Robots, un hospital subterráneo y detección remota del coronavirus. Las estrategias que implementa Israel para combatir a la pandemia parecen salidas de una película de ciencia ficción. El gobierno de Benjamin Netanyahu echó mano de las capacidades tecnológicas y científicas de la Start Up Nation para batallar contra la mayor crisis de la salud pública global de las últimas décadas.
Con más de 5.500 casos confirmados y 21 muertos, Israel no escapa de la pandemia, pero la enfrenta con armas más sofisticadas que otros países. Las aplicaciones móviles que geolocalizan a los usuarios y les advierte si estuvieron en contacto con infectados se multiplican como el pan y el vino. “Hamagen”, patrocinada por el Ministerio de Salud, proporciona a sus usuarios datos en tiempo real sobre las personas contagiadas. “La aplicación compara su geolocalización con la de los pacientes infectados. Cuando hay un encuentro entre los dos, se recibirá un enlace del Ministerio de Salud que indica el procedimiento a seguir”, afirman las autoridades. “Hamagen", que superó el millón de descargas en un país con siete millones de habitantes, también funciona como un GPS anti coronavirus, anticipando a los usuarios qué focos de infección deben evitar en sus recorridos.
Por qué Israel no tiene muertos por coronavirus
La aplicación nació tras la controversia sobre el uso de medidas antiterroristas del Shin Beth, el servicio de inteligencia interior, para vigilar a la población. Con "Hamagen" la ecuación se da vuelta. La población descarga "voluntariamente" una aplicación y los datos se almacenan "sólo en el aparato del usuario", dice en su blog Omri Segev Moyal, presidente de la start-up Profero, que desarrolló el software.
Más de 320 mil personas (el 9,2% de los empleados) trabajan en Israel en empresas tecnológicas. El ecosistema tecnológico israelí no nació de un día para el otro. El Estado destina 4,5% de su Producto Bruto Interno (PBI) a investigación y desarrollo.
El sistema sanitario israelí también se preparó para la pandemia. El hospital Shiba, localizado en Ramat Gan, abrió un ala subterránea para tratar a pacientes en estado crítico. La unidad en aislamiento se encuentra bajo tierra a dos kilómetros y medio del complejo hospitalario y cuenta con su propia infraestructura. Tiene 40 camas y un sistema avanzado de telemedicina y monitorización. El departamento, llamado Corona Critical Care Unit (CCCU), cuenta con una infraestructura eléctrica especial, robots, y respiradores.
“Cuando los casos no son tan graves, podemos ofrecer tratamiento médico de forma remota”, sostiene la doctora Galia Barkai, directora de telemedicina de Shiba y jefa de la unidad de enfermedades infecciosas pediátricas. “Pero cuando la gente necesita respiración artificial los equipos médicos tendrán que entrar en las casas con equipo protector”, añadió.
Tyto Care, una compañía de tecnología, desarrolló aparatos portátiles que examinan el corazón, los pulmones, la piel, los oídos, la garganta y el abdomen, así como la temperatura corporal. El hospital también utiliza Datos, una plataforma de big data que recopila información de los pacientes para proporcionar tratamientos. El sensor EarlySense se coloca en los colchones para monitorear a la distancia el sueño, las señales vitales y los movimientos del paciente que descansa en su hogar.
En Israel, las autoridades combaten al coronavirus con herramientas tecnológicas del Siglo XXI.
El objetivo de la telemedicina es reducir al mínimo los contactos entre el personal sanitario y los pacientes, no sólo para ralentizar la propagación del virus, sino también para que no colapsen los hospitales, donde se atienden a los que requieren cuidados intensivos.
Vocalis Health, otra empresa tecnológica israelí, anunció que está desarrollando una aplicación que permitiría a los profesionales de la salud detectar, mediante el sonido de la voz, si una persona está infectada. Se trata de un banco de voces, donde están grabadas las de personas infectadas y las de aquellas que aún no contrajeron el virus. Con esas muestras sonoras, se buscará identificar, gracias a la inteligencia artificial, “la huella vocal” del virus.
FeL