El aislamiento geográfico de Paraguay, sin salida al mar y con un tráfico aéreo pequeño en comparación con las grandes capitales de Sudamérica, favorecen en gran medida para obtener resultados en la lucha contra el nuevo coronavirus, coincidieron epidemiólogos y autoridades sanitarias. "La mediterraneidad de Paraguay es una ventaja. Los casos positivos son casi todos del exterior. Hay poca detección en la comunidad", dijo el epidemiólogo Antonio Arbo, ex ministro de Salud.
El país reportó hasta la fecha 884 casos positivos por coronavirus. El primero se reportó el 7 de marzo, un mes después de que el gobierno anulara las visas concedidas a ciudadanos de China y extranjeros procedentes de esa nación. Las clases se suspendieron, se prohibieron los vuelos comerciales y el 17 de marzo se cerraron las fronteras con Brasil y Argentina.
"Si no interveníamos enseguida, los cálculos más conservadores indican que habríamos tenido más de 15.000 casos", reconoció el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, quien admitió la vulnerabilidad del sistema. El médico Ricardo Iramain, director del Comité de Emergencias de la Sociedad Latinoamericana de Cuidados Intensivos (Slacip), coincidió en que la conjunción de "mediterraneidad, el aislamiento y cuarentena precoz fueron determinantes" y que "se evitó el colapso", pero espera el pico de circulación del virus entre junio y agosto. "Lo peor podríamos verlo de aquí a dos meses", señaló.
"Cuarentena inteligente"
El pasado lunes 25, Paraguay inició una segunda fase de la llamada "cuarentena inteligente", de retorno paulatino a las actividades. Para la tercera, prevista para mediados de junio, se espera el retorno de los deportes colectivos sin público y la reapertura de templos. El Gobierno destinó 1.600 millones de dólares al combate de la pandemia, entre ayuda social e inversión en el sistema de salud. Además, hizo construir en 30 días dos hospitales modulares, que disponen de 200 camas en total. Aunque los internados no pasaban de 7 el fin de semana.
"Si no interveníamos enseguida, los cálculos más conservadores indican que habríamos tenido más de 15.000 casos", reconoció el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, quien admitió la vulnerabilidad del sistema
Al iniciar la crisis, el sistema contaba con 800 camas de terapia intensiva en un país de 7,2 millones habitantes de los cuales 2 millones se encuentran en pobreza (29%), según la Secretaría de Planificación. El personal sanitario está compuesto por 12.000 médicos y 20.000 enfermeros. De 110 profesionales terapistas, en dos meses el sistema captó a 500 más. "No estamos preparados para escenarios como los de Francia o Italia", admitió el viceministro de Salud, Julio Rolón, a AFP.
"Insensatez brasilera"
Guillermo Sequera, Director General de Vigilancia de Salud de Paraguay, hace un balance positivo de la fase de levantamiento gradual de las medidas de confinamiento. En entrevista con Deutsche Welle, cita al autor Roa Bastos, que describió a Paraguay como una "isla rodeada de tierra" y explica que se trata de un país "con movimiento y conectividad relativamente bajos a las grandes urbes del mundo. La conectividad global del territorio define la velocidad en la que se instala la epidemia".
Sin embargo, la exitosa respuesta gubernamental al coronavirus podría verse afectada por el manejo de la crisis en la región. En opinión de Guillermo Sequera, "el problema ahora es Brasil. Argentina creemos que está tomando medidas de protección internas que terminan ayudando a la región y a nuestro país. Lo que ocurra en Brasil definirá el ritmo de la epidemia regional y de todas las medidas no farmacológicas que se están implementando".
Con más de 370.000 casos y 23.473 muertes hasta ahora, Brasil es el país más afectado de América Latina, por lo que, según Arbo, "lo único que le salvaría al Paraguay es mantener cerradas sus fronteras". "La insensatez brasilera, en algún momento tenía que pagar su precio", sostuvo.
Los paraguayos esperan a más de 25.000 repatriados en las próximas semanas. Cada día llegan contingentes de Argentina y Brasil, en su mayoría personas que perdieron sus trabajos debido a la pandemia. Ellos son alojados en albergues para someterse a la "cuarentena voluntaria". Pero el peligro es el contagio. "Varios de los que llegaron sanos adquirieron la enfermedad en los albergues", reveló Iramain. "Menos mal que ya se habilitaron hoteles para los que vienen del exterior", añadió.
Luis Roberto Escoto, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Paraguay, señala que, en ese sentido, también preocupa la cantidad de ciudadanos paraguayos que quieren regresar al país. "Los esfuerzos están enfocados en organizar estos ingresos de una forma más fluida, ordenada y controlada desde el punto de vista sanitario y social. La cooperación internacional también está apoyando al país para abordar este gran desafío", contó a DW.
HV / DS