El golpe de Estado en Bolivia resonó en todo el continente, pero tuvo un eco especial en Venezuela, donde la oposición y el chavismo, enzarzados en un enfrentamiento político e institucional, midieron fuerzas ayer en las calles, con la premisa de repetir o evitar lo que sucedió el domingo pasado en La Paz. La “brisita bolivariana” se esfumó ante el ruido de sables que llegó del altiplano. Juan Guaidó, jefe del Parlamento y reconocido como presidente encargado por más de cincuenta países, pidió que “el poder de las armas esté con la Constitución”, en un mensaje dirigido a las fuerzas armadas.
La oposición venezolana intentó relanzar las protestas, que alcanzaron su punto más alto en enero y febrero y luego se desinflaron, al fracasar los intentos por quebrar el apoyo monolítico de los militares al mandatario Nicolás Maduro. “La gente en la calle fue lo más importante para Bolivia”, dijo el dirigente de Voluntad Popular. Esa palabra también fue pronunciada en la contramarcha organizada por el gobierno, pero con un sentido diametralmente inverso. “Quienes soñaron con la penosa idea de que aquí podrían hacer lo mismo que en Bolivia, nosotros no les vamos a dar esa chance”, aseveró Diosdado Cabello, número dos del régimen.
Desde que se autoproclamó presidente encargado a finales de enero pasado, Guaidó llamó a las fuerzas armadas a retirar su respaldo al chavismo. El Parlamento, el único poder que controla la oposición, sancionó dos leyes que garantizan el perdón a los oficiales que ayuden a “restituir el Estado de derecho”, que considera roto desde que Maduro asumió un cuestionado nuevo mandato a principios de año. “Tenemos que insistir hasta que el poder de las armas no esté del lado del usurpador, sino del lado de la Constitución”, dijo Guaidó ante cinco mil simpatizantes concentrados en el este de Caracas.
Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, consideró en diálogo con PERFIL que en Venezuela “no están aún presentes” los factores claves que determinaron la salida de Evo Morales del poder. “No hay un evento electoral que cree momentum, ni la oposición está articulada, ni el sector militar está desmarcado, ni ese desmarque le garantizaría su permanencia a futuro”, aseguró. Sin embargo, la oposición llamó a estar en las calles de manera permanente, intentando capitalizar el descontento por la crisis económica, que llevó a enfermeras y docentes a anunciar un paro.
Guaidó fue uno de los primeros en reconocer a Jeanine Añez, presidenta de facto de Bolivia. En una videollamada trasmitida ayer por la televisión estatal de ese país, el líder opositor dijo que “Bolivia era una fuente de inspiración” para los venezolanos. El régimen de Maduro dispuso un fuerte operativo de seguridad y militarizó las principales ciudades del país. El viernes, uniformados de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) irrumpieron en la sede de Voluntad Popular, golpearon a militantes y robaron celulares y computadoras. “Esto refleja el miedo de la dictadura”, denunció Guaidó.
El chavismo denunció un “plan para aislar” a su gobierno
En una contramarcha celebrada en Caracas, de la que no participó Nicolás Maduro, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, descartó que en Venezuela ocurra lo mismo que en Bolivia y aseguró que las “fuerzas revolucionarias” están preparadas para enfrentar “cualquier agresión”.
Cabello calificó el golpe en Bolivia y la ruptura diplomática con Venezuela como parte de un “plan” para “aislar a Venezuela”. “Quienes terminarán aislados son ellos. Lo que ocurre en Bolivia con asesinatos de jóvenes en Cochabamba es lo que quisieron hacer aquí en Venezuela”, agregó, sin aludir a las denuncias de ejecuciones extrajudiciales y persecución a opositores en Venezuela. Además, el número dos del régimen amenazó al líder opositor Juan Guaidó: “Hasta la calle donde vives te podemos cerrar”.
Maduro llamó por teléfono a la transmisión de la televisión estatal y se congratuló por la “impresionante” movilización del chavismo.