Muchos creyeron que se trataba de un delirio, algunos pensaron que se trataba de otra promesa política más, y hasta hubo quienes afirmaron que se trató de una apuesta con un ministro. Lo cierto es que el ex presidente Carlos Saúl Menem vaticinó que los vuelos espaciales estratosféricos serían una realidad, y en Europa ya comenzaron a proyectarlos entre París y Tokio.
Lo que el riojano imaginó en 1996, se concretaría finalmente en 2050, según el consorcio aeronáutico europeo EADS, dueño de la filial de fabricación de aviones Airbus, quien presentó en el Salón Aeronáutico de París el proyecto de un avión supersónico capaz de unir París y Tokio en dos horas y media, frente a las once actuales.
Por el momento, el constructor develó exclusivamente la maqueta del futuro avión, que pretende hacer volar en 2050 y que será capaz de alcanzar los 5000 kilómetros por hora, cuatro veces más que la velocidad del sonido, con bajas emisiones de gases contaminantes, gracias a la utilización de combustibles biológicos. El avión se presenta como una de las estrellas del Salón de Le Bourget, la cita bianual que reune en París a los principales actores del mundo aeronáutico.
EADS asegura que el nuevo supersónico, cuya maqueta es presentada ocho años después de que dejara de volar el Concorde, el último proyecto de aparato comercial capaz de romper la barrera del sonido, podrá transportar entre 60 y cien pasajeros, frente a los 120 de su predecesor.
Bautizado como ZEHST (Zero Emisssion HyperSonic Transportation), el avión puede convertirse en "el estándar de las compañías en 2050", según dijo el responsable de tecnologías e innovación de EADS, Jean Botti, al diario francés "Le Parisien".
Junto a sus extraordinarias prestaciones de velocidad, el doble que el Concorde, los responsables del proyecto destacan su bajo nivel contaminante, gracias a la utilización de biocarburantes, de hidrógeno y de oxígeno. Además, aseguran que volará por encima de la atmósfera, a unos 32 kilómetros del nivel del mar, frente a los 11 kilómetros de los vuelos comerciales actuales o los 18 del anterior supersónico.
El avión despegará de forma clásica gracias a dos turborreactores alimentados con carburantes biológicos elaborados a partir de algas marinas. Una vez alcanzados los 5 kilómetros de altitud, tres motores propulsados por una mezcla de hidrógeno y oxígeno, tomarán el relevo, ayudados por un tercer reactor concebido a partir de la tecnología utilizada en los cohetes Ariane.
Cuando el aparato alcance los 23 kilómetros de altura, cinco kilómetros más que la que lograba el mítico supersónico, entrarán en funcionamiento los reactores que permitirán alcanzar los 5.000 kilómetros por hora, la velocidad de crucero del aparato. El aterrizaje también se hará de forma clásica impulsado por los turborreactores.
EADS considera que el avión estará destinado a hombres de negocios y que los precios de los tickets rondarán los 6000 u 8000 euros para un trayecto entre París y Nueva York, que efectuarán en hora y media, frente a las casi ocho actuales o las tres que precisaba el Concorde.
VIDEO. Animación oficial del proyecto aeronáutico: