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opinión

La segunda transición

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Opciones. Una empleada de la justicia electoral muestra una de las boletas que se utilizarán. | afp

El domingo no será uno más para la democracia en Chile. Se destapa la caja de Pandora de la constitución de 1980, sancionada en los tiempos militares de Augusto Pinochet y que abrió la puerta de la transición a la democracia en 1988 con la victoria del No en el referéndum. Un nuevo plebiscito convocado en noviembre del año pasado, producto del acuerdo de elites entre oficialismo y oposición, vuelve a abrir la caja para una segunda transición: la que defina las reglas del juego democrático de acá en adelante.

Para no escapar a su tradición política Chile innovará una vez más en lo que a elección de instituciones políticas se refiere. Fue uno de los pocos países del mundo en reformar una constitución en pleno régimen militar. También el único en contar con un sistema binominal para elegir a diputados y senadores del congreso nacional. Ahora la innovación viene por el lado del mecanismo de reforma constitucional. El plebiscito convocado tendrá dos preguntas: la primera si los ciudadanos están de acuerdo en modificar la constitución nacional, la segunda sobre el mecanismo de esa reforma. Y acá viene la jugosa innovación.

Los ciudadanos chilenos que opten por la reforma elegirán hoy también quiénes, cómo y de qué forma cambiarán sus propias reglas de juego. Uno de los modelos propuestos es el de la convención mixta, compuesta por 172 integrantes: 50% serán parlamentarios en ejercicio actual de su cargo y 50% ciudadanos electos como convencionales constituyentes. Quienes son actualmente legisladores podrán competir el año que viene en elecciones y el costo en dietas será, según datos del Ciper, diferenciado entre parlamentarios (cobrarán más) y convencionales (cobrarán menos). El modelo alternativo implica la elección de una convención pura donde todos sus integrantes serán electos de manera directa por la ciudadanía. Sus 155 integrantes estarán inhabilitados para competir por cargos el año próximo, y el costo de la dieta será menor pero su distribución igualitaria entre todos. Ambos contemplan para su funcionamiento la regla de los 2/3 para aprobar cualquier decisión. Esto requerirá altos consensos y generará muchos bloqueos.

Donde sí hay una diferencia importante es en la regla de paridad en la representación. Como bien resaltan Javiera Arce-Riffo, Carolina Garrido y Julieta Suárez Cao el segundo modelo, en caso de ser elegido, implicará que Chile tendrá la primera convención constitucional paritaria del mundo. Otra innovación, para nada menor. 

¿Y por qué todo este juego es central para Chile y para la región? Primero, la reforma de una constitución no es un tema menor. Elegir las reglas del juego democrático impacta, importa, incide y, sobre todo, vale la pena. Más aún en un país donde el octubre rojo del año pasado puso en discusión el poder, su distribución, su representación y su efectividad. Elegir reformarlo y el mecanismo democrático para hacerlo brindan la oportunidad de cimentar institucionalmente un proceso de cambio que comenzó en 1988 pero que aún no cerró el círculo. La oportunidad llega 32 años después.

Segundo, porque la tradición política chilena de partidos, coaliciones y acuerdos entre elites viene chocándose con la realidad en los últimos años. Los consensos arriba no se tradujeron en igualdad y equidad abajo, y mucho del clamor popular refiere a la constitución pinochetista como la causa de ese distanciamiento. Por esa razón el foco está puesto en el voto joven el próximo domingo, motor de los reclamos de octubre del 2019. Esto será una clave para observar en un país donde el voto pasó a ser voluntario en 2012 y cuyo calendario electoral 2021 será movido, renovando desde cargos regionales, municipales, los eventuales constituyentes, y hasta legislativos nacionales y la propia presidencia.

Tercero, el impacto regional será, sin dudas, relevante. En un año pandémico donde los procesos electorales han sido suspendidoss, pospuestos (como el propio plebiscito) o celebrados en situaciones sanitarias críticas, el desarrollo de una elección con impacto constitucional es una noticia saludable. Con el retorno de la democracia en Bolivia esta semana, Chile tiene la oportunidad ahora de fortalecer, mejorar y profundizar la suya. Con una segunda transición.

*Politólogo @facucruz.