La prueba Trinity fue el primer ensayo de un arma nuclear por los Estados Unidos, que eligió una zona en el desierto Jornada del Muerto, ubicado en el suroeste del país, para llevarlo a cabo. Aunque se consideraba un lugar remoto y "lejos de la zonas pobladas" muchas familias vivían en los alrededores, en ranchos aislados y pequeñas comunidades, y hasta el día de hoy continúan sintiendo sus efectos.
"La explosión sacudió la casa y rompió las ventanas. Todos pensaron que el mundo se estaba acabando", contó a BBC Brasil Genoveva Peralta Purcella, hija menor de una pareja que habitaba en la comunidad rural de Capitán, que en ese momento tenía menos de 1.000 habitantes. Según explicó, ese 16 de junio de 1945 sus padres realizaban las tareas diarias cuando fueron sorprendidos por una gran explosión "que hizo temblar el suelo".
Tras el ruido, un destello "más fuerte que el sol" se apropió del cielo y apareció una oscura nube de humo. Su madre, Francesquita, se escondió a rezar con sus hermanas mayores mientras su padre, Demecio, fue a revisar el galpón y el ganado: "Todas las vacas estaban cubiertas de polvo blanco, al igual que toda la tierra", relató.
Muchas generaciones con cáncer
"De los 10 hermanos, yo soy la única sobreviviente", indicó Purcella. "Todos menos uno murieron de cáncer", explicó sobre los efectos que su familia y todos los residentes de estas comunidades de Nuevo México padecieron y nunca recibieron reconocimiento. Hasta el día de hoy, 75 años después, los habitantes de esta área buscan ser incluidas en un programa del Gobierno norteamericano que compense a los afectados.
"Mi padre murió de cáncer. Tenía cáncer de estómago, cáncer de ojos y linfoma de Hodgkin", continuó. A su madre le diagnosticaron cáncer de mama y acorde a su testimonio una de sus hermanas murió del mismo cáncer y, años después, su sobrina también lo desarrolló. En su caso, tras realizar un tratamiento exitoso logró superar esa enfermedad.
En diálogo con el mismo medio, otra de las sobrevivientes, llamada Tina Córdova, relató cómo vio a lo largo de los años a los integrantes de su familia enfermarse y morir por varios tipos de esta enfermedad luego de la detonación de la bomba nuclear. "Soy la cuarta generación de mi familia que tiene cáncer desde la prueba Trinity", dijo Tina, quien fue diagnosticada con un tumor tiroideo maligno en 1997.
"Dos de mis bisabuelos, que vivían en Tularosa, murieron de cáncer de estómago. Mis dos abuelas tenían cáncer, aunque no murieron por eso", afirmó, mientras que describió que su padre falleció tras padecer cáncer de próstata y dos tipos de cáncer oral.
Un informe y un fuerte secreto
En 2010, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), a cargo del departamento de Salud estadounidense, publicó un informe sobre la planificación y ejecución de Trinity. En él se indica que el jefe militar del Proyecto Manhattan, Leslie Groves, prefería un área en California pero optó por el desierto Jornada del Muerto. Desde inicios de 1945 se trabajó en secreto para la construcción de la infraestructura necesaria para la prueba.
Según el Departamento de Energía, la explosión fue más poderosa de lo que se esperaba y generó una temperatura "10.000 veces superior a la de la superficie del Sol". "Se liberaron 18,6 kilotones de energía" que convirtieron el asfalto y la arena en "vidrio verde" y solo 1,2 kg del total de 6 kg de plutonio en el centro de la bomba se fisionaron, mientras que el resto se dispersó en la ceniza nuclear. La nube en forma de hongo alcanzó los 20 km de altura y se dividió en tres grandes partes.
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"Debido al intenso secreto que rodeaba la prueba, la información correcta sobre lo que realmente sucedió no se hizo pública hasta que se lanzó la segunda bomba atómica sobre Japón tres semanas después", indica el informe de la CDC. Hasta entonces, lo ocurrido en Nuevo México se había atribuido a "una explosión en un depósito de municiones". "Era importante que los japoneses no fueran alertados", añade.
Riesgos a la radiación sin compensación
"Nunca hicieron nada para ayudar a la gente o explicar los riesgos", manifestó Córdova en la entrevista. Sin saber el peligro, los vecinos continuaron usando el agua contaminada para beber, cocinar, bañarse, limpiar, regar los cultivos y dar de beber a los animales. Muchos pobladores también informaron haber visto quemaduras en los animales y cómo se caía su pelaje.
En 1965, las Fuerzas Armadas ubicaron un obelisco en el sitio de prueba y diez años después se convirtió en un Monumento Histórico Nacional, el cual puede visitarse dos veces al año. Según el Departamento de Justicia, el gobierno de Estados Unidos realizó unas 200 pruebas con armas nucleares entre 1945 y 1962.
En 1990 se aprobó la Ley de Compensación por Exposición a la Radiación (RECA) para indemnizar a quienes hayan desarrollado una enfermedad tras la exposición a la radiación mientras se realizan pruebas o trabajan en la extracción de uranio. Mientras que los los empleados fueron compensados, los civiles que vivían en la zona no fueron incluidos en la resolución.
FP / ED