INTERNACIONAL
Yevgueni Prigozhin

El jefe de los mercenarios del grupo Wagner embiste a Moscú, que pide que lo detengan

Líder de la milicia paramilitar que durante años hizo el trabajo sucio para Rusia en Siria y otras regiones de Africa, acusó al Ejército de bombardear posiciones de sus hombres. Enfrentado hace meses con el ministro de defensa, Serghei Shoigu, llamó a “acabar con el desorden en el país”, lo que fue calificado por los servicios de inteligencia como tentativa de amotinamiento, por lo que pidieron a sus mercenarios que lo detuvieran.

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Prigozhin. Sus milicia fue clave para tomar Bajmut. Ahora se retiró y las tropas de Kiev avanzan. | AFP

El jefe de la milicia Wagner, clave en la ofensiva militar rusa en Ucrania, acusó el viernes al ejército regular de Moscú de bombardear sus bases y llamó a la población a sublevarse contra el mando militar.

El ejército negó esas acusaciones y las calificó de “provocación”, en tanto que los servicios rusos abrieron una investigación contra el jefe del grupo de mercenarios, Yevgueni Prigozhin, por tentativa de amotinamiento y el Kremlin pidió a los paramilitares que detengan su jefe.

Prigozhin, considerado durante un tiempo como aliado cercano del presidente ruso, Vladimir Putin, fue ganando influencia política y se lanzó en una confrontación con autoridades políticas y militares que ahora parece haber desbordado el campo de la retórica.

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Las tropas rusas “han llevado a cabo bombardeos, bombardeos con misiles, contra nuestras bases de retaguardia” en el frente ucraniano, declaró Prigozhin en un mensaje de audio.

“Un gran número de nuestros combatientes murió”, agregó, prometiendo “responder” a esos ataques.

“El comité de comando del grupo Wagner decidió que hay que poner freno a quienes tienen responsabilidad militar en el país”, prosiguió el jefe de los mercenarios, de 62 años.

25.000 mercenarios. “Somos 25.000 y vamos a determinar las causas del caos que reina en el país. Nuestras reservas estratégicas son todo el ejército y todo el país”, proclamó, llamando a “todos los que quieran” a unirse a sus hombres para “acabar con el desorden”.

El ejército ruso desmintió categóricamente las acusaciones de ataques. 

“Los mensajes y vídeos difundidos en las redes sociales por Y. Prigozhin sobre supuestos ‘bombardeos del ministerio ruso de Defensa contra bases de retaguardia del grupo paramilitar Wagner’ no se corresponden con la realidad y son una provocación”, indicó ese ministerio en un comunicado.

El Kremlin indicó que Putin está al tanto de todos los hechos relacionados con Prigozhin” y que “se están tomando las medidas necesarias”. Poco después, los servicios de seguridad rusos (FBS) anunciaron la apertura de una investigación contra el jefe de Wagner por “llamamiento al motín armado”.

Y un destacado general ruso instó al jefe del grupo mercenario Wagner a suspender los esfuerzos para destituir al liderazgo del Ministerio de Defensa de Moscú.

“Los insto a que se detengan. El enemigo solo está esperando que la situación política interna empeore en nuestro país. Antes de que sea demasiado tarde, es necesario obedecer la voluntad y la orden del Presidente de Rusia elegido popularmente”. Federación”, dijo Sergei Surovikin, comandante de las fuerzas aeroespaciales de Rusia, en un discurso de video muy inusual.

Priozhin explicó posteriormente que no pretendía protagonizar un “golpe de Estado”, sino organizar una “marcha por la justicia”.

Lavarse en sangre. Estas tensiones se dan en plena contraofensiva de las tropas ucranianas para reconquistar territorios tomados por Rusia desde el inicio de la intervención militar en febrero de 2022.

Pocas horas antes del estallido de esta crisis, Prigozhin aseguró que el ejército ruso se estaba “retirando” en el este y el sur de Ucrania, contradiciendo las afirmaciones del Kremlin, para el cual la contraofensiva de Kiev está fracasando.

“El ejército (ruso) se retira en las zonas de Zaporiyia y Jersón (sur), las fuerzas armadas ucranianas están haciendo retroceder” a las tropas rusas, declaró en una entrevista publicada en Telegram por su servicio de prensa.

“No hay ningún control, no hay triunfos militares” de Moscú, insistió Prigozhin, agregando que los militares rusos “se lavan con su sangre”, aludiendo a grandes pérdidas sufridas por las tropas regulares.

Putin y a su ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, aseguran en cambio que el ejército está “repeliendo” todos los ataques ucranianos.

Precisamente el ejército ucraniano indicó que estaba siguiendo las luchas internas en Moscú. 

“Estamos observando”, escribió en Twitter el ministerio ucraniano de Defensa, mientras que el jefe de la inteligencia militar ucraniana Kyrylo Budanov afirmó que las facciones rusas rivales habían empezado “a comerse entre sí por el poder y el dinero”.

 

“Van a tratar de dejarlo fuera de juego”

Agencias

El conflicto en Ucrania permitió al imprevisible jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, imponerse como una figura de primer plano en Rusia, pero su llamamiento a rebelarse contra el Estado Mayor del ejército regular amenaza con cortar en seco su despegue y los servicios secretos, el FSB, pidieron su captura.

“Todavía hay que entender lo que está sucediendo”, afirma la analista independiente rusa Tatiana Stanovaia, que considera probable que las autoridades “traten de dejar fuera de juego a Prigozhin”, que se habría prestado involuntariamente a ese juego.“Para el FSB y el Estado Mayor, esto es un regalo caído del cielo. Como mínimo, Prigozhin va a recibir un mazazo”.

Durante años, Prigozhin, millonario de 62 años, hizo el trabajo en las sombras para el Kremlin enviando mercenarios de su grupo privado, Wagner, a escenarios de conflicto en Oriente Medio y África, siempre negando cualquier implicación.  La estrategia cambió con el inicio del conflicto de Ucrania, en febrero de 2022. Su irrupción pública se inició en septiembre, cuando el ejército ruso sufría serios y humillantes reveses.

Prigozhin se presenta por primera vez como el fundador de Wagner, una milicia que desde 2014 combatió en Ucrania, Siria y en países africanos.

En octubre, instala sus oficinas en un edificio de vidrio de gran lujo de San Petersburgo y empieza a reclutar a miles de hombres en las cárceles rusas.

La oferta hecha a los convictos fue luchar a cambio de ser amnistiados. Con una advertencia: los desertores y aquellos que se dejaran capturar serían ejecutados.Cuando circuló un video de un supuesto desertor de Wagner siendo ejecutado con un mazo, Prigozhin no dudó en elogiar el crimen y calificar de “perro” al hombre ajusticiado.