El caso de Anatoly Moskvin, un historiador ruso conocido como el “coleccionista de muñecas”, sacudió al mundo luego de que se descubriera que desenterró los cadáveres de 29 niñas y los llevó a su casa para convertirlos en réplicas de muñecas.
Tras pasar más de 13 años encerrado en una clínica psiquiátrica de máxima seguridad, este lunes el hombre de 58 años pidió ser liberado. Sin embargo, la solicitud fue rechazado por la justicia rusa, que lo había considerado inimputable en el juicio que se llevó adelante en 2012.
En su fallo, el tribunal tuvo en cuenta el diagnóstico de esquizofrenia paranoide y los informes médicos que advierten sobre conductas alarmantes de Moskvin en su estado actual. Además, se consideró la opinión de los familiares de las víctimas quienes expresaron su rechazo a una flexibilización de la internación por temor a que se repitan actos macabros.
El lingüista ruso fue arrestado por primera vez en 2011, en el marco de una investigación que comenzó por denuncias de profanación de tumbas. Cuando la policía rusa allanó el departamento que el hombre compartía con sus padres, encontró los cuerpos momificados de 29 niñas vestidas como muñecas.
“Vimos estas muñecas, pero no sospechamos que hubiera cadáveres dentro. Pensamos que era su hobby hacer muñecas tan grandes y no vimos nada malo en ello", declaró la madre del imputado durante el proceso judicial.
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Por su parte, el hombre que había trabajado como traductor del Ejército Rojo, reconoció haber profanado 44 tumbas y confesó que practicaba magia negra. Según su relato, consideraba que los cuerpos de las niñas debían ser preservados hasta que la ciencia descubriera cómo revivirlas.
Las explicaciones de Movskin: "Las guardé hasta el momento en que la ciencia las pudiera revivir"
"Sentí lástima por las niñas muertas, que aún podrían seguir viviendo, así que las guardé hasta el momento en que la ciencia avanzara y las reviviera", dijo en ese momento. También aseguró que necesitaba “material biológico para la clonación” y negó de forma categórica que sus actos tuvieran cualquier motivación sexual.
“Ustedes abandonaron a sus hijas en el frío, y yo las traje a casa y las calenté”, dijo Moskvin, frente a las familias de las víctimas, que lo calificaron como un "monstruo".
En los primeros años de su detención, Moskvin ofreció entrevistas en las que reveló detalles inquietantes, como haber dormido en un ataúd y haber recorrido más de 750 cementerios.
MC
LT