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Brasil

El bolsonarismo quiere que el Congreso de EE.UU. declare 'dictadura' al gobierno de Lula

Alentada por el posible regreso al poder de Donald Trump, la ultraderecha brasileña decidió volver a escena. El hijo de Bolsonaro almorzó el mes pasado con el magnate en su residencia de Mar-a-lago.

Jair Bolsonaro
Jair Bolsonaro | Agencia Afp

Silenciada hace más de un año, después del fracaso y de los juicios que pesan sobre el ex presidente Jair Bolsonaro, la ultraderecha brasileña decidió volver a la escena. La alientan a salir del encierro los cambios en el mundo, especialmente, una probable victoria de Donald Trump, en las elecciones de noviembre próximo en Estados Unidos. Precisamente, el 13 de marzo último, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo de Jair, almorzó con el candidato republicano en su resort de Florida, Mar-A-Lago. Pero hubo todavía más: el parlamentario brasileño encabezó una comitiva de legisladores al Capitolio, donde fueron recibidos por la élite republicana.

El objetivo no deja de sorprender: Eduardo y sus aliados buscan convencer a los parlamentarios de que Brasil ya no es un democracia. Por el contrario, afirman que el gobierno de Lula da Silva se ha convertido en una “dictadura de izquierda”. La agenda que desplegaron durante una semana en la capital de Estados Unidos, apuntó a lograr que los representantes norteamericanos declaren, públicamente, a Brasil como un país donde se “reiteran las violaciones de los derechos de los conservadores” y por lo tanto donde “rige un gobierno antidemocrático”. Reclamaron, en consecuencia, la imposición de sanciones contra el gigante sudamericano.

La periodista Laura Scolfield relata, en el site Pública, que la misión de la derecha brasileña contó con el soporte de la Heritage Foundation, un “think tank” conservador que según sus propias palabras, “promueve políticas de libre mercado, libertades individuales, Estados reducidos y fuerte defensa nacional”. No por casualidad, fue esa institución la que dio respaldo a Eduardo para crear una suerte de filial, el Instituto Conservador Liberal, en tierras brasileñas. Uno de los dirigentes de la entidad explicó que “esta es una situación que merece una respuesta de Estados Unidos, para garantizar que Brasil no continúe por el peligroso camino que transita en la actualidad”. Nada de esto es ajeno al conflicto reciente entre Elon Musk, dueño de la Plataforma X (ex Twitter), con el juez de la Corte Suprema brasileña Alexandre de Moraes, quien fue titular del TSE hasta hace pocos días. El empresario criticó ácidamente al magistrado y sostuvo que no cumplirá con las normas emanadas de esa instancia judicial, según las cuales deben ser excluida de la plataforma aquellas cuentas cuyo fin exclusivo sea difundir fake news. Vale recordar que este viernes, después de reunirse con Musk, el presidente Javier Milei le ofreció su ayuda para resolver el enfrentamiento del empresarios con la justicia brasileña.

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Aunque es imposible negar la influencia sobre Brasil de empresarios y políticos norteamericanos, lo cierto es que la ultraderecha no cuenta con todo a su favor. El demócrata James McGovern, cotitular de la Comisión de Derechos Humanos, se negó en forma terminante a admitir semejante demanda de Eduardo Bolsonaro y su séquito. La misión de legisladores de la extrema derecha brasileña tuvo que cambiar de agenda: fue entonces que pidieron apoyo a los republicanos de las comisiones de Relaciones Exteriores y del Comité de Apropiaciones de la Cámara estadounidense. Con ese fin se reunieron con cinco congresistas republicanos: John Moolenaar, Ralph Norman, Morgan Luttrell, Andrew Clyde y Mario Díaz-Balart. “Ellos van a presentar, en conjunto, el Brasil Act” declaró uno de los miembros de la delegación parlamentaria.

El diputado Gustavo Gayer, uno de la comitiva, dijo que también se encontraron con quien fuera secretario adjunto del Escritorio de la Democracia y los Derechos Humanos durante el gobierno de Trump. El site Pública indicó que los legisladores brasileños entregaron un documento con el sello del Congreso Nacional y que, en ese documento, indicaron que el Tribunal Superior Electoral de su país está “procesando” adversarios de Lula, a quienes culpan “sin la menor base probatoria, con la única intención de aniquilar a la oposición al actual gobierno”.

Según señaló el demócrata McGovern, en Washington hay una preocupación: “Los republicanos apuestan a usar el Congreso de los Estados Unidos para apoyar a los negacionistas electorales de la extrema derecha que intentaron dar un golpe de Estado en Brasil (el 8 de enero de 2023)”. No olvidan que “quienes atacaron al Congreso brasileño fueron inspirados por la insurrección de Trump; por eso, los republicanos quieren darles cobertura”.