El 16 de febrero de 1977, un oficial de la CIA elevó a sus superiores un reporte en el que informaba sobre un “acuerdo de los países de Cóndor, en mayo de 1976, para formar una unidad para operar contra izquierdistas en Francia”. Según su descripción, representantes de las dictaduras militares del Cono Sur se habían reunido durante tres días en Santiago de Chile para conformar un grupo conjunto que ejecutara “ataques físicos contra miembros de la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR) en Francia”, al que bautizaron con el nombre en clave de ‘Teseo’.
El documento en cuestión surge del último tramo de archivos desclasificados por los Estados Unidos que fueron entregados hace dos semanas al gobierno argentino. Vistos en serie, los documentos aportan información contextual sobre las redes de coordinación represiva en la región. Echan nueva luz sobre la Operación Cóndor y, en particular, sobre su dimensión operativa.
El informe de la CIA refería que represores argentinos, uruguayos y chilenos habían acordado operar juntos en París, para lo que antes habían enviado a sus respectivos “oficiales Cóndor” a Buenos Aires para que tomaran allí un “curso de entrenamiento” de dos meses, en septiembre de 1976.
Otro reporte de inteligencia posterior, fechado el 16 de agosto de 1977, reproducía textualmente un documento Cóndor titulado “Reglamento de Teseo, centro de operaciones”, de septiembre de 1976, en el que se proveían líneas de acción sobre financiamiento, logística, selección de objetivos, comunicación y coordinación para la unidad ‘Teseo’. “No se sabe si el documento que se describe todavía está vigente o si está obsoleto”, aclaraba el informe.
La unidad ‘Teseo’ parece haber quedado en el plano de lo proyectado: no está claro que haya tenido aplicación efectiva. “Lo que surge de los documentos es que ‘Teseo’ se propuso como un organismo operativo en el marco de Cóndor −explica a PERFIL la historiadora Melisa Slatman, investigadora de la Universidad de Buenos Aires y especialista en coordinación represiva en el Cono Sur−. Pero es un proyecto, una propuesta. En los informes de la CIA aparece siempre en potencial. La aplicación efectiva se habría frenado unos meses después de la planificación, posiblemente por el inicio de la investigación de los Estados Unidos a raíz del asesinato de Orlando Letelier en Washington, en septiembre de 1976”.
Los documentos sobre Teseo hablan de cierto grado de maduración de los esfuerzos de las dictaduras conosureñas para coordinar la actividad represiva extraterritorial. Según Slatman, la especificidad del proyecto ‘Teseo’ fue la proyección de un organismo multilateral en el que la toma y ejecución de decisiones se pensaba de manera horizontal.
El propio hallazgo del nombre en clave ‘Teseo’ constituye una novedad. “Algún militar lo había mencionado en los testimonios durante el juicio por la Operación Cóndor en Italia, pero lo de ‘Teseo’ nunca se había hecho público −dice Carlos Osorio, director de Proyecto Cono Sur del National Security Archive (NSA), una institución no gubernamental con sede en la Universidad George Washington que se dedica a relevar y difundir los documentos secretos acumulados por los gobiernos de Estados Unidos−. Hasta ahora no teníamos archivos con este nivel de detalle sobre aspectos operativos de Cóndor”.
En el reporte de la CIA consta que los cuarteles generales para la unidad ‘Teseo’ se instalarían en Buenos Aires, con presencia permanente de representantes de todos los países involucrados. Los miembros de la unidad se repartirían en tres equipos: de inteligencia, operativo y de reserva. El reglamento preveía además la forma de financiamiento de la unidad, vía contribuciones regulares de todos los países miembros. “Al final de cada operación, cada equipo involucrado rendirá cuentas de los gastos hechos”, se indicaba.
El texto también precisaba con detalle el “sistema de trabajo” a seguir en los operativos extraterritoriales. La “identificación de objetivos” quedaba a cargo de los equipos de inteligencia, que debían identificar, localizar y monitorear a las víctimas. La “ejecución de objetivos” correspondía a los grupos operativos, que debían “interceptar al objetivo, ejecutar la operación y escapar”. Se preveía que, por razones de seguridad y funcionalidad, los miembros de la unidad no se conocieran entre sí. En otro apartado sobre “regulaciones internas”, el reglamento llegaba incluso a establecer los horarios de trabajo de la unidad permanente de ‘Teseo’ en Buenos Aires: “De 9:30 a 12:30 y de 14:30 a 19:30 horas”.
En cuanto a la “selección de objetivos”, se establecía que cada representante haría sus propuestas para someterlas a votación. Las personas a eliminar se elegirían “por mayoría simple”.
Los documentos de la CIA sobre Teseo también reflejan desavenencias entre sus miembros y distintos grados de compromiso con el proyecto. Argentina, Uruguay y Chile aparecían como los puntales de la operación. Bolivia y Paraguay, en cambio, dudaban si involucrarse con la unidad debido a sus temores por una “reacción internacional adversa” contra los países de Cóndor que “ciertas actividades violentas” podían provocar. En los archivos no queda el nivel de participación de Brasil.
Mientras que el documento de agosto de 1977 abunda en datos sobre lo que se planificaba para Teseo, en la desclasificación hay escasa información sobre actividades concretas de la unidad. En marzo de 1977, un reporte de la CIA enviado a todas las embajadas estadounidenses en el Cono Sur mencionaba que “un equipo Cóndor de uruguayos y argentinos fue enviado a París a principios de diciembre de 1976 para operar contra terroristas uruguayos”. Pero, según el informe, el operativo había fallado debido a información que se había filtrado a los “terroristas”, lo que habría hecho repensar a los uruguayos “en la conveniencia de participar en operaciones Cóndor futuras”.
Según Osorio, aunque el documento no menciona explícitamente a Teseo, la frustrada operación aludida parece asociarse a esa unidad, de la que ahora conocemos su existencia.
"Esta desclasificación es mucho más impactante que las anteriores"
Carlos Osorio es especialista en documentos secretos estadounidenses y director del Proyecto Cono Sur del Archivo de Seguridad Nacional (NSA), una institución no gubernamental con sede en la Universidad George Washington que se dedica a sacar a la luz papeles confidenciales acumulados durante décadas por los distintos gobiernos estadounidenses.
Osorio oficia como “curador” y difusor de los archivos desclasificados sobre la última dictadura argentina. A través de la Ley de Libre Acceso a la Información, la NSA ya promovió la liberación de más de diez millones de páginas de documentos reservados y construyó el mayor repositorio no estatal de archivos públicos desclasificados de Estados Unidos. Desde 2000, Osorio viene ocupándose de agrupar, jerarquizar, analizar y difundir las distintas tandas de documentos sobre el terrorismo de Estado en la Argentina y en el Cono Sur.
“Esta desclasificación es mucho más impactante que las anteriores”, dijo Osorio a PERFIL en una conversación telefónica desde Washington. “El contenido es mucho más rico y chocante: se describe la brutalidad de los cuerpos represivos y su modus operandi. Este tramo va a servir para apoyar los testimonios de víctimas en algunas docenas de casos judiciales”.
Según el especialista, “una de las cosas más interesantes es que hay mucha información sobre la Operación Cóndor: se ponen en orden un montón de ideas e indicios que se tenían, sobre todo en cuanto a periodizaciones”. Osorio destaca que los documentos revelan, por ejemplo, las fechas exactas de las primeras reuniones de trabajo de Cóndor. Y ya no sólo se refieren a la inauguración formal de la Operación sino también a sus instancias organizativas. A su vez, “en los archivos queda expuesto que los argentinos, uruguayos y chilenos estaban más implicados que los paraguayos, brasileños y bolivianos”. Aunque fue recibida por el macrismo, la desclasificación de EE.UU. responde a un reclamo histórico de los organismos de Derechos Humanos.
F.D.S./ C. P.