A juzgar por el segundo trimestre del año, la economía brasileña se consolidó bajo el gobierno de Lula da Silva. El PIB creció 0,9 por ciento en relación a los primeros tres meses y aumentó 3,4% respecto al mismo período de 2022. Para las grandes empresas de consultoría financiera el dato fue una “sorpresa”. En la consultora “Tendencias”, por ejemplo, indicaron que “el índice fue mucho mejor de lo que se esperaba hace algunos meses. Eso revela que hay una resiliencia importante de la actividad industrial y del sector de servicios”.
Desde luego, esto puede ejercer un claro efecto de tracción sobre la Argentina, especialmente después del 14 de septiembre, cuando ambos gobiernos y el banco de América Latina CAF, sellarán el acuerdo que permite al país importar productos brasileños sin uso inmediato de divisas. Esa ayuda está por llegar en un momento especial, en el que el ministro de Economía y candidato presidencial del oficialismo Sergio Massa, tiene que mostrar mejorías concretas de cara a las elecciones.
El acuerdo que resuelve la falta de insumos clave para la salud y la industria
Lo que empujó la recuperación brasileña, de acuerdo con economistas de las empresas de consultoría, fue el mayor consumo y por consiguiente, el aumento de la producción de las industrias y la mejora de las ventas del comercio. Si estos parámetros se mantienem como hasta ahora, para los últimos meses, el PBI anual brasileño crecerá como mínimo 3%. Si se compara el actual desempeño con respecto al resto del mundo, Brasil ya se encuentra entre los siete primeros países con mejor situación. Supera, en ese sentido, a las grandes potencias: Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania e incluso a China.
De hecho, el mercado de trabajo brasileño reveló una recuperación, al aumentar por un lado el empleo formal y por el otro, al mejorar el ingreso de los trabajadores. Bueno es señalar que el para el año se calcula una inflación de tan sólo 5,1%, menor que la de 2022. Por eso, en este contexto, no debe extrañar en este contexto el incremento de la popularidad presidencial. En junio, según la encuestadora Datafolha, Lula tenía 37% de aprobación y ahora trepó a 45%.
Desde luego, la ejecución de los planes del Gobierno, como por ejemplo desgravar parcialmente los impuestos a los combustibles y aumentar los estipendios otorgados por el Bolsa Familia, contribuyeron al cambio de humor de la ciudadanía. Una investigadora de la Fundación Getulio Vargas, Silvia Matos, relató: “Si hace unos meses me hubieran preguntado por la evolución económica, hubiera dicho que se avecinaba una retracción del consumo de las familias. Pero no fue eso lo que ocurrió”.
La economía de Brasil crece por segundo trimestre consecutivo, un triunfo para Lula da Silva
Hay sin embargo algunas incertidumbres relacionadas con la evolución de la economía global, que llevan a los expertos a tener una visión menos optimista para lo que resta del año. “El segundo semestre mostraría desaceleración” indicaron los especialistas, para añadir que “puede ocurrir una pérdida de fuerza debido a un escenario internacional mucho más difícil, con los principales países, como China y también los de Europa, en caída”.
Con todo, para el presidente del Banco Central de Brasil Roberto Campos Neto, protagonista de sucesivas confrontaciones con Lula, la información publicada hoy por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) da lugar para celebrar. “Fue una buena sorpresa”, festejó ante empresarios de su país, en la reunión del Foro Brasileño de Desarrollo que se desarrolla en Washington.
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