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Tras la detención de diez personas implicadas en un supuesto atentado terrorista, el ministro de Defensa de Brasil, Raul Jungmann, intentó ayer calmar a la población y opinó que hay una “paranoia exacerbada” en relación a un supuesto ataque terrorista. A 14 días para el inicio de los Juegos, el funcionario aseguró que no hay ninguna “amenaza consistente”, en declaraciones al diario Folha de S. Paulo.
“Estamos en un momento de estrés previo a un gran evento. Esta planificación involucra mucha energía. La diferencia es que hoy en día estamos teniendo actos de terrorismo en todo el mundo. Eso provoca una especie de paranoia exacerbada. Creo que con el inicio de los Juegos la discusión va a comenzar a diluirse y toda la atención se va a concentrar en el evento, en los atletas”, afirmó Jungmann.
“Ninguno de los servicios de inteligencia del mundo registraron una amenaza consistente, real, contra los Juegos Olímpicos”, agregó el ministro del gobierno de Michel Temer.
Detenidos. En tanto, la Policía Federal de Brasil transfirió ayer a una cárcel de máxima seguridad a los diez supuestos simpatizantes de Estado Islámico (EI), que fueron arrestados el jueves por presuntamente preparar un atentado durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Los detenidos, todos ellos brasileños, fueron enviados a la Penitenciaría Federal de Seguridad Máxima de Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul, según informó la Policía.
Según las investigaciones, los sospechosos integraban una célula aficionada y de-sorganizada que sólo mantuvo contactos a través de servicios de mensajería por internet. El grupo intercambiaba comunicaciones en las que hacía apología del terrorismo, ensalzaba los atentados ocurridos en los últimos meses en Europa, y planeaban comprar armas con la supuesta intención de
realizar un atentado.
La ley antiterrorista de Brasil, aprobada el año pasado, prevé condenas de entre cinco y ocho años de cárcel por el enaltecimiento del terrorismo y la preparación de atentados está castigada con tres a quince años de reclusión.
Para Temer, la seguridad en los Juegos es una de sus máximas prioridades.