Este nuevo ejemplar del L´Osservatore Romano en lengua española está dedicado íntegramente al histórico viaje apostólico del Papa Francisco a Canadá (24 al 30 de julio). Desde su portada, tanto en imágenes y en el texto se referencia el peregrinar penitencial que el Papa Bergoglio le quiso imprimir a su visita: “Pido perdón por el mal que tantos cristianos cometieron”, refiriéndose a las poblaciones indígenas de ese país.
Lo hizo en el encuentro del lunes por la mañana, 25 de julio, en Maskwacis, a los representantes de las comunidades originarias del país —las Primeras Naciones, los Métis y los Inuit— a los cuales dirigió este discurso pronunciado en español que se transcribe íntegramente en la segunda página de este ejemplar.
Durante su mensaje el Papa Francisco, expresó también: “Llegó hasta sus tierras nativas para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación, para manifestarles mi cercanía, para rezar con ustedes y por ustedes. Hoy estoy aquí, en esta tierra que, junto a una memoria antigua, custodia las cicatrices de heridas todavía abiertas. Me encuentro entre ustedes porque el primer paso de esta peregrinación penitencial es el de renovar mi pedido de perdón y decirles, de todo corazón, que estoy profundamente dolido: pido perdón por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas”.
"Estoy dolido. Pido perdón, en particular, por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales. En esta primera etapa quise hacer espacio a la memoria. Hoy estoy aquí para recordar el pasado, para llorar con ustedes, para mirar la tierra en silencio, para rezar junto a las tumbas. Dejemos que el silencio nos ayude a todos a interiorizar el dolor. Silencio y oración”, reflexionó.
En la “iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros pueblos” en Edmonton, el Papa se reunió el lunes por la tarde, 25 de julio, con los representantes de las poblaciones indígenas y los miembros de la comunidad parroquial. El texto del mensaje del Papa pronunciado en español se publica con esta edición.
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En el mismo, expresó: “Me duele pensar que algunos católicos hayan contribuido a las políticas de asimilación y desvinculación que transmitían un sentido de inferioridad, sustrayendo a comunidades y personas sus identidades culturales y espirituales, cortando sus raíces y alimentando actitudes prejuiciosas y discriminatorias, y que eso también se haya hecho en nombre de una educación que se suponía cristiana. La educación siempre debe partir del respeto y de la promoción de los talentos que ya están en las personas. No es ni puede ser nunca algo elaborado previamente que se impone, porque educar es la aventura de explorar y descubrir juntos el misterio de la vida”.
Sumamente numerosa y significativa fue la misa celebrada por el Papa Francisco en la tercera jornada del viaje a Canadá en el Commonwealth Stadium de Edmonton. En la mañana del martes 26 de julio, fiesta litúrgica de santos Joaquín y Ana, más de cincuenta mil personas llenaron la instalación deportiva de la capital de Alberta donde tuvo lugar la celebración, durante la cual el Pontífice pronunció en español la homilía que se publica con esta edición del periódico vaticano.
El Papa Francisco dijo: “Que Joaquín y Ana intercedan por nosotros. Que nos ayuden a custodiar la historia que nos ha generado y a construir una historia generadora. Que nos recuerden la importancia espiritual de honrar a nuestros abuelos y mayores, de sacar provecho de su presencia para construir un futuro mejor. Un futuro en el que no se descarte a los mayores porque funcionalmente “no son necesarios”; un futuro que no juzgue el valor de las personas sólo por lo que producen; un futuro que no sea indiferente hacia quienes, ya adelante en la edad, necesitan más tiempo, escucha y atención; un futuro en el que no se repita la historia de violencia y marginación que sufren nuestros hermanos y hermanas indígenas. Es un futuro posible si, con la ayuda de Dios, no rompemos el vínculo con los que nos han precedido y alimentamos el diálogo con los que vendrán después de nosotros: jóvenes y mayores, abuelos y nietos, juntos. Vayamos adelante juntos, soñemos juntos”.
El Papa Francisco llegó a Quebec en la tarde del miércoles 27 de julio, después de haber dejado Edmonton por la mañana. En la residencia oficial del gobernador general de Canadá, se dirigió al encuentro con las autoridades civiles, los representantes de las poblaciones indígenas y el cuerpo diplomático. El Pontífice les dirigió el discurso en el cual manifestó: “Pienso especialmente en las políticas de asimilación y desvinculación, que incluían el sistema de escuelas residenciales y que dañaron a muchas familias indígenas, minusvalorando su lengua, su cultura y su visión del mundo. En ese deplorable sistema promovido por las autoridades gubernamentales de la época, que separó a tantos niños de sus familias, estuvieron involucradas varias instituciones católicas locales, por lo que expresó vergüenza y dolor y, junto con los Obispos de este país, renuevo mi petición de perdón por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas. Por todo esto pido perdón. Es trágico cuando algunos creyentes, como ocurrió en ese período histórico, no se adecuan al Evangelio sino a las conveniencias del mundo”.
La alegría cristiana «está unida a una experiencia de paz que permanece en el corazón incluso cuando estamos rodeados de pruebas y aflicciones». Así lo indicó el Papa Francisco, en la tarde del 28 de julio, en la catedral de Notre Dame de Quebec, durante la celebración de las vísperas con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y agentes pastorales. Se publica en este ejemplar, la homilía completa en la que el Sumo Pontífice exhortó a “no ser prisioneros del pesimismo y del resentimiento”.