El Pentágono, sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos, afirmó este miércoles 5 de mayo que está rastreando detenidamente al cohete chino Long March 5B, que se espera reingrese sin control a la atmósfera el sábado.
"Lloyd Austin, secretario de Defensa, ha sido informado y sabe que el Comando Espacial está literalmente rastreando estos restos de cohete", precisó el portavoz de la institución gubernamental, John Kirby.
Acto seguido, reiteró: "Lo estamos observando, lo estamos siguiendo tan de cerca como podemos. Pero es demasiado pronto para saber adónde irá y si hay algo que hacer. Solo tenemos certeza de que aterrizará el fin de semana".
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Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de que los desechos espaciales sean destruidos si áreas terrestres están en riesgo, indicó una vez más y dando por concluida la conferencia de prensa que todavía es "demasiado pronto" para decirlo.
El 28 de abril, China lanzó el primero de los tres elementos de su estación espacial, la CSS, que fue propulsado por un cohete Long March 5B. Es el cuerpo de este cohete el que aterrizará en los próximos días y aun se desconoce cómo lo hará.
Tras la separación del módulo espacial, el lanzador comenzó a orbitar el planeta en una trayectoria irregular, perdiendo altura lentamente, haciendo casi imposible cualquier predicción sobre su punto de entrada a la atmósfera, y por tanto de su punto de caída.
Es posible que se descomponga al entrar en la atmósfera, dejando solo escombros pequeños para chocar. Y si permanece intacto, siendo el planeta un 70% de agua, hay una buena posibilidad de que el cohete caiga en el mar, aunque no es seguro.
Uno de los mayores miedos reside en que la aeronave se estrelle contra un área densamente poblada o contra un barco, provocando una gran catástrofe. Sin embargo, no es la primera vez que China pierde el control de una nave espacial en su regreso a la Tierra.
En abril de 2018, un laboratorio espacial Tiangong-1 se desintegró al reingresar a la atmósfera, dos años después de que dejara de funcionar. Las autoridades chinas negaron que el laboratorio estuviera fuera de control.
JFG