Caroline Kennedy, la última superviviente de la familia presidencial estadounidense entre 1961 y 1963, viajó a Tokio y entregó sus cartas credenciales como nueva embajadora de EE.UU. Los lazos cercanos de Caroline con Barack Obama, surgieron a partir del papel primordial que la otrora “princesita de la Casa Blanca” jugara en las elecciones primarias demócratas en 2008, cuando demostró su apoyo político al actual presidente.
Caroline y su sobrino Joseph Kennedy III, quien a sus 33 años está dando los primeros pasos en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, son la última muestra de que el clan Kennedy sigue presente y vivo en la vida política estadounidense.
Demócratas incondicionales, los Kennedy, dueños de un historial marcado por asesinatos, accidentes fatales, abuso de drogas y otros escándalos, fueron inquilinos de la Casa Blanca, redactaron leyes en el Congreso, fundaron los Juegos Olímpicos Especiales y ejercieron como embajadores y durante más de medio siglo fueron para Estados Unidos lo más parecido a una familia real.
Cincuenta años después del asesinato del presidente John F. Kennedy, pocos de sus familiares llegan a su altura, pero su apellido sigue siendo un emblema de la historia política. "Ser bendecido por la familia Kennedy fue clave en la campaña de Obama", dijo el profesor Allan Lichtman, de la American University.
Pero en los últimos años, la dinastía ha tocado fondo. Daniel West, del “Think Tank Brookings Institution”, calculó que el 25% de los 30 Kennedys que conforman la generación de Caroline -nietos del acaudalado patriarca Joseph Kennedy - se sometieron a tratamiento por abuso de drogas o alcohol.
El caso más resonante fue el de Patrick Kennedy, a quien drogadicción y su consiguiente renuncia como congresista pusieron fin a 63 años en los que los Kennedy habían ocupado algún cargo público electo a nivel federal o estatal. La generación más joven tomó el relevo político en 2012 cuando Joseph Kennedy III, nieto del asesinado Bob Kennedy, obtuvo un escaño en el Congreso por Massachusetts.
En su corto tiempo en el Congreso, “Joe” Kennedy se convirtió “en una voz líder de la igualdad y la justicia social”, se manifestó a favor del Matrimonio Igualitario y se comprometió "a garantizar que ningún estadounidense sea discriminado por lo que son, lo que creen, o que aman". Además, es partidario de imponer sanciones más duras a Irán, para rearfirmar la alianza de EE.UU. con Israel y promover los derechos humanos en Oriente Medio.
No obstante, "es obvio que actualmente la influencia de los Kennedy ha disminuido en gran medida, ya que ningún miembro de la familia ocupa un cargo mayor", dice Allan Lichtman, experto en historia presidencial. El experto defiende, sin embargo, que pese a todo el clan sigue aportando a la Historia norteamericana como ninguna otra familia política ya que ninguna "alcanza el nivel de los Kennedy en la memoria y la mitología estadounidense".
Y en esto son notables los 47 años en los que Ted Kennedy, hermano menor de JFK, se desempeñó como senador pese a varios escándalos personales, llegando a ser considerado el senador más importante de la segunda mitad del siglo XX.
Inspirada por la lucha de su hermana Rose, Eunice Shriver -hermana del presidente Kennedy- fundó la organización Special Olympics, que organiza los Juegos Olímpicos Especiales para personas con problemas mentales. Cuatro de sus cinco hijos continúan con su trabajo, entre ellos Maria Shriver, prestigiosa periodista y ex mujer del ex gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.
Entre los miembros de la nueva generación Kennedy hay también ecologistas y activistas de los derechos humanos, un físico que lucha contra las minas antipersonales y un abogado que lucha contra la contaminación del agua. También hay periodistas y documentalistas, pero muy pocos se dedicaron al mundo de los negocios. "Todos ellos podrían haber vivido cómodamente. Era una familia con muchísimo dinero", señala Lichtman. "No tenían que hacer nada. Pero su vocación pública se extiende a lo largo de generaciones”.