el Golfo de Finlandia mediante superioridad marítima y aérea. Rusia, con tropas curtidas en Ucrania y una movilización parcial, usaría misiles balísticos de corto alcance y ataques electrónicos para presionar.

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Expertos coinciden en que, convencionalmente, la OTAN prevalecería gracias a su sofisticación tecnológica e interoperabilidad, pero enfrenta escasez de municiones, una industria de defensa fragmentada y cobertura antiaérea insuficiente en Europa. Rusia, por su parte, ha cuadruplicado su gasto militar a 120.000 millones de euros en 2025, produciendo miles de misiles y drones mensuales, lo que le da una ventaja en guerra asimétrica.

Los ejercicios Zapad-2025, realizados del 12 al 16 de septiembre en territorio bielorruso, ilustran la planificación rusa para tal escenario. Estos maniobras, que involucran decenas de miles de tropas y simulaciones con el misil balístico "Oreshnik", preparan un lanzamiento parcial desde Bielorrusia —cuya fuerza aérea ya está integrada a Rusia— para un ataque contra la OTAN.

Aunque formalmente defensivos, combinados con otros ejercicios de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, sugieren tácticas ofensivas, como el uso de misiles para disuasión informacional. La OTAN responde con contramaniobras como "Tarassis 25" en Polonia y Lituania, pero analistas urgen ejercicios sorpresa para demostrar capacidades defensivas.

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Vladimir Putin

Una vulnerabilidad clave es la brecha en drones y misiles: Rusia produce cientos de misiles balísticos y crucero al mes, con modificaciones para evadir sistemas como el Patriot, mientras la OTAN carece de una fuerza aérea no tripulada dedicada. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha advertido que Rusia podría atacar a un miembro en cinco años, aprovechando tácticas híbridas.

En el Ártico, Canadá emerge como el "vientre blando" de la Alianza: pese a 12 intercepciones de aviones rusos cerca de Norteamérica en el último año, su preparación es deficiente, con rompehielos y submarinos retrasados hasta dentro de una década. Rusia, con submarinos nucleares y bombarderos estratégicos, explota esta vastedad para lanzar misiles de crucero indetectables por radares actuales.

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Latham delinea dos finales posibles. En el primero, un armisticio transaccional tras attrition: sanciones endurecidas, gasto defensivo disparado y una Europa militarizada restauran la disuasión, pero a un costo de 1,5 billones de dólares en el primer año —un 1,3% del PIB global—. "La OTAN gana batallas; la política, la economía y el riesgo nuclear devoran las ganancias", escribe Latham.

El segundo escenario, más siniestro, implica uso nuclear limitado: si Rusia ve amenazada su supervivencia convencional, dispersaría ojivas o lanzaría un golpe de bajo rendimiento en un objetivo militar, rompiendo el tabú nuclear. La OTAN respondería convencionalmente, evitando escalada, pero el shock político aceleraría un alto el fuego frágil, con un orden posterior marcado por inestabilidad crónica y juego nuclear en futuras crisis.

Otras opiniones expertas refuerzan esta visión sombría. El general Carsten Breuer destaca el "Gap de Suwałki" como ruta vulnerable para una invasión rápida de los Bálticos mediante drones y apagones de comunicaciones.

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Fuerza aérea de la OTAN

Sin Estados Unidos, la OTAN europea aún sería "formidable", pero el riesgo de armas nucleares tácticas rusas ante derrotas crece. Ucrania, al defenderse efectivamente, ha comprado tiempo a la OTAN, pero expertos como los del Atlantic Council insisten en doctrinas actualizadas para guerra de drones y mayor gasto defensivo.

En última instancia, como concluye Latham citando a Clausewitz, la "mejor victoria" de la OTAN sería defender territorio sin cruzar el umbral nuclear, preservando su cohesión. Para Rusia, un estancamiento coercitivo que erosione la credibilidad aliada sin aniquilación. Pero "por esas medidas, una guerra OTAN-Rusia no produce un verdadero vencedor". El resultado: una Guerra Fría "más caliente" que la original, peor que el statu quo.

BGD/ff