Grupos de derechos humanos aseguran que la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de Nicolás Maduro son un factor de especial preocupación desde su creación en 2017: se trata de un grupo de unos 1.300 integrantes armados, con equipos de Rusia y China, que ya mató a más de 100 personas desde agosto pasado en barrios pobres.
Según un informe publicado por el grupo local de derechos humanos Provea el 26 de enero pasado, Maduro envió a este cuerpo de élite a los barrios pobres de Caracas y otras ciudades en la llamada “Operación de Liberación del Pueblo” en 2015 para eliminar a delincuentes, lo que, según grupos de derechos humanos y residentes de barriadas, llevó a un aumento de los asesinatos extrajudiciales.
Mientras Maduro combate el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y el apoyo de las potencias occidentales al líder de la oposición, Juan Guaidó, la FAES proclamaron su lealtad al gobierno. “No son momentos fáciles, son momentos extremadamente difíciles (...) momentos en que tenemos que demostrar quiénes son los leales y quiénes no son leales”, dijo el comandante de la FAES, Rafael Bastardo, en un discurso divulgado en la cuenta de Instagram del grupo.
La FAES agregó que los múltiples informes recientes sobre sus actividades criminales en pro de la dictadura chavista eran “noticias falsas” difundidas por la oposición derechista. “Nuestra lucha es contra los criminales que azotan nuestras comunidades todo el que teme al FAES es porque es criminal”, agregaban. El fiscal general de Venezuela, Tarek Saab, dijo el pasado viernes que las autoridades investigarían a cualquier oficial que realizara una ejecución, pero ningún soldado de la FAES fue arrestado.
Este fin de semana, miembros de la FAES realizaron una redada en el barrio José Felix Ribas de Caracas después de que sus pobladores protestaran contra lo que consideran una dictadura y exigieron la renuncia de Maduro. Según informó Reuters citando testigos, las tropas irrumpieron en las calles disparando mientras personas huían gritando "están aquí".
Francotiradores treparon sobre techos de las humildes viviendas y algunos lugareños se escondieron debajo de sus camas, reseñó Reuters. De acuerdo con el artículo publicado por la misma agencia, para el amanecer la FAES había matado alrededor de 10 personas, llevándose sus cadáveres, y a una docena de detenidos. Los habitantes dijeron que los agentes regresaron al barrio provocando miedo en la comunidad pobre que solía ser un bastión de apoyo para Maduro y Hugo Chávez.
La violencia de las fuerzas de seguridad oficialistas venezolanas contribuyó todavía más a la alta tasa de homicidios del país, una de las mayores del mundo, según grupos defensores de derechos humanos. Desde 2010 a 2017, la proporción de homicidios cometidos por los cuerpos uniformados aumentó de un 4 a un 27%, según Keymer Ávila, profesor de criminología en la Universidad Central de Venezuela, quien calcula que aumentó más el año pasado.
El Observatorio Venezolano de Violencia, una ONG, atribuye a las fuerzas de seguridad 43 muertes durante las protestas y redadas ocurridas desde el 22 de enero y dijo que está procesando datos de más casos. Según Reuters, las autoridades arrestaron ya a más de 900 manifestantes desde el 21 de enero, dijeron grupos de derechos humano, datos ante los que el gobierno de Nicolás Maduro guarda silencio.
Días atrás, el presidente interino de Venezuela, el opositor Juan Guaidó, denunció que cuerpos élite de seguridad que se identificaron como oficiales de la FAES llegaron a su vivienda para intimidar a su familia y responsabilizó al gobierno de Nicolás Maduro: "Buscaban información. El objetivo es evidente (...). A esos funcionarios les digo: No crucen la raya roja", expresó Guaidó. "Es totalmente falso" que agentes hayan estado "en búsqueda de la familia del diputado Guaidó", publicó en Twitter la Policía Nacional, a la cual pertenece el FAES.
