INTERNACIONAL
Pandemia

Coronavirus: el mundo posible de Corea del Sur

El embajador surcoreano en Buenos Aires explica por qué el país ha comenzado a recuperar la normalidad en medio de la pandemia. El desarrollo tecnológico juega un papel clave.

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Una mujer con atuendo típico y protección al Covid-19 emite su voto en las elecciones de esta semana. | AP

La pandemia de coronavirus no discrimina. Es una problemática que la humanidad enfrenta de manera global. Las herramientas para responder son distintas en cada país, pero la solidaridad entre ciudadanos, gobernantes y Estados debe primar por sobre las diferencias.

Corea del Sur fue uno de los primeros países en ser afectado de manera masiva por el coronavirus, pero también uno de los primeros casos exitosos en su contención. En mi artículo anterior di cuenta de las medidas y las claves de este triunfo temporal, con énfasis en que aun no está resuelto, por lo que debemos seguir actuando sin bajar los brazos ni perder la confianza.

Mi país hace grandes esfuerzos para sostener la mayor normalidad posible frente a tanta excepcionalidad. Esta semana fuimos nuevamente noticia en el mundo por celebrar un acto masivo y presencial, las elecciones legislativas nacionales. Nuestro sistema democrático se mantiene vigoroso en estos tiempos convulsionados. En un país donde el sufragio no es obligatorio, acabamos de tener la mayor tasa de participación en una elección desde 1992. Son 44 millones de personas las habilitadas para votar, se presentó el 66,2% del padrón. El sistema de votación se mantuvo como es usual, voto secreto a través de boleta única papel. Sin embargo se tomaron recaudos. Fue obligatorio presentarse con tapabocas (que debía ser retirado al momento de la identificación personal), desinfectarse las manos al acercarse al recinto habilitado, ponerse los guantes descartables brindados por el Estado, pasar un testeo de temperatura corporal y mantener la distancia recomendada. Además, para personas en cuarentena obligatoria por viajes o contactos sospechosos, el Estado organizó franjas horarias y espacios diferenciados. Por supuesto, a todo el personal implicado y los fiscales de mesa se les brindó el equipamiento de protección correspondiente.

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En este acto no solo pudimos cumplir con una de las obligaciones del sistema democrático, sino también aprovechar la oportunidad para controlar uno de los síntomas posibles de portadores del coronavirus, la fiebre. Así, 29 millones de personas fueron monitoreadas en pocas horas.

En el marco de la pandemia, no sólo hemos trabajado por sostener esta celebración democrática. El inicio de clases en los tres niveles de enseñanza, que se pospuso en marzo, se está regularizando de manera online. Corea es uno de los países con mejor conectividad en el planeta, y donde eso es deficiente el gobierno toma medidas.El Ministerio de Educación anunció que brindará, de forma gratuita, dispositivos para que ningún estudiante se vea imposibilitado de mantener el cursado de clases dentro de las nuevas disposiciones. La prioridad son las familias de bajos ingresos, con varios hijos, o de padres o madres solteras.

La Comisión Nacional de Seguridad dispuso que se cierren espacios que aglomeran a muchas personas.Por eso, dependiendo de la región, se limitó el funcionamiento de instalaciones culturales, religiosas, deportivas y de esparcimiento.

De la misma manera con respecto a restaurantes, bares, cafés y discotecas, muchos cerraron voluntariamente. Otros se mantienen con verificación de cumplimiento de las nuevas normativas de seguridad respecto a capacidad e higiene.

Se instó a que las actividades que puedan realizarse de manera remota lo hagan de ese modo. Muchas grandes compañías, como Samsung, LG y SK están reorganizando el trabajo a distancia con métodos de teletrabajo. Se calcula que 1 de cada 3 empresas coreanas adaptaron sus labores a esta modalidad.

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Como mencioné, una de las grandes ventajas de Corea del Sur frente a otros países es su alto grado de conectividad y la expansión de tecnología en todos los ámbitos. Esto no es exclusivo de la esfera laboral y educativa, también alcanza a los quehaceres cotidianos. El pueblo coreano tiene entre sus hábitos realizar compras y operaciones de manera virtual, y los servicios funcionan a la perfección de este modo desde mucho antes de que esta pandemia estuviese en el horizonte. Así, las compras de alimentos o artículos de supermercados, ropa y casi cualquier cosa está al alcance a través de nuestros teléfonos inteligentes, y en pocas horas el asunto está resuelto. El uso del papel billete está en franco descenso desde hace años. Es común que la billetera de un coreano sea un porta celular con una ranura para su tarjeta de crédito, que a su vez también sirve como medio de pago para el transporte público.

De igual modo, el uso de barbijos es una costumbre previa al coronavirus, por lo que no es traumático ni raro para mis compatriotas este recurso de protección. Creció entre la población el uso de bicicletas o la preferencia de caminar para trasladarse por la ciudad, para favorecer el distanciamiento social y evitar aglomeraciones en el transporte público.

La labor del gobierno no cesa. Los testeos masivos continúan. Las campañas de prevención e informativas se mantienen de manera intensa. Los coreanos intentamos mantener una vida cotidiana con la mayor normalidad posible en el cumplimiento del distanciamiento social. Somos conscientes como sociedad de que este asunto depende de un trabajo diario, y que relajar la prevención puede tener graves consecuencias. Por ello se destaca la gran unión entre los ciudadanos y el Estado.

Corea puede servir como un faro para otros países en su lucha contra el coronavirus. Por supuesto, no todos tienen las mismas herramientas ni hábitos y, en ese caso, extrapolar el caso de mi país puede ser un error si las circunstancias son distintas. Lo importante es poder intercambiar experiencias y ayuda entre las distintas naciones, y así favorecer las fortalezas y sortear aquellos puntos débiles que todo país posee.

Ahora más que nunca la humanidad debe desplegar todo su potencial colaborativo, su solidaridad y conocimiento. Ningún país debe estar solo en esta situación que nos afecta a todos. Los coreanos sabemos de problemas. Vivimos guerras, penurias y pobreza. De cada una salimos adelante, aprendimos y crecimos. La historia nos puso un nuevo desafío por delante, un desafío compartido entre todos los países. Nuestras acciones de hoy serán las que definan el mañana. No tengo dudas de que estaremos a la altura.

*Embajador de la República de Corea.