Un expolicía ruso, que ya había sido condenado a perpetuidad por el asesinato de 22 mujeres, fue declarado culpable este lunes de otros 56 asesinatos por un tribunal de Irkutsk, en Siberia. Llamado Mikhail Popkov y apodado "el Purgador", se convierte así en uno de los mayores asesinos en serie de la historia.
Popkov, un expolicía ruso, había sido condenado en 2015 a cadena perpetua por el asesinato de más de una veintena de jóvenes entre los años 1992 y 2007, pero sorprendió a la justicia rusa en enero de este año al confesar que había cometido al menos otros 60 asesinatos. Tras la resolución de la justicia, Popkov llegó al "podio" del mayor asesino en serie de Rusia, hasta ahora ocupado por el "Carnicero de Rostov", condenado por 53 asesinatos.
Procedente de Angarsk, que comenzó a atar, violar y matar mujeres jóvenes veinteañeras en esa ciudad siberiana en 1992 y los investigadores, no sin razón acusados de negligencia, sólo pudieron arrestarlo 20 años después. "Popkov está colaborando con nosotros", cuentan ahora los investigadores. "Todo lo que dice está confirmado. Él nos guía con confianza al lugar donde se encuentra un cadáver y explica qué sucedió, qué lesiones causó". Como un típico asesino en serie, llevaba una doble vida: su madre, esposa e hija no sospechaban nada.
Popkov, un expolicía ruso, había sido condenado en 2015 a cadena perpetua por el asesinato de más de una veintena de jóvenes entre los años 1992 y 2007, pero sorprendió a la justicia rusa en enero de este año al confesar que había cometido al menos otros 60 asesinatos.
En la mayoría de los casos las mujeres asesinadas por el "monstruo de Angarsk" subían a su automóvil por su propia voluntad, después de ser seducidas por Popkov. Posteriormente, con las chicas bajo los efectos del alcohol, las llevaba a un bosque donde las violaba y las ejecutaba con hachas, cuchillos o destornilladores. Según contó ante la justicia, su tarea era "limpiar" la ciudad de esas mujeres "depravadas".
En octubre de 1998, según dijo entonces al tribunal, mató a dos amigas de 19 y 20 años a las que recogió cuando volvían a casa después de un concierto, en el que fue uno de los al menos cinco asesinatos dobles que perpetró durante sus cacerías. Mientras conducía el auto, “empecé a sentir asco hacia las chicas por su comportamiento despreocupado y quise castigarlas”, relató al detallar cómo apuñaló repetidas veces en la cabeza a una de las jóvenes, y cómo persiguió y mató a la otra, cuando intentaba huir.
Dos de sus primeras víctimas fueron Tatiana (Tanya) Martynova, de 20 años, y Yulia Kuprikova, de 19 años, muerta el 29 de octubre de 1998 en un suburbio de Angarsk. El dolor de las familias persiste: "Fui yo quien le dio a Tanya una entrada para ir a un concierto, y la mataron después", relata su hermana Viktoria Chagaeva. "Fue su culpa. Andaban borrachas por la calle en lugar de estar en casa con sus maridos e hijos”, llegó a decir Popkov.
Los cadáveres de casi todas las víctimas, con edades comprendidas entre los 17 y 38 años, fueron encontrados desfigurados y con señales de violación en cementerios, cunetas y zonas boscosas próximas a Angarsk, una ciudad industrial de Siberia Oriental. Aunque al menos nueve mujeres fueron asesinadas con un hacha, Popkov, que en la actualidad tiene 49 años, llegó a utilizar todo tipo de objetos para quitarles la vida a sus víctimas, incluidos cuchillos, destornilladores, punzones, garrotas, bates de béisbol y tacos de billar, entre otros.
D.S.