En un contexto mundial de enormes riesgos, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva reiteró la posición de su país contra el uso de la fuerza como medio de resolución de las disputas internacionales. "Los recientes ataques de Israel contra Irán amenazan con convertir Oriente Medio en un único campo de batalla, con consecuencias globales inestimables", declaró este martes durante la cumbre del G7 en Canadá. La noche anterior, el jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, abandonó abruptamente la cita luego de rechazar una propuesta negociadora que había surgido del seno de ese grupo de potencias.
El líder brasileño insistió sobre la necesidad de “empoderar” a las Naciones Unidas como vía para lograr la pacificación. No omitió hablar de la guerra entre Moscú y Kiev, que lleva ya tres años: “Todos saben que, en el conflicto de Ucrania, ninguno podrá lograr sus objetivos por medios militares. Sólo el diálogo entre las partes puede conducir a un alto el fuego y a allanar el cambio hacia una paz duradera”, sostuvo. Y mencionó entonces los enormes gastos militares: “Consumen anualmente el equivalente al PBI de Italia. Esto corresponde a 2,7 billones de dólares que podrían invertirse en la erradicación del hambre y la transición energética justa”.
Sobre la intervención bélica de Israel en la Franja de Gaza, el jefe de Estado brasileño no omitió censuras. Calificó de “inaceptable la matanza de civiles y el bloqueo de alimentos que provoca una hambruna generalizada en la población palestina”. Y añadió: “Nada justifica en Gaza la masacre de miles de mujeres y niños, ni el uso del hambre como arma de guerra”.
Denuncian en Brasil "una persecución política y judicial" contra Cristina Kirchner
Como lo viene sosteniendo desde que comenzó su gobierno en 2023, para Lula es preciso recuperar el papel protagónico de las Naciones Unidas. Trajo como ejemplo la situación de Haití, “país al que la comunidad internacional permanece indiferente ante el caos diario y las atrocidades cometidas por el delito organizado”. A los miembros del G7 les recordó: “Aquí están sentados tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos) y hay otras naciones con tradición de defensa de la paz. Es hora de hacer algo para devolver protagonismo a la ONU”, advirtió. Propuso entonces que bajo el liderazgo del secretario general del organismo, “un grupo representativo de países comprometidos con la paz cumplan la tarea de restablecer la prerrogativa de la ONU como foro de entendimiento y diálogo”.
Esta fue la novena presencia de Lula en una cumbre del G7, a lo largo de sus dos primeros gobiernos y del actual. El grupo, donde participan Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón y la Unión Europea, incluyó a Rusia, pero por poco tiempo. El presidente brasileño agradeció al premier Mark Carney por haberle cursado la invitación. Subrayó que una de las razones que lo convocó a asistir al encuentro fue, precisamente, la cita bilateral que mantuvo con Carney y otros colegas. Para el primer ministro "es importante que el G7 se convierta en lo que tiene que ser. Es clave para nosotros brindar el apoyo que se merece usted, que el mundo merece, por todos sus esfuerzos con la COP30 de Belém, que será la reunión más importante de este año en todo el mundo. Tienen mi compromiso personal y el de mi equipo de hacer todo lo posible para apoyar sus esfuerzos. No hay nadie mejor que ustedes para liderar este esfuerzo", dijo. Esa Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente se hará en noviembre próximo, en una de las grandes ciudades amazónicas de Brasil.
ML