Tyre Nichols, un joven afroamericano de 29 años, es el nombre más reciente en una larga lista de víctimas de la violencia policial en los Estados Unidos. El 7 de enero, Nichols fue golpeado severamente por policías cuando circulaba en automóvil en Memphis, Tennessee. Los oficiales, quienes dijeron que lo habían detenido por conducción temeraria, lo patearon, le dieron puñetazos y lo golpearon repetidamente en la cabeza mientras estuvo tirado en el suelo. Nichols murió tres días después debido a sus heridas, dejando atrás un hijo de 4 años.
Cinco de los oficiales involucrados en la muerte de Nichols son negros y otro, el que disparó a Nichols con su Taser, es blanco. El hecho de que varios de los oficiales involucrados sean de la misma raza de Nichols atrajo la atención nacional. Pero expertos dicen que esta tragedia demuestra lo que siempre se ha visto: el sistema policial en los Estados Unidos es fundamentalmente violento, más allá de la diversidad racial que pueda presentar una fuerza.
“La ideología y propósito inicial de la vigilancia policial mayormente es el control de poblaciones marginalizadas, sean marginalizadas por estatus socioeconómico, marginalizadas por raza o por género. Entonces, el proceso de socializar a las personas en la institución de policía es el mismo, sin importar sus propias identidades, explica a PERFIL Mary Patillo, directora del Departamento de Estudios Afroamericanos en Northwestern University.
Desde su campaña en 2020, Joe Biden ha apoyado medidas para diversificar los departamentos de policía como una de varias soluciones al problema de la brutalidad. No ha sido el único presidente en explorar esta idea. En 1967, Lyndon Johnson creó la Comisión para el Cumplimiento de la Ley y Administración de Justicia, que publicó un reporte titulado “El reto del crimen en una sociedad libre”. Este reporte sugirió varios cambios para el sistema de justicia criminal en los Estados Unidos, incluyendo que “todo departamento con una población sustancial de minorías debería hacer esfuerzos especiales para reclutar a oficiales de grupos de minoría y promoverlos justamente”.
Ahora, más de cincuenta años después, expertos dudan de la eficacia de la popular idea. Según Patillo, los resultados de los estudios académicos que buscan determinar si la violencia policial disminuye con grupos policiales con representación de minorías no son determinantes: a veces se reduce la violencia, a veces no.
Alvin B. Tillery Jr., profesor de Ciencia Política y director del Centro del Estudios en Diversidad y Democracia en la Northwestern University, dice que este tipo de pensamiento indica “una gran falta de imaginación” por parte de los demócratas, que tradicionalmente han apoyado esta idea.
“También demuestra que ellos aceptan los marcos de sus oponentes porque están preocupados por el contexto racializado de la vigilancia policial”, contó Tillery.
Según el profesor, hay varios pasos a dar para empezar a reformar la policía. El primero sería desmilitarizar las fuerzas policiales, muchas de cuales incluyen verdaderos grupos comando, como la unidad Scorpions, de la policía de Memphis, a la que pertenecían dos de los oficiales que participaron en la golpiza a Nichols.
“¿Para qué necesitas una unidad militarizada Scorpion para observar el control de tráfico y ver si alguien está conduciendo de manera temeraria? Lo cual sabemos ahora que ni fue el caso” de Nichols, se pregunta Tillery.
El especialista rechaza también que la brutalidad policial sea de alguna forma en respuesta a un contexto violento en las ciudades. “Algunas personas dicen ‘el crimen se incrementó’. Sí, un poco. Pero no está como estuvo en los 70 y 80. Nunca ha habido un tiempo más seguro para ser un policía en la historia de Estados Unidos”, asegura Tillery.
La otra iniciativa que apunta el especialista es poner fin a una práctica muy habitual que es reforzar el patrullaje policial en las barriadas negras y de otras minorías, con el objetivo de labrar multas por varias infracciones menores y así ayudar a equilibrar el presupuesto municipal.
Por su parte, Patillo sugiere reforzar más la prevención, con el estímulo a profesiones de cuidado, como el trabajo social, la educación y el personal de salud. Tratar de hacer que las personas sean menos agresivas y contenidas disminuye la necesidad de vigilancia policial
Luego de uno de los casos más mediáticos de los últimos tiempos, la muerte de George Floyd bajo custodia policial –cuya agonía, filmada por transeúntes en Minneapolis, se viralizó en las redes sociales–, se elaboró el proyecto tiulado Justicia en Vigilancia Policial. La ley apunta a disminuir el prejuicio racial y el exceso de fuerza de los policías. Acelera el proceso judicial a quienes cometan actos brutales e intensifica el entrenamiento.
Tillery cree que es una norma poderosa. “Podría hacer responsable a cada oficial, en forma individual, y poner fin así a la inmunidad calificada, una doctrina legal fabricada por muchos jueces que en realidad ni siquiera es una ley. Puede ayudarnos a prevenir y a obligar a los policías a asumir su responsabilidad”.