INTERNACIONAL
En lo que hoy es Namibia

Histórico: Alemania reconoció haber cometido en África el primer genocidio del siglo XX

El gobierno de Berlín reconoció la responsabilidad del entonces Imperio alemán de buscar el exterminio de dos etnias –herero y namaqua– en una de sus colonias entre 1904 y 1907.

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Horror. Prisiones en 1907. | Cedoc y DPA

Alemania reconoció ayer por primera vez que perpetró un “genocidio” contra las poblaciones herero y namaqua de Namibia a principios del siglo XX, durante el período colonial, decisión que es un “paso en la dirección correcta” para el gobierno del país africano, pero insuficiente para las dos etnias.

“Desde el punto de vista actual, hoy calificaremos estos acontecimientos como lo que son: un genocidio”, declaró el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas.

Namibia fue colonia alemana entre 1884 y 1915. Decenas de miles de hereros y namas fueron masacrados entre 1904 y 1908, considerado por numerosos historiadores como el primer genocidio del siglo XX.

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Alemania anunció además que va a entregar al país 1.100 millones de euros (1.340 millones de dólares) en ayuda al desarrollo y la reconstrucción, en un período de 30 años y para beneficiar a los descendientes de estas dos etnias. Desde el punto de vista jurídico, no es una compensación y no abre en ningún caso la vía a una “demanda legal de indemnización”. 

El reconocimiento es fruto de cinco años de negociaciones entre ambos países, criticadas por representantes de las etnias por no haber tenido una participación efectiva. “No aceptaremos un acuerdo cerrado entre estos dos gobiernos”, advirtió un alto representante de los herero, Mutjinde Katjiua.

“La aceptación por parte de Alemania de que se cometió un genocidio es un primer paso en la dirección correcta”, dijo Alfredo Hengari, el vocero del presidente namibio, Hage Geingob. “Es la base de la segunda etapa, que consiste en disculparse y prever una reparación”, dijo.

El presidente de Namibia organizará encuentros con los responsables de las dos etnias para definir las “modalidades de aplicación de lo acordado con Alemania”, dijo Hengari.

Perdón. “A la luz de la responsabilidad histórica y moral de Alemania, vamos a pedir perdón a Namibia y a los descendientes de las víctimas” por las “atrocidades” cometidas, dijo el ministro Maas.

“No se puede borrar el pasado. El reconocimiento de la falta y el pedido de perdón son no obstante un paso importante para superar el pasado y construir juntos el futuro”, agregó.

En 2019, Alemania entregó a Namibia los huesos de miembros de las tribus herero y namaqua exterminados, y la secretaria de Estado para Asuntos Exteriores, Michelle Müntefering, pidió “perdón desde el fondo del corazón”, un gesto considerado insuficiente por los descendientes y las autoridades namibias, que exigían disculpas oficiales y reparaciones.

Alemania se había opuesto en varias ocasiones, alegando que ya había entregado millones en ayuda al desarrollo a Namibia desde su independencia en 1990.

Memoria. Aunque el trabajo de memoria histórica en Alemania sobre el período nazi se considera en general ejemplar, el de su período colonial en África, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta inicios del XX, ha sido durante mucho tiempo dejado de lado.

Las tribus herero representan hoy en torno al 7% de la población namibia, frente al 40% de principios del siglo XX. Privados de sus tierras y su ganado, se alzaron en 1904 contra los colonos alemanes, y mataron a un centenar. 

El gobernador de la entonces colonia, Ernst Göring –el padre de Herman Görring, el colaborador de Adolfo Hitler–, pidió ayuda a Berlín, que envió al general Lothar von Trotta, que puso en marcha un exterminio, al que siguió un año más tarde el de los namaquas, que también se habían rebelado. 

En total, al menos 60 mil hereros y en torno a 10 mil namaquas perdieron la vida entre 1904 y 1908. Las fuerzas coloniales alemanas emplearon técnicas genocidas: matanzas en masa, exilio en el desierto, donde miles de personas murieron de sed ya que se habían envenenado los pozos de agua, y campos de concentración como el tristemente célebre de Shark Island.

Restos óseos, en particular los cráneos de las víctimas, fueron enviados a Alemania para realizar experimentos científicos de carácter racial. El médico Eugen Fischer, que trabajó en Shark Island y cuyos escritos tuvieron influencia en Hitler, pretendía demostrar la “superioridad de la raza blanca”.