INTERNACIONAL
Estados Unidos

Es argentino, se exilió en la dictadura y ahora hace el principal festival argentino en Washington

Daniel Manzoni tenía 22 años cuando los militares lo quisieron secuestrar por militar en un centro de estudiantes. Cómo el fútbol le abrió la puerta universitaria.  Galería de fotos

Daniel Manzoni 20221110
Daniel Manzoni | Ramón Indart

Daniel Manzoni tenía 22 años cuando el 9 de junio de 1976 los militares entraron a la casa donde vivía con sus padres en Mar del Plata para secuestrarlo. ¿Su delito? Ser parte de un centro de estudiantes y afín al peronismo. Pasaron 44 años y fue tal el terror que hoy lo recuerdo con detalles.

Asentado en Washington desde 1978, habla con PERFIL sobre lo que fue el exilio y como hoy mantiene su cercanía con Argentina gracias al comité argentino-estadounidense que creó en el '83 y todos los años realiza un festival para unir a las comunidades (el próximo será el 2 y 3 de junio). "Yo creo que uso esto del festival como caballito de batalla, para que no aparezcan los fantasmas. Esto me mantiene activo. El dolor interno se alivia", se sincera.

PERFIL: ¿Cómo fue el día del intento de secuestro?

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Manzoni: Eran como siete. Llevaron a un prisionero encapuchado para ver si me reconocía. Encontraron la doctrina peronista y el Martin Fierro. Yo estaba en una habitación de al lado. Como mi viejo era portero, mi cuarto estaba abajo y parecía de otra vivienda. Ellos entraron y comenzaron a torturar a mi mi vieja. Ella me salvó diciendo que solo eran porteros del lugar, que esa habitación no era de otra vivienda. Estuvieron más de 5 horas, se robaron todo. Al otro día papá me ayudó. Me tomé el tren lechero a la mañana siguiente. Me quedé en Buenos Aires 3 meses en distintas casas de conocidos. A los 2 meses y medio mi viejo me contó que volvieron pero ahora ya identificados como policías.

A 46 años del crimen del radical Mario Abel Amaya, víctima de los tormentos de la dictadura

—De ahí, directo al exilio con 23 años.

Agarré mi cedula y me fui primero a Uruguay. Me quedé una semana hasta que llegó el barco. Eso fue el 1 de octubre. No me olvido más. El barco se llamaba Cristóforo Colombo. Llegué a España el 18 de octubre del '76, el día de mi cumpleaños. Me quedé ahí y comencé a trabajar en una discoteca en Madrid, llamada Cerebro. Ahí venían muchos estudiantes norteamericanos y yo los atendía. Me contaban que en EE.UU. si hacías bien un deporte podías tener una beca universitaria. Yo jugaba muy bien al fútbol, había estado en una sede de San Lorenzo en Mar del Plata. Así que agarré mis cosas y caí en Washington. Eso fue el 25 de agosto. 

—¿Cómo lograste entrar a la universidad?

Había que pasar el examen de inglés y la prueba futbolística. Aprendí el idioma y me prestaron un lugar para entrenar 9 meses allá. Tuve un golpe de suerte porque el entrenador había estado en el mundial del '66 en Inglaterra y había visto jugar a Silvio Marzolini. Le dije que yo era como él pero apellido Manzoni jajaja.

Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz por "aportar un poco de luz en la noche profunda"

—¿No pensaste en volver con la democracia?

Lo pensé pero era todo muy complicado, me estaba esforzando para completar los estudios allá y después ya la vida siguió. Creamos en 1983 el comité Argentino-USA. Ahí armamos la base del festival y lo hicimos por primera vez en 1988. El del 2023 será el 2 y 3 de junio. Ya son 44 años viviendo acá. Los primeros años trabajé en el sector privado y luego pasé al Departamento de Comercio de Estados Unidos y posteriormente al de Agricultura.

—¿Seguís militando políticamente?

Hoy mi militancia es la del festival argentino. Te soy sincero, yo creo que uso esto del festival como caballito de batalla, para que no aparezcan los fantasmas. Esto me mantiene activo. El dolor interno se alivia.