Los cancilleres de los cuatro países socios del Mercosur alabaron, con énfasis, al bloque regional en su reunión de este martes; una cita que anticipó la cumbre de los presidentes que tendrá lugar hoy. La reunión, desde luego, es virtual. El brasileño Ernesto Araújo elogió: “Como siempre este es un momento de especial emoción. Sobre todo, porque el Mercosur está en pie después de casi 30 años”. Felipe Solá destacó, en consonancia, que el bloque es “visto como un gran mercado; pero su potencial no se debe sólo a su tamaño sino también a su capacidad adquisitiva y el estado de su economía”.
Esa profesión de fe de los dos funcionarios no alcanzó para disimular, a lo largo de sus discursos, ciertas diferencias que separan hoy a las dos economías más importantes: Brasil y Argentina; desencuentros que el fenómeno de la pandemia tuvo, este año, la “virtud” de ocultar. Después de 30 años de existencia del mercado común sureño, los gobiernos de Jair Bolsonaro y de Alberto Fernández vuelven a subrayar que el bloque es “una política de Estado”. Es decir, la evolución y supervivencia del mercado regional no depende de los humores bilaterales, buenos o malos; sino de los proyectos y prioridades del conjunto. Solá reafirmó esa idea al señalar: “El Mercosur como política de Estado se mantiene constante, más allá de los cambios que pueda haber en los colores políticos”.
Según el canciller argentino, “la integración regional es un proceso de largo aliento que incluye lo interno y lo externo”. El concepto dista de ser abstracto: significa priorizar el mercado regional como condición para avanzar en las aventuras de libre comercio con países de afuera del área.
Según el canciller argentino, “la integración regional es un proceso de largo aliento que incluye lo interno y lo externo”
Araújo convocó, en cambio, a “no volver a la parálisis del pasado” advirtió el ministro brasileño. Según el canciller brasileño “el bloque fue construido sobre los pilares de la democracia, del libre comercio y de la apertura al mundo. Nosotros queremos dejar claro que la integración está vinculada a la vigencia de la democracia, y en las acciones concretas para la inserción competitiva del Mercosur (en el mundo)”. Juzgó que “el mundo vive tiempos difíciles, pero la solución para el retorno al crecimiento rápido depende de más comercio e integración de nuestros países con el resto del mundo”. Se manifestó, luego, contra las “medidas proteccionistas, que dificultan la circulación de nuestros productos”.
Solá formuló su propia advertencia: “La política comercial común es un consenso político: queremos estar juntos para libre circulación de bienes (en el interior del bloque) y para una política comercial común para terceros países, con el compromiso de armonizar las políticas comerciales. En ese sentido, al fortalecer nuestro mercado regional también apuntamos al fortalecimiento de nuestras negociaciones externos”. En la visión del gobierno argentino, no sería conveniente adelantar el proyecto de rebaja del arancel externo común, que busca la apertura de la economía del bloque. Esa es una de las ideas que motoriza Brasil, compartida por Uruguay y Paraguay.
Según el canciller brasileño “el bloque fue construido sobre los pilares de la democracia, del libre comercio y de la apertura al mundo.
Pero el gobierno argentino no comulga con esa visión. Con todo, Solá aseguró que “la Argentina va a poner su buena voluntad y fe, para resolver diferendos. Nosotros tratamos de ponernos en los zapatos del otro, en las necesidades del otro” garantizó. El ministro concordó con su colega uruguayo en la necesidad de convocar “a una reunión de cancilleres y ministros de economía para el mes de marzo”. En esa conferencia deberán “discutir a pleno nuestras cuestiones internas y externas”.
De acuerdo con Solá “cuanto antes lo hagamos mejor. Pero quisiera hacer un comentario qué se refiere a cómo tratar las negociaciones entre nosotros. Digamos todo lo que lo que pensamos y todo lo que vemos del futuro: no tenemos por qué verlo igual, no somos exactamente iguales, nuestras economías tienen asimetrías; tenemos situaciones sociales diferentes”.
Araújo prefirió, entonces, enfocar la cuestión de la democracia y poner el centro de su discurso en Venezuela. Dijo que “en cuanto sobrevuele sobre América del Sur la sombra maléfica de una dictadura, el Mercosur no alcanzará plenamente sus ideales”. Añadió: “Venezuela fue transformada en un régimen dictatorial. Precisamos seguir actuando por su redemocratización, no solamente en solidaridad con el pueblo venezolano sino por nuestro propio interés”.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil.