INTERNACIONAL
cerrara el viaje en islas mauricio

Francisco viajó al Africa para vivir el fervor de la Iglesia de la periferia

El Papa cerró ayer su periplo por Mozambique y partió hacia Madagascar, donde se reunirá con el sacerdote argentino Pedro Opeka, de destacada acción social en ese país.

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Lluvia. El Pontífice ingresa al estadio de las afueras de Maputo donde presidió una misa para 60 mil personas, en la que pidió dejar atrás los odios, la violencia y las discordias. | ap

El papa Francisco cerró ayer su visita a Mozambique con una misa multitudinaria en la que participaron 60 mil fieles y en la que lanzó un nuevo llamado a la paz, porque “un país con odio no tiene futuro”.

Muchos de ustedes todavía pueden contar historias de violencia, odio y discordias; algunos en su propia carne; otros, de algunos conocidos que ya no existen”, dijo el Pontífice en su homilía en el estadio de Zimpeto, en la periferia de la capital Maputo.

Desde uno de los barrios más poblados y pobres de Maputo y bajo la lluvia, Francisco evocó los años de guerra civil y violencia en Mozambique y advirtió que aún existe el miedo de que “las heridas del pasado se repitan e intenten borrar el camino recorrido de paz, como en Cabo Delgado”, la localidad del norte del país donde a principios de año se produjeron nuevos ataques y actos de violencia.

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“Es difícil hablar de reconciliación cuando las heridas causadas en tantos años de desencuentro están todavía frescas o invitar a dar ese paso de perdón que no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria o los ideales”, admitió el Papa.

Es difícil hablar de reconciliación cuando las heridas causadas en tantos años de desencuentro están todavía frescas

Mozambique atravesó –desde su independencia de Portugal en 1975– una guerra intestina, que causó un millón de muertos y cuatro millones de desplazados y que concluyó con un acuerdo de paz firmado en Roma, con la mediación de la Iglesia Católica, en 1992.

“Jesucristo invita a amar y a hacer el bien, que es mucho más que ignorar al que nos hizo daño o hacer el esfuerzo para que no se crucen nuestras vidas respecto de quienes nos hirieron”, enfatizó el Pontífice.

Una "delicada" visita a un centro de atención para enfermos de sida

 

“No se puede pensar el futuro, construir una nación, una sociedad sustentada en la inequidad y la violencia”, dijo. Y negó que se pueda vivir con el “ojo por ojo, diente por diente”, pues “ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencias es la venganza y el odio”.

“Las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos”, insistió luego. “La equidad de la violencia siempre es un espiral sin salida y su costo es muy alto”, reiteró Francisco, quien destacó el “derecho a la paz” del pueblo mozambiqueño.

Madagascar. Después de la misa, el Papa partió hacia Madagascar, segunda etapa de su viaje a Africa, que completará en las islas Mauricio.

Francisco fue recibido en Antananarivo, la capital de la isla, por el presidente Andry Rajoelina, acompañado de su esposa, Mialy Rajoelina, y la Guardia de Honor, tras lo cual recorrió 13 kilómetros en el papamóvil por la calles de la ciudad en las que miles de fieles se congregaron para saludarlo.

La actividad oficial comenzará mañana, con un encuentro con los obispos, una visita a un convento de las carmelitas descalzas y una vigilia con jóvenes.

Otro de los momentos clave del viaje será la visita de la Asociación Humanitaria Akamasoa, creada en 1989 por el sacerdote argentino Pedro Opeka para rescatar a los pobres de Antananarivo que vivían en el basurero de Andralanitra y en las calles de la capital. Según sus datos, la asociación ha ayudado a más de 500 mil personas, y ha construido cuatro mil casas.

 

Cooperación y corrupción

Francisco advirtió del peligro que supone aceptar que el precio a pagar por la ayuda extranjera, frecuente en Africa, es dejarse corromper. Así lo afirmó durante la misa campal que ofició en el Estadio Nacional de Zimpeto, que cerró la visita de tres días del Pontífice en Mozambique, el primer punto de una gira por Africa. “Es triste cuando esto se constata entre hermanos de la misma tierra que se dejan corromper; es muy peligroso aceptar que este sea el precio que tenemos que pagar ante la ayuda extranjera”, lamentó.

“Mozambique es un territorio lleno de riquezas naturales y culturales, pero paradójicamente con una enorme cantidad de su población bajo la línea de pobreza. Y a veces pareciera que quienes se acercan bajo el supuesto deseo de ayudar tienen otros intereses”, denunció el Papa. Para Francisco son necesarias la misericordia y la bondad, especialmente “hacia aquellos que, por su condición, son rápidamente rechazados y excluidos. Se trata de una actitud de fuertes y no de débiles, una actitud de hombres y mujeres que descubren que no es necesario maltratar, denigrar o aplastar para sentirse importantes, sino al contrario”, añadió. Ante 60 mil personas, el Pontífice aseguró finalmente que “la represión solo aporta peores conflictos”.

DPA