INTERNACIONAL
ABDICA EL EMPERADOR

El futuro de la ancestral monarquía de Japón depende de un príncipe de 12 años

La sucesión patrilineal, sin discriminación de las mujeres, es un debate urgente en Japón con la abdicación del emperador Akihito.

principe hisahito de japon
El nacimiento del príncipe Hisahito hizo retroceder los planes de modernización en la monarquía nipona. | AFP

La abdicación del emperador Akihito de Japón, el próximo 30 de abril, acelera la sucesión al trono imperial y pone de relieve la urgencia del debate sobre si debe mantenerse la tradición patrilineal, ante el cada vez más reducido número de futuros herederos al trono. Después del actual príncipe heredero y futuro emperador Naruhito (59 años), solo quedan tres hombres en la línea sucesoria: el príncipe Akishino (53 años), segundo hijo de la pareja imperial, el príncipe Hisahito (12 años), hijo del príncipe Akishino, y el hermano del emperador Akihito, de 83 años, el tercero de la lista.

Esta situación da una inmensa responsabilidad al joven príncipe Hisahito, actualmente de 12 años, que en el futuro se verá obligado no solamente a ser emperador de Japón, sino también a casarse y tener rápidamente un hijo varón para que la dinastía, que se perpetuó durante más de veintiséis siglos, no se extinga. Esta presión también había recaído durante mucho tiempo sobre Naruhito, y especialmente sobre su esposa, la exdiplomática Masako, quien solo tuvieron una hija.

El nacimiento de la princesa Aiko Toshi-no-miya (actualmente de 17 años), provocó una verdadera catástrofe sucesoria en un país donde, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la ley prohíbe que las mujeres sean herederas del trono, contrariamente a lo que sucede en países como Gran Bretaña, Holanda o Dinamarca. En el ámbito social, el nacimiento de Aiko después de muchos años en que la princesa Masako no pudo quedar embarazada, reavivó la polémica sobre si se debía permitir que la niña sea emperatriz. Masako, por su parte, sufrió durante años una profunda depresión, una enfermedad de la que no está totalmente recuperada.

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familia imperial de japon
El emperador Akihito abdicará el 30 de abril, después de 30 años de reinado.

Quien con más intensidad vivió el temor a una posible extinción de la familia imperial fue el propio emperador Akihito. Watanabe Makoto, que ocupó el cargo de Gran Chambelán de la Casa Imperial durante más de 10 años, hasta 2007, reconoció en la prensa nipona que el de la sucesión es desde hace mucho un problema acuciante: "El emperador se mostraba siempre muy afligido y había noches que no podía conciliar el sueño", declaró.

Desde 1947 que la ley orgánica de la Casa Imperial no reconoce el derecho de las mujeres a acceder al "Trono del Crisantemo", como se conoce la monarquía japonesa, lo que deja fuera de la sucesión automática a la hija del emperador, a la única hija del príncipe heredero y las otras dos nietas del emperador Akihito, las princesas Mako y Kako de Akishino. El pequeño príncipe Hisahito, que la semana pasada empezó la escuela secundaria, tendrá una gran responsabilidad cuando sea mayor de edad: que la dinastía imperial más antigua del mundo no desaparezca de la faz de la Tierra.

Las mujeres, incluyendo las hijas del soberano, son excluidas de la línea sucesoria después de casarse, a menos que su esposo forme parte de la familia real. Esto supone que, según el sistema actual, incluso si la hija del emperador tiene un hijo, este no tiene ninguna posibilidad de acceder al trono. Esto es a pesar de que lo largo de los últimos siglos, siete mujeres gobernaron Japón como emperatrices y regentes, aunque en ninguno de los casos ellas transmitieron el derecho hereditario a sus hijos, sino a otros hombres, descendientes de emperadores. La última mujer que reinó fue la emperatriz Go-Sakuramachi, quien abdicó en 1771.

Aunque en la historia imperial de Japón haya ocurrido en ocho ocasiones que mujeres ocupen el trono, nunca transmitieron la herencia a sus hijos, sino que eran reemplazadas por descendientes masculinos de un hombre de la familia imperial.

"Aunque le acordemos la importancia al hecho que la línea patrilineal ha sido mantenida hasta la fecha sin excepción, desearía que pensáramos en asegurar una continuidad a la sucesión imperial, tenemos que debatirlo de forma serena y precisa", reiteró recientemente el primer ministro, Shinzo Abe. Pero este debate tarda en celebrarse. A principio de los años 2000, la cuestión surgió con fuerza pero el propio Shinzo Abe, en su primer mandato en 2007, la dejó de lado, un año después del nacimiento del príncipe Hisahito.

El nacimiento aletargó la urgencia del tema, ya que se trataba del nacimiento del primer príncipe varón nacido en la familia imperial desde 1965. “Debido a que este es un tema extremadamente importante relacionado con la fundación de la nación, debemos considerar cuidadosamente el asunto”, dijo el actual primer ministro, opuesto a la apertura de los derechos imperiales a las mujeres y cuyo gabinete ministerial, incluso, está formado en su totalidad por hombres y apenas una mujer. 

“La sociedad japonesa en sí misma es en gran medida una sociedad orientada hacia los hombres, por lo que se ha sumado a la presión” sobre las mujeres de la familia imperial para dar a luz, dice Yuji Otabe, profesor emérito de la Universidad de Bienestar de Shizuoka y experto en asuntos imperiales. Japón se ubicó en el puesto 110 entre 149 naciones en el ranking mundial de igualdad de género del Foro Económico Mundial para 2018, la más baja entre las naciones industrializadas del Grupo de los Siete. 

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La princesa Masako, esposa del futuro emperador, fue víctima de la depresión por no poder tener hijos varones.

El portavoz del gobierno, Yoshihide Suga, declaró por su parte el 18 de marzo que "el debate sobre este tema empezaría después de que Naruhito se haya convertido en emperador", pero reconoció que el tiempo apremia para tratar "esta cuestión difícil teniendo en cuenta también la edad de los miembros de la familia imperial". Pese a que la opinión pública va evolucionando, con numerosos japoneses que piensan que autorizar la sucesión femenina sería preferible, la clase política en el poder, apoyada por el bando nacionalista, y masculina en su gran mayoría, se muestra más prudente.

"Nadie quiere tomar la responsabilidad" de cambiar las normas imperantes, estima Yuji Otabe, profesor de historia japonesa en una universidad de Shizuoka. El peso de las tradiciones vinculadas al sintoísmo y el miedo a cambiarlas son tales que el gobierno incluso mantuvo la regla según la cual solo los hombres de la familia imperial asistirán a la ceremonia de sucesión del 1 de mayo, en la que Naruhito recibirá los "tres tesoros sagrados" de la línea imperial: un espejo, una espada y una joya, heredados según la leyenda de la diosa del Sol, Amaterasu.

Primeros pasos. El gobierno anunció semanas atrás que muy pronto comenzará a discutir cómo lograr un sistema sucesorio imperial estable, incluida la creación de ramas femeninas de la familia real, lo que alimenta las esperanzas de que la princesa Aiko sea la próxima emperatriz de Japón por derecho propio o bien transfiera sus derechos sucesorios a su propia descendencia. Suga anunció incluso que el gobierno estudiará si las mujeres deben permanecer en la familia imperial incluso cuando se casan con plebeyos, ya que hasta ahora todas las hijas o nietas de emperadores que se casan pierden su estatus imperial y pasan a ser ciudadanas comunes.

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Muchos japoneses quieren que la princesa Aiko sea la próxima emperatriz.

El proceso comenzará inmediatamente después de que el príncipe Naruhito se convierta en el 126° emperador de Japón. La principal preocupación del gobierno en la actualidad no es la sucesión, sino la carga laboral de los miembros de la familia imperial. Cuando el emperador Akihito abdique y se convierta en "Emperador Emérito" (Joko Heika), abandonará la escena pública, lo que aumentará la carga de actividades oficiales de sus dos hijos y sus nueras, y su nieto Hisahito cuando sea mayor de edad. Es decir, es poca gente para tanto trabajo.

Akihito, agobiado por la situación hereditaria y agotado por las enfermedades, anunció su deseo de abdicar en agosto de 2016. La renuncia del 30 de abril, en una breve ceremonia en el palacio de Tokio, lo retirará de la vida oficial y se cree que no volverá a ser visto en público, siguiendo la costumbre de aquellos ancestros que se retiraron del mundo tras renunciar para convertirse en "emperadores monjes". Se estima que medio centenar de los 125 emperadores que tuvo Japón renunciaron al trono. Naruhito inaugurará la era imperial Reiwa (que significa "hermosa armonía") y será entronizado el 22 de octubre ante la mirada del mundo entero.

Japón listo para dar la bienvenida a nuevos emperadores y nueva era imperial