En el tercer día de su visita a Brasil en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa Francisco realizó una dura advertencia a los países latinoamericanos, al condenar la legalización del uso de drogas en la región.
Luego de recorrer el Hospital San Francisco de Asís de la Provindencia, el Sumo Pontífice se reunió con exadictos y pacientes en recuperación, a quienes abrazó y felicitó por su intento de terminar con sus adicciones.
“Todos tenemos que aprender a abrazar a aquel que tiene necesidad, como la dependencia química”, expresó Fracisco, en alusión a la drogadicción y el alcoholismo.
“En nuestras sociedades prevalece el egoísmo, los mercaderes de muerte siguen la lógica del dinero a toda costa”, lamentó el pontífice, quien pidió a la sociedad “un acto de coraje” para acabar con esa problemática.
En ese contexto, advirtió: “No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química".
"La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad", exhortó Francisco.
“Es necesario enfrentar los problemas que están en la raíz del uso de las drogas”, apuntó, al tiempo que pidió por “una mayor justicia, educando a los jóvenes, educando en valores de la vida en común, dando experiencias a futuro”. “Necesitamos mirar a los demás con los ojos de amor de Cristo”, afirmó el Santo Padre.
"Pero abrazar no es suficiente. Tendamos la mano a quien se encuentra en dificultad, al que ha caído en el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo", subrayó.
Mensaje a los adictos. Minutos antes de rezar un Padre Nuestro, el Papa brindó palabras de aliento para los pacientes y sus familias.
Dirigiéndose directamente en portugués a los adictos, el pontífice remarcó: “Vos podés levantarte, podés subir. Es difícil pero es posible si lo querés”.
“Vos sos el protagonista de la subida, esa es la condición imprescindible”, insistió Francisco. “Vas a encontrar la mano extendida del que quiere hayudarte, pero nadie puede hacer la subida por vos”, reiteró.
Además, pidió a todos que “no dejen que les roben la esperanza”. “¡No dejen que les roben la esperanza!”, exclamó, aunque también aclaró: “Digo también, no les robemos la esperanza. Convirtámonos todos en portadores de esperanza”.
Hacia el final, habló a los familiares de los pacientes del Hospital. “Tienen una tarea que no siempre es sencilla”, reconoció. “La Iglesia no está lejos de los esfuerzos que ustedes hacen”, aseguró el Papa. “El Señor está al lado de ustedes y los conduce de la mano. Confíen en el amor materno de María, su madre”, concluyó.
Proyectos. La postura de Francisco sobre el uso de las drogas no es nueva. En el último tedeum que diera en 2012 como arzobispo de Buenos Aires, el entonces cardenal Bergoglio alertaba sobre la “narcosis del espíritu y de la vida”.
“Creen que haciéndolas legales ya son buenas. Entregamos nuestras vidas y, mucho peor, las de nuestros niños y jóvenes, a las soluciones mágicas y destructivas de las drogas (legales e ilegales), del juego legalizado, de la medicación fácil, de la banalización hueca del espectáculo, del cuidado fetichista del cuerpo. Las encapsulamos en el encierro narcisista y consumista”, advertía en aquella homilía.
Apenas un mes después de aquella misa, el jesuita argentino volvía a cargar contra los proyectos de despenalización en una reunión con jóvenes. Allí su mensaje fue más claro aún: "No patinen la vida porque se van a patinar la cabeza. Es muy triste pasar la vida y terminar estrolado”.
Según consigna la agencia AFP, el presidente de Guatemala, Otto Pérez, y los expresidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Vicente Fox y Ernesto Zedillo (México), César Gaviria (Colombia), promueven un cambio de estrategia en la guerra contra las drogas lanzada hace cuatro décadas por Estados Unidos, y defienden su legalización.
Por su parte, el presidente uruguayo José Mujica lleva adelante un proyecto para legalizar la marihuana en su país, similar al aprobado en Argentina en 2009.
En paralelo, la UNASUR creó el Consejo Suramericano para el Problema Mundial de las Drogas y dio un primer paso para regionalizar el combate contra el narcotráfico, aunque el bloque está más cercano a promover la despenalización que a endurecer las penas por su uso.
Mientras tanto, Brasil, el país con más católicos del mundo, es considerado el primer consumidor mundial de crack (un residuo de la cocaína de bajo precio y altamente adictivo), con un millón de consumidores, según un estudio de la Universidad Federal de Sao Paulo.
En Rio, el narcotráfico acosó a su población durante tres décadas. Recién en 2008 las autoridades emprendieron la reconquista de las favelas de manos de bandas armadas de traficantes de drogas, antes del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, lo que valió centenares de muertos en esos asentamientos. Uno de ellos, Varginha, será el que visite el Papa mañana.