El papa Francisco no es profeta en América Latina. Enemistado con el gobierno de Mauricio Macri en Argentina por el proyecto de legalización del aborto, que será votado el próximo 8 de agosto por el Senado, su atención también está puesta en otras crisis que afronta la Iglesia en países de la “Patria Grande”, como Venezuela, Nicaragua y Chile.
Nicaragua. Miles de personas salieron ayer a las calles para respaldar a los representantes de la Iglesia Católica ante la campaña de desprestigio, profanación de parroquias y agresiones verbales y físicas que sufrieron a manos de paramilitares sandinistas. La marcha fue convocada por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, integrada por organizaciones de la sociedad civil que protestan contra el gobierno de Daniel Ortega.
“Desde que empezó el diálogo, la Conferencia Episcopal ha estado rescatando personas de las balas, ha dado muestras enormes de valentía, que han ratificado la credibilidad que goza entre el pueblo de Nicaragua”, afirmó a PERFIL Azahálea Solís, dirigente del Movimiento Autónomo de Mujeres y miembro de la Alianza Cívica, que llamó a Francisco a “seguir apoyando” el diálogo.
Si bien dijo en junio que reza “por las víctimas y por sus familias”, Francisco aún no intervino directamente en la crisis, sino que dejó actuar al Episcopado local. Los obispos oficiaron como mediadores al inicio de las protestas. La semana pasada fueron acusados por Ortega de participar de un intento de “golpe de Estado” en su contra. Las relaciones se habían fracturado en junio pasado, cuando la Iglesia pidió al jefe de Estado adelantar las elecciones a marzo de 2019, para superar la crisis política que se cobró la vida de 448 personas.
Venezuela. En Caracas, Francisco aún juega un medido rol de árbitro, sin tomar partido por el gobierno de Nicolás Maduro ni por la oposición. “Hubo intervención de la Santa Sede bajo pedido de cuatro presidentes que trabajaban como facilitadores. Y la cosa no resultó. Quedó ahí. No resultó porque las propuestas no eran aceptadas o se diluían. Eran un sí sí, pero no no”, afirmó en abril de 2017, al tiempo que señaló diferencias al interior de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). “Escuché unas declaraciones del Papa, que habla de que la oposición está dividida, eso no es verdad”, contestó, por ese entonces, el ex candidato presidencial Henrique Capriles.
La posición del Vaticano, plasmada en las reuniones de mediación de 2016, postula la necesidad de celebrar elecciones y aliviar la crisis alimentaria y humanitaria. “Tanto en Nicaragua como en el proceso dramático de Venezuela, el Papa se manifiesta indirectamente a través de los Episcopados, que en ambos casos son altamente críticos con los gobiernos de su país”, explicó José María Poirier, director de la revista Criterio.
Abusos. Tras su accidentado paso por Chile, donde defendió al obispo Juan Barros, acusado de encubrir los abusos sexuales de Fernando Karadima, Francisco rectificó, ordenó una investigación y pidió la renuncia de todos los obispos. Ahora, la Justicia trasandina tiene 37 causas abiertas, que involucran a 68 imputados y 104 víctimas. En ese marco, la fiscalía solicitó al Vaticano el informe que elaboró el cardenal Charles Scicluna, que desnuda los casos de pederastia y abusos sexuales.
El escándalo aún tiene profundos coletazos políticos y judiciales. El presidente Sebastián Piñera lo puso ayer en evidencia, al afirmar que la Iglesia Católica “cometió un tremendo error”.
Aborto. Si se aprueba la ley de interrupción voluntaria del embarazo, que Francisco llamó “nazismo de guante blanco”, el Pontífice enfrentará la crítica del ala conservadora de la Iglesia. “Los grupos más conservadores le recriminarán que en su país avanzó un proyecto de ley sobre el aborto y que la Iglesia institucional no pudo poner una palabra definitoria o sustantiva”, agregó Poirier, quien sumó a la pobreza como otra de las preocupaciones del Papa en América Latina.
Apartó a cardenal ‘pederasta’
El papa Francisco ordenó que el cardenal y arzobispo emérito de Washington Theodore McCarrick permanezca apartado de sus funciones y recluido hasta que se aclaren en un juicio canónico las acusaciones de abuso sexual contra él. La Santa Sede informó ayer en un comunicado que Jorge Bergoglio recibió en la tarde del viernes una carta en la que el purpurado estadounidense presentaba su renuncia como miembro del Colegio Cardenalicio. El purpurado, de 88 años, fue acusado de incurrir en abusos sexuales hace casi 50 años, cuando ejercía como cura en la archidiócesis de Nueva York.
