Los diputados españoles han aprobado la abdicación del rey Juan Carlos I por una amplia mayoría esta madrugada, dejando así camino libre para la proclamación de Felipe VI como nuevo monarca, prevista para el 19 de junio. A pesar de los reclamos de una parte de la población española por un referéndum sobre monarquía o república, el jefe de gobierno español, Mariano Rajoy, ha dejado claro que “la forma política de Estado no está en el orden del día”.
El pasado 2 de junio el rey Juan Carlos I sorprendió a la población española y al resto del mundo con el anuncio de su intención de abdicar. A pesar de haber sido uno de los máximos colaboradores del retorno de la democracia en España tras la dictadura franquista, los escándalos recientes han dañado su imagen y la de la monarquía en general. Su único hijo varón de 46 años, el príncipe de Asturias, Felipe VI, deberá ser proclamado nuevo rey en una ceremonia ante diputados y senadores, que no contará con la presencia de invitados extranjeros ni ceremonia religiosa.
Antes de que eso pase ambas cámaras que conforman el Parlamento deben aprobar por mayoría absoluta la ley orgánica que regule la abdicación, un hecho totalmente inédito en la democracia española. El Senado es el último paso, que tiene previsto debatir y votar el próximo 17 de junio. Por el momento, el Congreso dio el sí con 299 votos a favor, 19 en contra y 23 abstenciones por los diputados.
Desde que el rey anunció su decisión de abdicar, decenas de miles de españoles salieron a la calle con banderas de la Segunda República al grito de “¡España, mañana, será republicana!”. Se exige una consulta popular en la que la población pueda decidir su futuro sistema político. Sin embargo, los dos grandes partidos españoles, el PP y el PSOE, acumulan el 80% de los escaños y son partidarios de la continuación de la monarquía parlamentaria instaurada en la Constitución de 1978.
Pocos son los partidos políticos que defienden un cambio en el sistema, “La jefatura del Estado, un señor la va a heredar como si fuera una propiedad privada. ¿Y la ciudadanía qué opina?", reclama el líder de Izquierda Unida, Cayo Lara, denunciando la llegada de “sangre nueva para una dinastía decrépita”. A parte de tal oposición política y popular a la monarquía, Felipe VI también deberá enfrentarse a las turbulencias territoriales que existen en el país con los nacionalismos vasco y catalán. Especialmente éste último que tiene la intención de decidir por referéndum el 9 de noviembre de este año su proclamación de independencia del estado español.