El jurista brasileño Deltan Dallagnol, Jefe de fiscales de la Operación Lava Jato expuso ayer en Buenos Aires, en una conferencia organizada por el Ministerio de Justicia de la Nación y que contó con la introducción del Secretario de esa cartera, Santiago Otamendi. La presentación de Dallagnol fue ante un auditorio repleto, en el que había varios fiscales federales, el abogado Ricardo Gil Lavedra y algunos magistrados, en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Joven, a los 38 años, Dallagnol comenzó a liderar el proceso judicial más importante de Brasil en 2014. Desde entonces el Lava Jato involucró a 1800 políticos investigados, entre los cuales hubo 6 presidentes del Senado, 5 de Diputados y a más de 1700 procesos judiciales sólo en 4 años. Mientras Dallagnol hablaba de esos datos, de cerca lo escuchaban el fiscal Franco Picardi, uno de los principales impulsores de la investigación Odebrecht en Argentina, Laura Roteta y Gabriel Pérez Barbera, responsables de la PROCELAC, los fiscales Carlos Rívolo, Alejandra Mángano, y Eduardo Taiano, y el juez en lo Penal Económico, Gustavo Meirovich.
Durante su exposición, de más de media hora, Dallagnol explicó cómo fue el proceso que empezó con un caso que parecía aislado y dio lugar a un camino inédito en la región y resaltó la importancia de los acuerdos de delación. “Es virtualmente imposible investigar la corrupción sin este instrumento”, afirmó. “Los actos de pagos se disfrazan, el acto ocurre dentro de las cuatro paredes”, dijo para graficar la sombra en la que se inscriben los delitos de corrupción. “La esencia de los acuerdos es la maximización”; completó.
Entre los números que dio también incluyó los más de 500 pedidos de cooperación internacional, más de 160 acuerdos de delación premiada y detalló que en su base de trabajo tienen más de 26 millones de transacciones financieras. También mencionó los más de 300 acusados de la Operación y las 120 condenas a miles de años de prisión, que se dieron en el marco del caso. Pero sobre todo resaltó: “no es la cantidad sino la calidad: fueron los más poderosos de Brasil”.
Explicó también cómo fueron un paso más allá de lo que ya conocían y construyeron “acuerdos con personas jurídicas”, que hasta entonces no se hacían. “A partir de la nueva estrategia de colaboración, el lava jato avanzó”, afirmó. “Descubrimos que 16 de las principales empresas armaron cartel”, sostuvo y aportó su mirada sobre cómo se entrecruzan los intereses políticos, empresarios y lavadores de dinero profesional”, declaró. “Se pagaron coimas por más de dos mil millones de reales. Las coimas se volvieron sistema”, destacó.
Dallagnoll agregó que “una llave para entender fue donde iba el dinero de las coimas”, en parte al bolsillo de los involucrados, y también a campañas políticas. “La coima apalanca a los criminales en el poder. Eso genera más coimas y las mantiene en el poder y a sus aliados. Y eso genera un círculo y amenaza la democracia. Los corruptos tienden a sobrevivir”, señaló.
En una charla que incluyó matices con anécdotas familiares o de las largas jornadas de trabajo que se llevaron adelante desde el comienzo del proceso, sostuvo que “no es cierto que los países tienen los gobiernos que se merecen, Argentina y Brasil son dos de los países más honestos de Latinoamérica”.
Por otro lado, Daganoll explicó también cómo fue que, a través de los “doleiros”, se abrió paso a desentrañar la compleja “red financiera informal, para lavar dinero”. Y explicó que a lo largo del trabajo, muchas veces les dijeron que “no seríamos capaces de poner a los responsables tras las rejas”. Enseguida agregó: “necesito confesarles que todavía escucho a las personas susurrándome. Querría decirles que hay políticos, un ex presidente de la República, de la Cámara de Diputados, empresarios poderosos detenidos. 800 millones de dólares están congelados en Suiza”.
Daganoll habló también del primer involucrado que decidió colaborar con la justicia. “Hasta entonces solo teníamos lavado de dinero contra él, pero él nos dijo: existe corrupción en este contrato, pero no solo en este. En todos los de esta empresa y en todos los de las empresas que están bajo mi dirección”. Y en ese contexto resaltó la importancia de los acuerdos. “Es virtualmente imposible investigar la corrupción sin este instrumento. Los actos de pagos se disfrazan, el acto ocurre dentro de las cuatro paredes”. Agregó que “cuando alguien colabora, confiesa su crimen, devuelve el dinero y devela delito”.
Sostuvo también que el “lava jato rompió la impunidad de los círculos de poder y tiene una función educativa”. En tanto que consideró que “la principal virtud del Lava Jato es un diagnóstico, pero no es suficiente. “Brasil necesita ir más allá del Lava Jato: prevenir la corrupción, reducir la impunidad”, completó.