Estambul – Odiado por los nacionalistas turcos, incomprendido a veces por su propia comunidad, el periodista turco de origen armenio Hrant Dink, asesinado ayer en Estambul, era también admirado por muchos a raíz de su compromiso en favor del diálogo entre los dos pueblos.
“Porque buscaba la reconciliación a través de la verdad, era detestado por los ‘duros’ de ambos campos. Era un blanco”, escribió hoy el editorialista Yavuz Baydar en el diario en inglés Today's Zaman.
Dink, de 53 años, fue asesinado por un desconocido que le disparó tres balazos en la cabeza y el cuello en la sede del semanario bilingüe turco-armenio Agos, que había fundado hace diez años junto a varios amigos y que actualmente dirigía. El hombre ya había sido muy atacado por la extrema derecha turca a raíz de sus posiciones sobre la cuestión armenia.
En efecto, en sus emotivos discursos públicos, el periodista nunca se privó de utilizar la palabra genocidio –refutada por las autoridades de Ankara– para calificar las masacres de armenios entre 1915 y 1917 en Anatolia. Este tipo de declaraciones le valieron varias demandas judiciales y una condena a seis meses de prisión –de la que se benefició de una libertad condicional– por “insulto a la identidad turca”.
Pero Dink tampoco dudaba en irritar a la diáspora armenia, por ejemplo al criticar abiertamente un reciente proyecto de ley francés que pretendía penalizar la negación del genocidio armenio. “Es una imbecilidad”, aseguró en octubre de 2006 el periodista al referirse a la propuesta francesa. "Revela hasta qué punto aquéllos que asfixian la libertad de expresión en Turquía y los que buscan asfixiarla en Francia tienen la misma mentalidad”.
Hrant incluso estaba dispuesto a ser blanco de más insultos por acudir a los tribunales en expresión de su apoyo a otros intelectuales también perseguidos por sus opiniones, como el Premio Nobel de Literatura 2006, Orhan Pamuk, o la novelista Perihan Magden. “Viniste a mi tribunal. Al ver la multitud de linchadores en la entrada, no entraste para no dar lugar a la provocación (...) y luego te excusaste por no haber estado a mi lado”, recordó ésta el sábado en el diario liberal Radikal.
“Eras un verdadero hijo de Anatolia, un verdadero patriota. Estas tierras, estos pueblos, estas personas, las amabas de corazón, eras un hombre de gran corazón”, escribió Magden en un último homenaje al hombre que nació en una familia humilde de Malatya, en el este de Turquía. De hecho, la novelista fue una de los numerosos periodistas que este sábado expresaron su profundo dolor por la muerte de su colega.
Emigrado con su familia a Estambul a los siete años, los padres de Dink se separaron y él continuó junto a sus dos hermanos en un orfanato. Más tarde, estudió zoología y filosofía, y se casó con otra huérfana, con quien tuvo tres hijos. Sus oficios fueron variados: trabajó con el patriarca armenio, dirigió una colonia de vacaciones armenia y luego una librería, hasta la fundación del semanario Agos en 1996.