La catástrofe climática causada por fuertes lluvias en el sur de Brasil se agravó ayer con al menos 37 muertos y 74 desaparecidos, mientras el avance de las aguas amenaza a Porto Alegre, la capital de Rio Grande do Sul, con inundaciones “sin precedentes”, alertaron las autoridades.
Las brigadas de rescate intentaban abastecer numerosos municipios aislados, sin comunicaciones y con carreteras bloqueadas, e incluso sin energía eléctrica ni agua.
El volumen excepcional de los ríos multiplicó las alertas en el estado por rupturas de presas que podrían agravar el desastre.
A diferencia del temporal que cayó sobre el estado en 2023, cuando las lluvias se concentraron en apenas unas pocas áreas, ahora han afectado a todo el territorio, desbordando ríos, canales y embalses,
En Porto Alegre, la situación “va a ser sin precedentes”, dijo el gobernador Eduardo Leite.
“Olvídense de todo lo que ya vieron en la región metropolitana: va a ser mucho peor”, advirtió.
El rápido ascenso del río Guaíba en las últimas horas podría cubrir vastas áreas de una de las mayores urbes del sur brasileño, con una población de 1,5 millones.
El nivel del río, estimado actualmente entre 4,20 y 4,60 metros, “es histórico” y se espera que supere los cinco metros en la tarde, dijo Leite.
Un desborde podría causar la mayor inundación de la historia de la ciudad, superando la registrada en 1941, según las autoridades.
La región central de Porto Alegre está protegida por un sistema de diques y compuertas construidos tras aquellas fuertes lluvias que cayeron hace ya ocho décadas, sin embargo, varias son las ciudades, como Barra del Ribeiro, Eldorado del Sur y Guaíba, que se verán afectadas por las crecidas previstas.
Algunas calles del centro histórico estaban inundadas ayer.
El “peor desastre”. Imágenes aéreas del estado muestran enormes superficies totalmente anegadas, ríos arrasando puentes y carreteras o rescates de personas en techos con helicópteros, dando cuenta del “peor desastre” de la historia del estado, según Leite.
Por las crecidas en el estado, al menos cuatro represas “están en situación de emergencia, con riesgo de rompimento”, informó el gobierno.
En Capela de Santana, al norte de la capital del estado, los vecinos debieron abandonar su ganado. “No se sabe si el agua seguirá subiendo o qué pasará con los animales, pronto pueden ahogarse”, dijo uno a la prensa local.
En la tragedia, también hay escenas de esperanza, como el rescate en helicóptero de cuatro embarazadas en la localidad de Agudo, para trasladarlas a un hospital.
Más de 23 mil desalojados. El balance trepó a 37 fallecidos, 74 desaparecidos y otros 74 heridos, según Defensa Civil.
El fenómeno climático con lluvias intensas, vendavales y granizo afectó a más de 351 mil habitantes, con unos 23.600 desalojados en 235 municipios.
Pero las cifras son preliminares, porque las aguas que cubren enormes áreas impiden dimensionar el desastre.
El presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva viajó a Rio Grande do Sul el jueves, donde aseguró que “no faltarán recursos” para afrontar la crisis.
El gobierno aportó nueve aeronaves, más de novecientos efectivos y decenas de botes salvavidas, entre otros equipamientos.
Las lluvias persistentes dificultan las tareas de socorro.
El pronóstico anticipa hasta mañana lluvias de “altísima severidad” que cargarán aún más los ríos y pueden causar grandes deslizamientos, explicó en el teniente coronel de Defensa Civil Darci Bugs.
Además, alertó sobre el desborde del río Uruguay. Las lluvias impactan al también sureño estado de Santa Catarina, que se mantiene en alerta.
Ésta es la segunda catástrofe que sufre en un corto tiempo Rio Grande do Sul. En septiembre pasado, un ciclón dejó al menos 31 fallecidos.
“Esto no es normal”. Entre las tragedias más recientes en Brasil, figuran los 241 muertos que dejó un temporal en febrero de 2022 en Petrópolis, en una zona montañosa al norte de Rio de Janeiro.
“Las lluvias extremas en América del Sur, que incluye toda la cuenca del Plata, son desde hace décadas una previsión recurrente de los modelos climáticos, información ignorada” por los gobiernos, advirtió el Observatorio del Clima, una red de entidades ambientalistas brasileñas.
El calentamiento global agudiza la intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos que golpean Brasil. La situación se agrava por el fenómeno climático del Niño. El jueves, datos oficiales mostraron un récord de incendios forestales de enero a abril, con más de 17 mil identificados, más de la mitad en la Amazonía, un fenómeno ligado en parte, según el gobierno brasileño, a los efectos del cambio climático.