El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, volvió a la carga con sus críticas al sistema electoral del país y reveló que pidió al Partido Liberal (PL), al que se sumó hace unos meses para poder ser candidato a la reelección, que contrate los servicios de una empresa para llevar a cabo una auditoría de los comicios.
“Ya adelanto que vamos a contratar a una empresa para hacer una auditoría de las elecciones. Lo dejo claro, esta auditoría no se hará después de las elecciones. Una vez contratada comienza a trabajar”, afirmó Bolsonaro durante su intervención semanal a través de redes sociales.
“La empresa va a pedir al TSE (Tribunal Superior Electoral) con toda seguridad una gran cantidad de información” y “pedirá a las Fuerzas Armadas el trabajo que hace hasta ahora”, dijo Bolsonaro, quien en los últimos meses no ha escatimado esfuerzos en cuestionar la fiabilidad del sistema electoral, coincidiendo con la recuperación de los derechos políticos del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, principal favorito en los comicios de octubre.
Semanas atrás llegó a sugerir que las Fuerzas Armadas realicen una especie de escrutinio paralelo para garantizar la limpieza de las elecciones.
Desafío. Bolsonaro advirtió que dicha empresa –de la cual no ha dado detalles– se guarda la posibilidad de rechazar llevar a cabo una auditoría si el TSE no colabora presentando la documentación que se le solicite.
“¿Qué puede pasar? Puede que en pocas semanas de trabajo esa empresa que hace auditorías en todo el mundo, una empresa de punta, puede llegar a la conclusión de que antes de las elecciones, debido a la documentación de la que dispone y de lo que ya ha se ha hecho para mejorar unas elecciones libres de sospecha e injerencias externas, llegar y decir: ‘es imposible auditar’ y no querer hacer el trabajo. Hasta ahí estamos dispuestos a llegar. Nadie quiere que haya golpe”, advirtió.
También aprovechó la ocasión para defender el papel de las Fuerzas Armadas como observador de la Comisión de Transparencia Electoral (CTE), después de que fueran invitadas por el TSE, un gesto visto por parte de algunos como una forma de apaciguar los ánimos y evitar más ataques de Bolsonaro hacia este organismo.
“Si las urnas son inexpugnables, ¿por qué esa preocupación? Las Fuerzas Armadas van a tener tan solo un papel de canciller, de meras espectadoras”, ha asegurado Bolsonaro, cuyo tono ha cambiado con respecto al TSE desde que los militares fueron invitados a esta comisión de transparencia.
“La población quiere elecciones transparentes. Nadie está dudando de las elecciones, atacando a la democracia, ni atacando al ilustre TSE. Invitaron a las Fuerzas Armadas y ellas han presentado sus nueve propuestas. En un primer momento presentaron centenares de vulnerabilidades para tapar esos agujeros presentaron sus sugerencias” y “el TSE no se manifiesta en lo que respecta”, afirmó.
No obstante, anteriormente se ha estado prodigando en sus ataques, en especial contra las urnas electrónicas, una particular cruzada que ha hecho incluso que sea investigado en el Supremo por una supuesta filtración de información clasificada sobre un ataque informático que sufrió el TSE en 2018.
A pesar de que dicho ataque no supuso, según el TSE, ningún riesgo para el buen funcionamiento de las presidenciales de 2018, el presidente brasileño utilizó dicha investigación para poner en cuestión las urnas electrónicas y defender como única forma viable de participar en las siguientes elecciones el sufragio impreso.
Riesgo. La insistencia del presidente brasielño en poner en duda la limpieza de las elecciones, a la manera de su admirado Donald Trump, provocó que analistas advierten sobre el riesgo de que Brasil viva una situación semejante a la que sacudió Was-hington en enero del año pasado frente al Capitolio, luego de que el ex mandatario estadounidense se negara durante semanas a aceptar el resultado de las urnas.
Si Bolsonaro llega a perder en las elecciones, como sugieren hasta ahora las encuestas, en las que de todos modos se está recuperando, “es muy probable que opte por crear un ambiente de desestabilización política y evitar de alguna manera que su oponente asuma el cargo”, advierte el analista Joao Roberto Lopes Pinto, de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro.
“Aunque hay un desfasaje entre la voluntad y la capacidad golpista de Bolsonaro, no hay que subestimar su atractivo popular”, sostiene el analista.