INTERNACIONAL
Crisis en Venezuela

Se cumplen 20 años de chavismo: de la promesa populista a la crisis sin final

Su llegada al poder significó el inicio de la V República en Venezuela, materializada con la promulgación de una nueva Constitución, que sufrió varias modificaciones a lo largo del tiempo.

Hugo Chávez Mural de Caracas
Tras su muerte en marzo de 2013, el proyecto de Hugo Chávez fenece | AFP

El 2 de febrero de 1999, Hugo Chávez tomó posesión como presidente de Venezuela tras haber ganado las elecciones con 56,20% de votos en diciembre del año anterior. Sucedió al mando al cristiano-demócrata Rafael Caldera y su victoria significó la primera de los movimientos de izquierda en la historia electoral del país suramericano.

Su llegada al poder representó el inicio de la V República en Venezuela, materializada con la promulgación de una nueva Constitución -la número 24 del país-, que sufrió varias modificaciones a lo largo del tiempo, entre ellas la reelección indefinida, lo cual le perpetuó en el poder hasta el día de su muerte el 5 de marzo de 2013.

Su gestión gubernamental fue reconocida por reducir los niveles de analfabetismo, por bajar la pobreza a 24% hasta 2012, también por el alza en la esperanza de vida y la creación de múltiples programas de salud, vivienda y alimentación; todo esto financiado por la renta petrolera, que durante su gestión ascendieron a los 427,1 millardos de dólares, de acuerdo con precisiones hechas por el ex ministro de petróleo venezolano, Rafael Ramírez Carreño.

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Pero también fue criticado por censurar la disidencia y promover el cierre de medios de comunicación, por instalar el control cambiario y restringir las libertades económicas, así como la expropiación de industrias estratégicas del país, muchas de las cuales hoy están en quiebra.

Quemaron una estatua de Hugo Chávez en las manifestaciones de Venezuela

Ya lo escribiría en su momento el célebre escritor y periodista, Gabriel García Márquez, a propósito de una visita que hizo a Caracas: “Mientras (Hugo Chávez) se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados y amigos de la primera hora, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado a gusto con dos hombres opuestos. Uno a quien la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, un ilusionista que podía pasar a la historia como un déspota más”.

Y como una promesa tras su muerte, Nicolás Maduro sucedió en funciones a Chávez y juró continuar su proyecto de alcanzar el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, pero en la actualidad ha sufrido varios reveses. La consolidación de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) mediante el decreto presidencial N° 2830 para modificar la carta magna promulgada por Chávez, ha preocupado a algunos sector del chavismo crítico, dado que ha obtenido facultades plenipotenciarias para ejecutar acciones similares a las del Parlamento venezolano.

El exministro de Educación de Hugo Chávez, Héctor Navarro, conformó una plataforma ciudadana en defensa de la constitución promulgada en 1999. Declaró semanas atrás a Unión Radio que el único objetivo de la ANC es la redacción de una nueva carta magna y no la enmienda de la ya existente, tal como habrían asomado algunos constituciobnalistas.

Desde su ascenso al poder, Maduro ha recrudecido sus acciones contra opositores. En 2014 hubo protestas de calle por tres meses en rechazo a su presidencia: 14 venezolanos fueron ultimados por fuerzas de seguridad. En 2017 las manifestaciones sostenidas por seis meses dejaron más de 160 muertos. En la actualidad, en medio de la protestas represivas contra seguidores del presidente interino, Juan Guaidó, van 35 muertos contabilizados por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.

La crisis política actual de Venezuela, justo cuando los niveles de popularidad del proyecto chavista van en descenso, se origina por el colapso de servicio públicos, la escasez de productos básicos, la coerción permanente, la agravada situación económica y la ausencia de respuestas del chavismo para revertir esta realidad.

Cambio. El complejo panorama ha hecho que figuras históricamente fieles a Chávez hoy sean detractores de Maduro. Entre ellos, destaca la fiscal general, Luisa Ortega Díaz quien se exilió del país tras denunciar la ruptura del hilo constitucional en 2017 y, posteriormente, acusó al Jefe de Estado de “corrupto y ladrón”, por su presunta participación en delitos de legitimación de capitales en contratos con la empresa Odebrecht, por cifras que superan los U$S 200.000 millones. Ortega Díaz reconoció la falsedad del proceso judicial que encarceló al líder opositor Leopoldo López.

El expresidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y ministro de Hugo Chávez por más de 13 años,  Rafael Ramírez, ahora mantiene una línea de choque contra Maduro, luego de que el Ministerio Público de ese país le abriera una investigación por corrupción. 

Del lado militar, también un grupo de funcionarios del chavismo se han deslindado del gobierno de Maduro: el exfiscal militar Eladio Aponte Aponte; el exgobernador de Aragua y exministro de Finanzas, Rafael Isea; el general retirado y edecán de Chávez, Cliver Alcalá; el exministro de Interior y Justicia y exdirector del Sebín, general (r) Miguel Rodríguez Torres. A ellos se suman los funcionarios activos que actualmente han declarado su apego a la propuesta política de Juan Guaidó.