Japón inició oficialmente la Cumbre del G7 en Hiroshima. El primer ministro japonés Fumio Kishida sirvió de anfitrión del foro que en esta edición buscará exponer ante los ojos del mundo las consecuencias devastadoras del uso de armas nucleares. La ciudad devenida en símbolo para la paz servirá de sombra sobre Ucrania, cuya invasión volvió a poner sobre la mesa las armas nucleares en lo que será el denominador común del histórico evento que durará hasta el 21 de mayo.
El viernes temprano Kishida recibió a los jefes de estado y de gobierno de Estados Unidos, Francia, Canadá, Italia, Alemania, Reino Unido y representantes de la Unión Europea. La intensa lluvia en Hiroshima no impidió la agenda matutina cargada de reuniones bilaterales. Uno de los ejes comunes fue la condena a Rusia y la amenaza nuclear, como también la ratificación del apoyo a Ucrania, incluido el sostenimiento de las sanciones contra el régimen de Vladimir Putin.
La visita del G7 al Memorial de la bomba atómica
El momento más esperado del día fue el primer acto oficial que los líderes realizaron en conjunto: la visita al Parque Memoria por la Paz, donde está el Museo y la Cúpula de la bomba atómica que dan cuenta del “infierno en vida” que vivieron los 300.000 habitantes de la ciudad luego de que Estados Unidos arrojara la bomba que puso fin a la Segunda Guerra Mundial en 1945.
A media mañana los mandatarios visitaron el Museo de Hiroshima guiados por el propio premier japonés que además es oriundo de la ciudad con el fin de “profundizar su comprensión de la realidad de los bombardeos atómicos”, indicaron desde el gobierno nipón. Allí firmaron un documento conmemorativo rodeados de grullas de papel, el símbolo por la paz en el mundo y emblema de la ciudad de Hiroshima. Más adelante escucharon el testimonio de la Shibakusha Keijo Ogura, una sobreviviente del bombardeo atómico.
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De esta forma los dirigentes se empaparon de las imágenes explícitas y los artículos de esta muestra histórica que refleja la destrucción absoluta de la ciudad y el sufrimiento inhumano de las 140.000 víctimas. Gran parte de ellas murieron en agonía, con el cuerpo hinchado y la piel colgando, afectadas por el incendio generalizado que siguió a la detonación de la bomba; otras en los días que siguieron por las severas quemaduras en medio de la escasez de insumos médicos; también están aquellas que sufrieron la misma suerte en años posteriores a causa de la radiación y las consecuentes "enfermedades de la bomba atómica", como la leucemia, el cáncer de tiroides y de piel.
Según constató este medio al visitar el museo en la previa a la cumbre, las imágenes que vieron los representantes del G7 son crudas, de un impacto inconmensurable. Retratan el "infierno en vida", según la descripción de Sadao Yamamoto, una de las víctimas que prestó testimonio en el marco de la cumbre. Un nivel de deshumanización de tal nivel que de tan difíciles de asimilar -y transmitir- parecen haber sido sacadas de una película de terror.
El homenaje a las víctimas y la emoción de Meloni
El contundente mensaje que dejó el primer acto público de los líderes del G7 se vio reflejado en Giorgia Meloni, la premier italiana, quien salió del edificio visiblemente conmovida. Tanto que mantuvo su mirada baja durante la ceremonia de ofrenda floral colocada frente al fuego que ardía en el cenotafio para las víctimas y en la que todos ofrecieron una oración en silencio.
Su homólogo francés, Emmanuel Macron, le dio al menos dos palmadas en la espalda a Fumio Kishida, consciente de lo que les representa a los japoneses, en especial a los locales, revivir esa herida que permanece abierta y hasta se respira en la ciudad reconstruida. Mientras tanto el alcalde Kazumi Matsui y el gobernador de Hiroshima Hidehiko Yuzaki explicaron el significado de los monumentos incluida la Cúpula de la Bomba Atómica que se asomaba en el fondo. Se trata de una de las pocas estructuras que no fueron dinamitadas al instante en el hipocentro del bombardeo y que se conserva en el mismo estado.
Por su lado, el estadounidense Joe Biden, el canadiense Justin Trudeau, el alemán Olaf Scholtz, el británico Rishi Sunak y los europeos Charles Michel (Consejo Europeo) y Ursula Von der Leyen (Comisión Europea), acompañaron y se mantuvieron inmutables. Para cerrar, los líderes plantaron un cerezo que sobrevivió a la bomba (Somei Yoshino) como “símbolo de la unión por la paz”.
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"Un mundo sin armas nucleares"
Previo al almuerzo, los líderes del G7 reiteraron su posición de que “las amenazas de uso de armas nucleares por parte de Rusia, y mucho menos su uso, son inadmisibles”. “Estamos convencidos de que esta visita se convirtió en una oportunidad para confirmar el compromiso del G7 con la realización de un mundo sin armas nucleares”, informaron desde el gobierno de Japón al cierre del encuentro.
Cuando la lluvia aflojó, los mandatarios se dirigieron hacia Itsukushima, donde visitaron el famoso santuario sintoísta que lleva el nombre de la mítica isla, y los templos budistas de Daisho-in, dos lugares representativos del sincretismo religioso y de la cultura de Japón.