Las imágenes del bombardeo una zona cercana a la central nuclear Zaporiyia, la más grande de Europa, mostraron la asimetría de poder entre Rusia y Ucrania, y estremecieron al mundo ante la amenaza de un ataque nuclear, algo que obligaría a “evacuar a toda Europa”, según declaró el presidente Volodimir Zelenski.
En las últimas semanas, numerosos funcionarios y analistas reflotaron el Memorándum de Budapest de 1994, el tratado por el que Ucrania renunció al arsenal nuclear heredado por la Unión Soviética (URSS), a cambio de protección. "Ucrania recibió garantías de seguridad después de abandonar el tercer arsenal nuclear más grande del mundo. Ya no tenemos estas armas, pero tampoco tenemos seguridad", dijo Zelenski en un discurso cinco días antes de la "operación militar" rusa del 24 de febrero, en reclamo a sus aliados occidentales.
A 30 años del tratado, el gobierno de Vladimir Putin invadió Ucrania y agitó el fantasma de una "tercera guerra mundial" que, de suceder, "será nuclear y devastadora" según declaraciones del canciller ruso, por lo que surgieron interrogantes: ¿Por qué Ucrania cedió su arsenal a pesar de que podría haberle garantizado seguridad? ¿Habría servido para prevenir el avance militar de Moscú? ¿Puede Ucrania, con cuatro centrales nucleares activas, desarrollar bombas nucleares, tal como dice el gobierno ruso? ¿Existe la posibilidad real de una guerra nuclear?
El Memorándum de Budapest
Durante la Guerra Fría, las potencias nucleares eran Estados Unidos y la actual Rusia -heredera de la URSS-, seguidas por Ucrania, entonces un estado satélite soviético. El nivel de destrucción de las bombas nucleares -comprobado en Hiroshima y Nagasaki- permitió que la política de disuasión rigiera las relaciones internacionales, en base a la doctrina de Destrucción Mutua Asegurada (MAD por sus siglas en inglés).
En ese contexto y tras el derrumbe soviético se firmó el Memorándum de Budapest en 1994, en el que Ucrania se comprometió a adherirse al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) impulsado por Estados Unidos, con la condición de renunciar a su vasto arsenal nuclear heredado de la URSS.
A cambio, Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido se convirtieron en garantes de la seguridad de Ucrania, con el compromiso de "respetar su independencia, la soberanía y las fronteras existentes" y "abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza", bajo el ala del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Putin le solicitó a los países limítrofes a Rusia "no agravar la situación ni imponer limitaciones"
“El hecho de que el agresor, Rusia, vetara la acción del Consejo de Seguridad de la ONU no anula las otras partes de las promesas que se le hicieron a Ucrania”, dijo el jefe de Gabinete del presidente Zelenski, Andriy Yermak, en un reciente artículo del NYTimes.
En tanto, el gobierno ucraniano sostiene que se trata de la segunda vez que Rusia viola el tratado, siendo la primera en 2014 con la anexión de Crimea. Tanto antes como después de ese hecho, surgió el debate sobre si Ucrania podría haber evitado el ataque ruso si hubiera tenido armas nucleares para “disuadir” el ataque, en base al concepto de “paz nuclear”.
Sin embargo, algunos analistas sostienen que Kiev en su momento no tuvo opción, ya que a pesar de tener en su territorio las armas, el centro operacional que permite activarlas permanecía en Moscú. Además, la actitud fue en línea con el deseo del país de vincularse con el “nuevo mundo” unipolar bajo la hegemonía estadounidense tras la caída de la URSS.
La mirada ucraniana sobre el Memorándum
Viktor Karvatskyy es analista internacional y CEO de un think-tank basado en el oeste de Ucrania. Sostiene que en la sociedad ucraniana existe una sensación de “injusticia” frente a la renuncia del arsenal nuclear que los llevó a una “situación de desprotección”. “Acordaron garantizar la independencia de Ucrania. Me siento bastante frustrado por eso, porque no nos ayudaron en su momento”, dijo en una conferencia virtual organizada por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) a la que asistió PERFIL.
Sin embargo, aclaró que ese sentimiento predominó ante la amenaza rusa previa a la invasión. Ahora, a nueve días del inicio de la guerra, piensa distinto. “En este momento puedo decir que la gente está enfocada en la resistencia a Rusia, así que aquí ya no nos planteamos esa pregunta que de alguna manera ‘ataca a Occidente’. Todos estamos unidos en nuestros esfuerzos”, aseguró.
Por otro lado, el especialista en derecho internacional público lamentó la impotencia de las Naciones Unidas para ponerle un freno a Rusia, luego de que el Consejo de Seguridad -el único que puede tomar medidas vinculantes- fuese incapaz frente al veto de Rusia. “La ONU no tuvo la capacidad de enfrentar las consecuencias. El hecho de que no pueda expulsar ni bloquear a Rusia es un indicador de que como sistema de cooperación colectiva ha disminuido su importancia”, sostuvo.
La posibilidad de que Ucrania fabrique bombas nucleares
Entre los argumentos esgrimidos para justificar la invasión, el presidente ruso Vladimir Putin aseguró que Ucrania pretende crear bombas nucleares con ayuda de Estados Unidos, a pesar de que esa posibilidad fuera descartada por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
“Es imposible que Ucrania desarrolle armas nucleares porque requiere una gran cantidad de recursos financieros, humanos, etc. Además Estados Unidos construyó el mundo de la posguerra bajo la idea de prevenir la proliferación nuclear”, aseveró Karvatskyy.
Y agregó: “Más allá del resultado de las negociaciones con Rusia, los planes de fabricar un arsenal nuclear no son una solución para Ucrania. La posibilidad de usar armas nucleares es casi nula por una cuestión táctica, como se vio en Hiroshima y Nagasaki. Aunque no lo veo imposible, la posibilidad es relativamente baja”, puntualizó.
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¿Guerra nuclear?
Por otro lado, la delicada situación que enfrenta tanto Kiev como Europa se acentuó tras la advertencia de Vladimir Putin contra miembros de la OTAN y su puesta "en alerta máxima" de las fuerzas de disuasión nuclear de su país, algo que no implica la posibilidad de una guerra nuclear, en línea con lo que declaró el pasado jueves el canciller ruso, Serguéi Lavrov.
"La idea de usar armas nucleares está constantemente dando vueltas en la cabeza de los políticos occidentales, pero no en la cabeza de los rusos", subrayó Lavrov en declaraciones televisivas, reafirmando una postura que Moscú mantuvo desde la época de la URSS. Sin embargo, reiteró que, a pesar de que Rusia no piensa en una guerra nuclear, no tolerará que Ucrania mantenga infraestructura nuclear (¿y/o alianzas militares?) que amenace su seguridad.
cp